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Lo Valledor no quiere vendedoras negras: cafeteras expulsadas se organizan para sobrevivir

Aunque desde hace algunos años podían trabajar pagando cuotas a los dueños de los locales del mercado mayorista, la vocera del primer sindicato de mujeres haitianas en el país, Iselaine Jean, explicó a Diario y Radio Universidad de Chile el quiebre que hace algunos meses tuvieron con la administración general y las opciones que tienen para reinventarse.

Eduardo Andrade

  Domingo 13 de octubre 2019 15:15 hrs. 
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Basta con entrar a Lo Valledor para darse cuenta de que el negocio ambulante no se ha ido, de que los trabajadores haitianos son en número equiparables con las múltiples nacionalidades que conviven allí dentro, y que los espacios más o menos limpios tienen poco o nada que ver estos dos últimos detalles.

Sin embargo, hace cuatro meses, la administración de un mercado que acapara el 92 por ciento de las ventas mayoristas de Santiago, utilizó todas las razones mencionadas anteriormente para expulsar a más de 40 trabajadoras haitianas que ofrecían café en carritos de supermercado.

Para entender este conflicto es necesario recordar la época en la que Haití no era una nación con inmigrantes recurrentes en Chile. Allí, hace más de ocho años, Iselaine Jean se convirtió en una de las primeras trabajadoras afrodescendientes de un local de comida dentro de Lo Valledor. La contrataron y la echaron un par de veces, hasta que una de sus jefas le propuso vender café como ambulante durante la madrugada.

La idea se convirtió en tendencia en poco tiempo. Las migrantes haitianas elegían las comunas del sur como lugar de residencia, pero sin papeles a la mano, ser ambulante era la opción más cercana. Todo bajo un mecanismo que estaba resultado muy lucrativo para un grupo de empresarios.

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Iselaine, en conversación con Diario y Radio Universidad de Chile, lo recordó así:

Pagaba 30 mil pesos semanales a una persona solamente por el permiso verbal. Tenía buscar otro lugar para guardar y hervir mi agua. Si me encontraba con un guardia, le decía que estaba trabajando con esa persona. Llevé más de 3 años pagando ese dinero semanalmente. Eran 120 mil pesos mensuales”.

Hagamos cálculos. Un empresario que hacía de padrino de una vendedora ambulante y que no le pasaba ni un solo producto para vender, podría tener a su cargo, según Iselaine, entre 15 y 20 trabajadoras pagando la llamada cuota de permiso. Así, las ganancias que superaban los 2 millones de pesos empezaron a llamar la atención de la administración general, y entonces, llegaron los problemas.

La administración se dio cuenta que ellos no estaban ganando plata con nosotras, que solamente los dueños de los locales están ganando plata. Llamaban a los dueños de los locales para las reuniones, pero no a nosotras. Allí empezaron a quejarse”, aseguró Iselaine.

Esto, sin embargo, detonó con la expulsión de todas las vendedoras de café de Lo Valledor, no sin antes escuchar la oferta de la administración del mercado: arrendar food tracks allí dentro a precios similares a lo que significaría pagar por un puesto de verduras; es decir, un imposible.

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La respuesta que la administración recibió de vuelta fue la conformación del Sindicato de Cafeteras de Lo Valledor, una iniciativa que se convirtió en el primer sindicato de trabajadoras haitianas en Chile, y que agrupa hoy a 41 vendedoras ambulantes, que aún se escabullen de los guardias durante las madrugadas.

Esta iniciativa ha sido respaldada por entidades como la Cátedra de Racismo y Migraciones Contemporáneas de la Universidad de Chile, que, en la voz de la académica, Constanza Ambiado, se pronunció respecto lo que esto significa para la población migrante, la mujer y la cultura afrodescendiente en el país.

“El que haya una agrupación de mujeres haitianas es especialmente valorable y requiere de todo el apoyo posible para dar cuenta de la fuerza que tienen los movimientos de mujeres en Chile. Así como las compañeras del norte lograron el reconocimiento del estado, aquí también hay una lucha que no tiene que ver con la identidad sino con el reconocimiento laboral”, comentó Ambiado.

Constanza Ambiado.

Constanza Ambiado.

Hoy, además, ante las múltiples negativas de la administración general del mercado, el sindicato está recibiendo apoyo de la Universidad de Valparaíso y de la Central Unitaria de Trabajadores, para buscar nuevas formas de empleo, asesoradas por estudiantes de ingeniería comercial y administración.

La profesora encargada de esta iniciativa, Karin Bernier, explicó a nuestro medio en qué consiste esta colaboración que ya lleva aproximadamente un año y medio.

“Inicialmente la idea fue formar una cooperativa que pudiese seguir trabajando en Lo Valledor, pero como ese un trabajo que se hace en la noche, muchas de las mujeres son madres y pensamos en cómo generar oficios que pudieran generarles entradas económicas”.

La última de estas ideas hoy viene siendo concretada todos los martes en el local del Partido Comunista de la población La Victoria, y que consiste en un taller de artillería. Según Bernier, se espera que pronto, este tipo de actividades puedan expandirse incluso a través de recursos públicos, y que resulten una alternativa concreta de trabajo para las vendedoras que Lo Valledor no quiso, pero que el Estado no debería abandonar.

 

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