Frente a los hechos recientemente conocidos por la opinión pública respecto a la Denuncia Penal realizada por el Ministerio de Salud, por tortura, tratos crueles, inhumanos y degradantes en el Hospital Psiquiátrico de Valparaíso, como Sociedad de Salud Mental Comunitaria de Chile expresamos nuestra solidaridad con todos/as aquellos/as quienes han sido víctimas históricas de un sistema de salud mental excluyente y fragmentador, siendo condenados/as a vivir encerrados/as en contra de su voluntad por décadas en instituciones manicomiales, sin haber cometido crimen alguno. Sujetos que hasta el día de hoy permanecen sufriendo las precariedades del abandono del Estado y que han sido vulnerados en espacios que debieran ser de sanación. Esta realidad no pertenece al pasado, ocurre en Chile hoy.
La vulneración de Derechos Humanos en contextos de atención en salud mental en Chile es sistémico y orgánico, entrando en abierta contradicción con el proceso de profundización democrática que como país vivimos y con el cual este gobierno se ha comprometido. Estas contradicciones se cristalizan en dispositivos institucionales obsoletos, siendo su máximo exponente los Hospitales Psiquiátricos. Como sociedad no podemos permitir que la forma de enfrentar un problema de salud sea mediante la exclusión, la estigmatización, el abandono, la invisibilización y la violencia.
Nos preocupa profundamente la forma en que se está enfrentando este problema desde el Ministerio de Salud, exteriorizando y traspasando la responsabilidad hacia los trabajadores/as y gestores/as, como si el Estado no tuviera responsabilidad alguna en el histórico abandono de la Salud Mental, su precarización, asumiendo medidas que eluden el abordaje de los temas de fondo. Muestra de ello, es la ambigua política respecto a los recintos asilares manicomiales que hoy hace crisis con la denuncia presentada.
Como ya ha ocurrido en parte importante del mundo desarrollado, y cómo está ocurriendo en varios de nuestros países en Latinoamérica, se debe iniciar una política progresiva, pero decidida, de cierre de los Hospitales Psiquiátricos en nuestro país, junto con la reconversión de estos recursos en un sistema de salud mental moderno, democrático y basado en la comunidad, que dé satisfacción a las necesidades en salud mental de todas y todos los chilenos sin exclusión alguna. Llamamos a las autoridades, a que se convoque con suma urgencia a todos los actores para generar una mirada comprehensiva, que dé cuenta de la complejidad del problema y que establezca caminos claros de superación.
Vemos el riesgo que, tras este lamentable episodio, las instituciones manicomiales que por décadas hemos intentado superar, resulten fortalecidas con inyección de recursos que permitan su perpetuación. Comprendemos el imperativo ético y la urgencia de fortalecer las condiciones de dignidad para usuarios/as y trabajadores, pero sólo de manera transitoria y con miras hacia la erradicación definitiva de estos enclaves asilares.
Como Sociedad ponemos a disposición nuestra voluntad y capacidad para contribuir en esta tarea urgente e ineludible, responsabilidad de todas y todos.
Sociedad de Salud Mental Comunitaria de Chile