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Año XVI, 28 de marzo de 2024


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Nuevos municipios para un nuevo gobierno

Columna de opinión por Francisco Medina
Jueves 17 de marzo 2022 10:15 hrs.


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El presidente electo Gabriel Boric ha recalcado que al término de su mandato espera tener menos poder, refiriéndose a la necesidad de descentralizar el poder que concentra la figura presidencial en Chile, déficit histórico de nuestro país.

En el plano municipal, el estallido social del 2019 junto con procesos territoriales de organización, incorporó un número significativo de nuevos liderazgos y la consolidación de proyectos municipales de cambio que se venían gestando. En este contexto, es importante reflexionar sobre cómo los nuevos liderazgos municipales y la voluntad descentralizadora del nuevo gobierno implicarán nuevas formas de abordar el rol y alcances de los municipios en un Chile que aún está en (re)configuración, puesto que,en general, los municipios se han caracterizado por ser la extensión y reflejo institucional de un Estado vertical, austero y precario, en muchos casos cooptados por élites locales y redes clientelares.

La importancia de esta reflexión pasa por, al menos, dos elementos. El primero es que los municipios pueden impactar, positiva o negativamente, en las desigualdades urbanas, afectando de forma concreta la vida cotidiana de las personas, lo que ha quedado en evidencia los últimos años, donde, los municipios  han destacado con su liderazgo en la provisión de bienes de primera necesidad, a pesar de la precaria armazón institucional con que están diseñados, sobre todo en materia presupuestaria. El segundo elemento, es cómo se incorpora la demanda del estallido social de desarrollar nuevas formas de encuentro entre las instituciones públicas, movimientos sociales y la ciudadanía. Respuesta en la que los municipios son claves, pues son el primer espacio institucional con el que la ciudadanía interactúa en virtud de la naturaleza de sus funciones.

Para ambos elementos, los espacios locales tienen la ventaja de facilitar el encuentro o proximidad entre habitantes, y entre habitantes e instituciones públicas. Sin embargo, es importante no caer en lo que Mark Purcell denomina la “trampa local”: la idealización de que los localismos reúnen inherentemente fuerzas sociales justas y democráticas. Lo cierto es que los espacios locales y sus instituciones son susceptibles de los mismos riesgos presentes en otras escalas de organización, por lo tanto, si no se replantean los lentes para mirar las instituciones y las escalas locales, los gobiernos municipales corren el riesgo de transformarse sólo en nuevas élites que desplazaron a las antiguas.

Este desenlace sería una clara falla respecto a las expectativas que la ciudadanía ha depositado en las fuerzas de cambio y los proyectos políticos-sociales que hay detrás de ellos/as. Lo anterior, incluso en un contexto en que estos nuevos gobiernos municipales desarrollarán su gestión de manera más eficiente, proba e innovadora.

Un camino para evitar una descentralización fallida del poder es dejar de mirar los municipios meramente como una extensión del aparato estatal, y replantearnos como un espacio de entrada de la ciudadanía a la toma de decisiones institucionales. Así, las instituciones locales deberían funcionar como catalizadoras de cambio, incorporando las fuerzas sociales que impulsen transformaciones políticas, sociales y económicas destinadas a combatir las actuales desigualdades.

La incorporación de las fuerzas sociales en los procesos de toma de decisiones institucionales debe basarse en la idea de democracia participativa (radical), generando y habilitando los espacios necesarios para que acciones colectivas logren permear la toma de decisiones. La lógica de los nuevos liderazgos locales no debiera ser apropiarse o monopolizar estas construcciones o fuerzas sociales (como suele hacer el Estado) de manera de hacer políticas progresistas, sino que transformar la propia institución y sus mecanismos de gestión del poder, abriendo las instituciones y dando autonomía a las fuerzas sociales y ciudadanas. En esta dirección, el gobierno de Gabriel Boric constituye una oportunidad real para que los municipios en un trabajo colaborativo con el gobierno central innoven en nuevas formas de abordar el rol y los alcances de los gobiernos municipales.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.