Tras una semana de inéditas movilizaciones callejeras, todo parece indicar que el país se acerca a un momento verdaderamente decisivo de su experiencia política más reciente. Según cuán capaces seamos de conseguir lo que hemos exigido durante los últimos días, la posteridad hablará de nosotros como sujetos responsables de su propia historia, o como meros objetos sacrificiales del poder.
Cómo no recordar, entonces, esa secuencia inicial de la película Match Point, de Woody Allen, en la que la pelota de tenis golpea la red y en cámara lenta sube girando sobre sí, desafiando al espectador a adivinar si pasará al otro lado o caerá hacia atrás; mientras el narrador en off va diciendo: “Con un poco de suerte va hacia adelante, y ganas. O quizás no, y pierdes”. Así también, y por lo visto, en Chile nada está definido aún.
Claramente, las medidas paliativas de contención del estallido, propuestas por el gobierno como solución para el problema, no han hecho amainar el fervor de los manifestantes. Lejos de retraerse en su expresión y conformarse con ellas, han continuado presionando y mostrándole al país que algo mucho más sustantivo los anima y que ello no es la voluntad de seguir disponiéndose sumisamente a los designios de la clase política.
La ciudadanía activa, sustentada en una conciencia crítica y muy consciente de su capacidad de construir un nuevo relato propio del acontecer, ahora quiere ser protagonista del porvenir. Transversalmente constituida, sin distingos de rango etario, clase social, nivel de ingreso o preferencia sexual, se expresa como un todo inorgánico, pero muy coherente y cohesionado.
Ciertamente, todo está por verse. Más temprano que tarde, esta fuerza social, por su indesmentible capacidad de desafiar al poder con su verdad insumisa, develará ese gesto hipócrita con que este ha querido construir la escenografía acartonada de país, hoy en trámite de desmoronamiento.
Quizás, ahora solo quepa conseguir que la pelota siga su curso y traspase por fin la barrera contra la que durante tantos años se ha estrellado infructuosamente.