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Axel Callís y voto obligatorio: “Si esto fuera bueno, los países con buenas democracias lo imitarían y no lo imitan”

El sociólogo y experto electoral analizó, entre otras cosas, las características del voto obligatorio tras el plebiscito de salida: "Lo raro nuestro es que somos el país que pasó de lo voluntario a lo obligatorio, algo que no ocurre nunca" expresó.

Diario UChile

  Martes 13 de septiembre 2022 18:47 hrs. 
El sociólogo y analista político, Axel Callis.El sociólogo y analista político, Axel Callis.

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En conversación con el programa Política en Vivo de Radio Universidad de Chile, el sociólogo y director de Tú Influyes, Axel Callís, analizó las implicancias del plebiscito de salida que dio como vencedora la opción Rechazo con más del 62% de las preferencias.

Una de las reflexiones que dejó el proceso eleccionario del pasado 4 de septiembre fue el rol del voto obligatorio con inscripción automática, un hecho inédito para el país.

Al respecto, el analista expresó que “lo que va a venir es un proceso de regulación, Chile no va aguantar el 86% de participación. Lo más probable es que se regule como sucede en todos los países donde hay voto obligatorio (…) no es que vamos a mantener los 13 millones de aquí para siempre, va a disminuir bastante y sobre todo porque la ley va a regular. Van a permitirle a las personas mayores de 70 años excusarse, no tiene sentido que esas personas estén obligadas a votar. Esto es un tsunami pero va a tender a regularse y a calmarse” afirmó.

Consultado por el nivel de volatilidad de los nuevos electores, Callís expresó que “los no votantes están entre nosotros, nunca fueron un grupo, siempre estuvieron disueltos.  Lo que pasa es que son personas que no exteriorizan, no van a votar porque participan de otra agenda. Está más exacerbado en los sectores populares y los sectores rurales, pero también hay un grupo importante de personas en la clase media que también no votaba. No es que tengan un sesgo que los haga distintos. Habría ido a votar mucha gente igual con o sin voto obligatorio”, puntualizó.

Asimismo Callís enfatizó en las particularidades de nuestro país en caso que el voto obligatorio se instale definitivamente: “Lo raro nuestro es que somos el país que pasó de lo voluntario a lo obligatorio, algo que no ocurre nunca. Es primera vez, porque esta cosa en el mundo electoral es como raro”.

“El voto voluntario lo que hace es decir que los partidos tienen que competir, tienen que mejorar la oferta y lo obligatorio es todo lo contrario, es decir, voy a castigar a la población que no vota y voy a dejar que los partidos hagan todo lo que quieran; voy a poner el incentivo no en los partidos ni en la crisis de representación, sino que en la obligatoriedad para que la gente vaya a votar todo”.

En esa linea el experto indicó que “si esto fuera bueno, los países con buenas democracias lo imitarían y no lo imitan. Argentina tiene voto obligatorio, Brasil, Perú también tienen voto obligatorio y ningún país europeo tiene voto obligatorio, salvo una parte de Bélgica y una parte de Australia, todo el resto es voluntario, entonces es para hacernos pensar cómo hicimos la regresión”.

En relación a las razones detrás del contundente triunfo del Rechazo, el sociólogo partió indicando que  “lo que hubo en el estallido social fue un estallido popular, masivo y que no me cabe ninguna duda que tenía más de un 70% de apoyo entre los 13 millones (de votantes en el plebiscito).

Y agregó que “el estallido social siempre tuvo y ha tenido que ver con lo cotidiano en términos de necesidades y yo siempre he dicho que la gota que rebasó el vaso fueron las pensiones. Pero lo que estaba detrás del estallido era esencialmente las carencias básicas de una población enorme que veía y ve todavía, cómo no puede vivir con lo que tiene y vive de una forma muy precaria. Que luego eso se haya transformado en una agenda identitaria eso es otra cosa”.

En ese sentido, el analista comparó lo sucedido en Chile con la primera elección donde  Emmanuel Macron ganó la presidencia en Francia, donde, a su juicio, la izquierda no hizo una autocrítica de su vuelco a lo identitario por sobre lo popular.

 

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