Diario y Radio Universidad Chile

Año XVI, 27 de abril de 2024


Escritorio

Caza de Brujas

Columna de opinión por Patricio López
Lunes 10 de abril 2023 13:39 hrs.


Compartir en

Se conoce como caza de brujas al fenómeno histórico sucedido principalmente en los pueblos germánicos, anglosajones y franceses entre los siglos XV y XVII, en el cual decenas de miles de personas, especialmente mujeres, fueron ejecutadas y a veces de las más crueles maneras por practicar la brujería ¿Qué se consideraba brujería? En resumen, toda situación conductual y física que no se ajustara al estándar impuesto por el poder: actividades realizadas por mujeres que según la norma solo podían ser llevadas a cabo por hombres, conductas sexuales y sociales rechazadas por las autoridades religiosas e incluso malformaciones o marcas en la piel de nacimiento.

Con posterioridad, todas esas sociedades han abjurado de esta práctica y han hecho un mea culpa histórico, pero aquello no devolvió la tranquilidad ni la vida a los perseguidos. Así, cada vez que la espuria unión entre poder e ignorancia inicia procesos de acoso irracionales contra grupos de la sociedad, se usa el concepto de caza de brujas para describirlo. No es casual, por ejemplo, que las enciclopedias digitales suelan asociarlo con Macartismo, en relación al episodio ocurrido en Estados Unidos entre 1950 y 1956 liderado por el senador republicano Joseph McCarthy, que consistió en un proceso de declaraciones, acusaciones infundadas, denuncias, interrogatorios, procesos irregulares y listas negras contra personas sospechosas de ser comunistas. El vínculo entre ambos momentos terminó siendo amarrado por el notable dramaturgo Arthur Miller en su obra Las Brujas de Salem, en 1963.

Tanto la caza de brujas como el Macartismo requirieron además del ejercicio sin contrapesos del poder, de la complicidad pasiva de personas que por pánico a que les tocara a ellos guardaban silencio y respiraban aliviados cuando le tocaba al del lado, aunque tarde o temprano solía llegar a tocarles de todos modos. Si aquellos episodios fueran una fábula, entonces las moralejas serían dos: primero, que todo poder debe tener contrapeso; y segundo, que solo la acción colectiva puede atajar estas prácticas antes de que se vuelvan irrefrenables.

Bebemos de la historia para hacer mención a que nuestra sociedad está incubando todos los elementos para dar lugar a cazas de brujas. Ya empezó con el intento de imposición de una verdad única y simplificada sobre el estallido social, según la cual todos los que no se cuadraban con ella serían llamados con el calificativo devenido en insulto de octubristas. Y vemos en las redes sociales un relato según el cual éstos tienen bien merecido todo lo malo que les pueda ocurrir (para la mención a este punto es irrelevante si el octubrismo -sea lo que esto signifique- tiene o no razón, el punto es que se pretenda clausurar el debate y el derecho a pensar distinto).

Ha continuado con el despido de una periodista ante la generalizadamente impávida reacción de sus colegas y de la opinión pública, por haber dicho paco. Pero siendo el uso de la palabra tan extendido y habiéndose disculpado la autora de la afirmación en el acto por su error, porque qué duda cabe de que lo fue, parece más razonable suponer que el trasfondo no es la sanción a una individua, sino un mensaje a todos los periodistas de que no se diga nada desagradable para Carabineros (es decir, el poder ejercido sin contrapesos propio de las cazas de brujas).

Y por último, cabe mencionar la operación de generalizar la característica criminal sobre toda la población migrante, lo cual ha provocado comprensible angustia en la gran mayoría de personas nacidas fuera de Chile, que viven aquí y que contribuyen diariamente y de forma honesta a nuestra comunidad. Así como para McCarthy todos o casi todos eran comunistas, tal práctica empieza a expandirse hoy entre nosotros, frente a lo cual no corresponde mirar para el lado ni guardar silencio.

Envíanos tu carta al director a: patriciolopez@u.uchile.cl

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.