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Conmemorando marzo feminista en tiempos de pandemia

Columna de opinión por Denisse Quijada Sánchez
Domingo 21 de marzo 2021 10:09 hrs.


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En esta nueva de marzo feminista 2021, no podemos olvidar que la pandemia covid-19 ha impactado la vida de las Mujeres en todas sus dimensiones. La pandemia hizo visible lo que hasta entonces estaba invisibilizado en la sociedad capitalista-patriarcal-neoliberal: la crisis de los cuidados, la violencia doméstica, la precarización del trabajo.

El contexto socio-sanitario  agudiza las brechas entre hombres y mujeres en los distintos aspectos de la vida pública y por sobretodo privada. El incremento de los índices de violencia contra las mujeres  y el alto índice de cesantía femenina alcanzando cifras de 11% de acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), develan el carácter desigual de nuestra sociedad y de la pandemia que como se ha dicho tiene “rostro de mujer”.

Las mujeres llevamos décadas de lucha por nuestros derechos y estos aún siguen siendo vulnerados, es más, ni siquiera se nos ha garantizado el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, obtener salarios justos e igualitarios, donde aun no se reconoce ni valora el trabajo domestico y de cuidados -No remunerado-,  siendo este último el pilar en que se sustenta el capitalismo patriarcal para reproducir la mano de obra que luego se inserta en la sociedad de consumo.

“Como han demostrado las historiadoras feministas, el capitalismo nunca ha podido industrializar el trabajo doméstico… El trabajo doméstico fue una creación del capitalismo de finales del siglo XIX, construido en el auge de la industrialización tanto para pacificar a los trabajadores masculinos como para impulsar el cambio de la industria textil a la pesada”(Federici, 2013). En este contexto, la conmemoración del día internacional de la mujer deviene de un periodo histórico –fines del siglo XIX- en que se transforma la economía, el modo de producción y de trabajo, donde las mujeres eran explotadas y ninguna ley las protegía, cuestión que aún sigue muy vigente a estas alturas del siglo XXI dado que aún las mujeres siguen siendo explotadas y si bien existen leyes que nos protegen en estas materias, estás aún son insuficientes.

A su vez, este mes nos recuerda que aún nos queda mucho por seguir luchando y me detengo en el mundo del trabajo dado que “mientras el trabajo reproductivo siga devaluado mientras siga considerándose una tarea privada y de responsabilidad exclusiva de las mujeres, estas siempre tendrán menos poder que los hombres para oponerse al Estado, y permanecerán en condiciones de extrema vulnerabilidad social y económica” (Federici, 2013).

Aún faltan décadas, de acuerdo a estimaciones realizadas por ONU Mujeres para alcanzar la igualdad de género en materias como el cuidado, la paridad en cargos directivos, acortar las brechas salariales, reducir los índices de violencia y femicidios, esto solo como ejemplos de que los Estados aún no se hacen cargo de generar políticas publicas efectivas que permitan mayor igualdad y equidad, a pesar de los acuerdos y tratados suscritos.

En tiempos de crisis y en el marco del proceso constituyente en el que nos encontramos en el país, nos invade la ilusión que la constitución se redacte efectivamente con paridad de género, que se posicione el fin de la desigualdad de género en todos los ámbitos que nos convocan a las mujeres y se garanticen como derechos constitucionales para avanzar hacia una sociedad más justa e igualitaria, sino ¿Cuánto más tendremos que esperar?.

 

La autora es Socióloga, Feminista. Académica Depto. de Enfermería de la Universidad de Chile.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.