Es decidor del tiempo que vivimos que al mismo tiempo que el diputado de la UDI, Jorge Alessandri, dijera “yo justifico el Golpe de Estado”, el presidente de Italia, Sergio Mattarella, rindiera homenaje en la embajada de su país en Chile a Lumi Videla.
Pero vamos por parte. El horror de lo vivido durante la dictadura tiende a olvidarse hasta el punto que las nuevas generaciones ya no lo saben, debido de manera importante al compromiso insuficiente de las instituciones con la preservación de la memoria.
¿Quién fue Lumi Videla? Fue una joven, estudiante de sociología de la Universidad de Chile, detenida el 21 de septiembre de 1974 por agentes de la DINA. Fue salvajemente torturada en el centro de detención clandestino de José Domingo Cañas junto a su pareja, Sergio Pérez, aparentemente con el propósito de obtener información sobre el paradero del máximo líder del MIR, Miguel Enríquez, y luego asesinada. Ella tenía el visado para asilarse en Italia, debido a lo cual y como demostración de la infinita crueldad de los detentores del poder, el director de la DINA, Manuel Contreras, ordenó personalmente que su cadáver fuera lanzado por la pandereta de la embajada de ese país, a los patios donde en ese momento había una gran cantidad de refugiados, algunos de los cuales conocían a Lumi Videla y debieron vivenciar la tétrica escena.
Mientras ahora el diputado Alessandri dijo lo que dijo, el presidente Mattarella ha venido a rendir tributo a una de las miles de víctimas de la dictadura, para las cuales las instituciones han escamoteado la verdad, la justicia y la reparación. El dirigente europeo ha señalado, en conferencia en la Casa Central de la Universidad de Chile, que “hay que pronunciar de forma clara el ‘no’ a cualquier negacionismo, caldo de cultivo hacia las nostalgias autoritarias”.
Cuando hace diez años, con motivo de los 40 años del Golpe, el entonces presidente Sebastián Piñera hizo mención a los cómplices pasivos, en un gesto que supuso un avance que brilla aún más en comparación con el lamentable panorama de los 50 años, hacía alusión a personas e instituciones que por distintas razones sostuvieron la acción criminal y por lo tanto ilegal de la dictadura, entre ellas los medios de comunicación. Y así como el asesinato de Lumi Videla es uno de los hechos más crueles cometidos por las fuerzas represivas, la cobertura del hecho es también una de las más vergonzosas de la historia del periodismo chileno. Primero, por difundir la canallesca versión oficial que había sido asesinada en una “orgía entre asilados”. Y luego, por la manera en que se burlaron, ejemplificada en la viñeta de Renzo Pekenino, Lukas, publicada en El Mercurio, donde retrataba a Lumi Videla como una mujer bala siendo lanzada por un cañón hacia dentro de la Embajada de Italia.
Esa misma prensa fue corregida esta vez por la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, luego de que un portal del duopolio dijera que el Presidente Mattarella había homenajeado a una “mirista muerta”. En una declaración, se señaló que “vemos con preocupación e indignación que a 50 años del Golpe ciertos medios de comunicación, los mismos que en su momento negaron, mintieron y difamaron a nuestros familiares, nuevamente titulen noticias de manera malintencionada y con la atención de agraviar”. Una vez más, las agrupaciones de familiares de las víctimas actúan como el Pepe Grillo de nuestra sociedad desmemoriada, con toda la incomodidad que aquello provoca.