La encuesta Cerc-Mori sobre el golpe y su significación revelan – entre otras cosas – que un 36% de los chilenos cree que los militares tuvieron razón en dar el golpe de Estado. Los resultados han configurado las agendas mediáticas y han generado debate.
Pero a pesar de toda la atención que se le ha prestado, los periodistas sabemos que la credibilidad de las encuestas es equivalente a su diseño, ejecución y análisis.
Al informar sobre ellas, se debe incluir sí o sí información sobre la forma en que se llevaron a cabo – qué fue sondeado, cuándo y cómo, el tamaño de la muestra, margen de error, las organizaciones que encargaron y ejecutaron la encuesta, si tienen algunos sesgos ideológicos, y cosas así.
Por cierto, también evitar la jerga técnica y comunicar los hallazgos en un lenguaje tan claro como sea posible. Una clave para cualquier sondeo es el tamaño de la muestra. Lo comentamos ayer con mis estudiantes de periodismo de la Universidad de Chile.
Y para este caso, dígame usted ¿son sus cifras una información relevante si hablamos de una muestra de 1000 personas? Lo que ha hecho Cerc-Mori es constituirse en noticia en sí, crear opinión, crear un escenario, instalar temas de la agenda y sustentarlo en un relato que, por lo demás, hace sentido al calor de la coyuntura político electoral que estamos viviendo, pero no por eso hay que darlo como un hecho comprobado.
La encuesta no registra una realidad sino más bien crea un escenario y lo divulga sin más en vez de medir una opinión. Mil personas es poco material estadístico para sacar conclusiones destacadas de un tema tan sentido a cuatro meses de conmemorar los 50 años del golpe cívico militar. Verificar la intencionalidad detrás de una encuesta, es clave antes de consumirlas como si fueran cabritas.