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Año XVI, 10 de mayo de 2024


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Las cuentas pendientes de una generación

Columna de opinión por Faride Zerán
Sábado 19 de agosto 2023 10:21 hrs.


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Dino Pancani, periodista y profesor de periodistas nos advierte desde la primera línea de su libro” Cuando te diga NO soy primavera. G80-La generación que derrotó a Pinochet”, que estamos ante un trabajo poco ortodoxo en su estructura y heterogéneo en su lenguaje. Que se trata de un texto híbrido que no reconoce géneros ni fronteras y que busca eludir tanto las complejidades y asperezas del habla académica como “lo anecdótico y supuestamente descomprometido con la historia que predomina en el estilo periodístico.”

Antes y a modo de preámbulo el poeta Camilo Brodsky despliega una suerte de manifiesto poético/épico/ético de la generación de los 80, porque de eso estamos hablando, en el que invoca y evoca los nombres, los rostros, las señas de identidad de esos jóvenes, de esos hombres y mujeres que formaron parte de una generación que creció hablando y pensando en plural, donde el yo era un nosotros, y el futuro un proyecto masivo de libertad.

Qué es una generación sino una memoria común repleta de sueños, esperanzas y frustraciones, con triunfos y derrotas contenidos en distintos espacios que copan un pedazo de la historia.?

Qué es una generación sino un tiempo vivido en común, en este caso tiempo de canallas, pero también de héroes lanzados al abismo de una época despiadada, flanqueada por términos como estado de sitio, toque de queda, desaparecidos, torturados, exiliados, censurados, y más ….?

De eso trata esta crónica que a veces adquiere el tono de ensayo y otras de proclama.

Trata de una generación pero por sobre todo de una memoria evocada por Dino Pancani y cuyo epicentro es la lucha de los jóvenes de los años 80 contra la dictadura, lucha librada en distintos frentes: la casa, la escuela , la calle, la barricada, la protesta, la peña , las cacerolas , la clandestinidad, la militancia y tanto más y que costó la vida a decenas de ellos. .

Es la memoria invocada en nombre de todos a través de una fotografía, un cuaderno, un recorte, un panfleto plasmados en las páginas de este libro que ilustran una épica que su autor se propone rescatar hoy, cuando la memoria pasa a ser un terreno de disputa a 50 años del golpe de estado cívico militar, y en medio del auge de los discursos negacionistas y de las narrativas de una extrema derecha que pretende borrar /ocultar/ reescribir la historia a su antojo.

Y es que este relato se asume coral en tanto la voz y el espíritu de una generación. Una generación que luchó y enfrentó a una dictadura, que creció al amparo de programas miserable para hacer frente a la cesantía y el hambre como el PEM y POJ. Que protagonizó las primeras revueltas estudiantiles y las primeras protestas en los barrios y las poblaciones; la que hacía saltar las torres de alta tensión y otras acciones de sabotaje contra la dictadura; la que protagonizó la primera toma de un colegio. Aquella que en 1986, como nos recuerda Pancani, “año decisivo para las fuerzas democráticas” , hizo un llamado para botar libros, lo que se traducía en despreocuparse de las clases y poner todos los esfuerzos para botar al dictador.

Una generación que hoy y como lo señala el título de este libro, se asume como aquella que derrotó a Pinochet pero que pagó un alto costo como lo describe su autor:

“Los golpes que sufrió la generación de los ochenta entre junio y septiembre de 1987 fueron demoledores; la cantidad de jóvenes asesinados representaba el amplio espectro de ser joven: artistas, estudiantes, pobladores obreros, cesantes y, por supuesto, militantes dedicados exclusivamente a la lucha contra la dictadura.

…” Dolor, rabia y convicción de que la bronca era el único sentimiento posible de tener fue el estado que se intensificó durante los días 15 y 16 de junio, cuando la prensa iba informando del asesinato de doce jóvenes rodriguistas.”

Por ello el reclamo, la frustración y las cuentas pendientes con la transición van cruzando este relato/testimonio/ de un tiempo, de una época que no ha sido suficientemente narrada, así como de una épica y una ética que aún espera ser reconocida.

Cito. “La otrora resistencia a la dictadura durante la transición democrática se volvió invisible, y quienes en democracia sostuvieron ideas y prácticas de ese período, padecieron torturas, prisión y “extrañamiento.”. Recordemos, sigue la cita, “que durante la transición no se usaba la palabra exilio o deportación; extrañamiento era el concepto que señalaba la salida obligada de una persona a vivir a otro país.”

Quienes vivimos los ochenta sabemos que fue la década en la que los aparatos represivos de la dictadura renovaron sus prácticas del terror y el amedrentamiento contra la población civil desplegando sus recursos más macabros y exhibiéndolos como una forma de amedrentar a un país que empezaba a organizarse.

Es la década se inicia con el asesinato del líder sindical Tucapel Jiménez y del expresidente Eduardo Frei.

Es la década en que matan de manera brutal a Manuel Guerrero, José Manuel Parada y Santiago Nattino .

Son los años en que acribillan a balazos en pleno toque de queda al periodista José Carrasco Tapia, y asesinan a Gastón Vidaurrazaga, y a otros dos militantes opositores al régimen en represalia por el atentado fallido al dictador; es el tiempo en que llega Superman a Chile , el actor Cristopher Reeves, para solidarizar con las decenas de actores, actrices, periodistas, amenazados de muerte.

Es, sin duda, un tiempo de terror que Dino Pancani evoca trayéndonos a la memoria esos pequeños grandes relatos protagonizados por quienes fueron tejiendo a diario los hilos de una trama resistente capaz de desafiar ese horror aún al precio de sus vidas: Eduardo Jara, Mario Martínez, Aracely Romo, Tatiana Fariña, Carlos Godoy Pedro Mariqueo ,Paulina Aguirre, Julio Muñoz, Claudio Paredes, Mauricio Gómez, entre tantos otros , otras luchadoras, luchadores sociales…

Para Pancani, “la generación de los ochenta es un grupo articulado en torno a la resistencia a la dictadura, precursor de un sistema democrático que reemplazó al régimen militar, más no a su obra”.

Por ello afirma que “Pinochet entrega el gobierno entre otras razones, por la lucha insistente de las y los jóvenes ochenteros, quienes no lograron tener la gloria de haber desarticulado el sistema político, económico y social de la dictadura”

“Este fracaso, concluye Pancani, permitió que la generación anterior construyera una transición sin romper los moldes del régimen militar y, a su vez, dejó un sabor a derrota que acabó por hacer sucumbir a la generación más joven…”

Mientras escribo estas líneas pienso en los destinatarios de este libro. Son los jóvenes de hoy que poco o nada saben de ese período, de esa generación, de esos sueños…y de esas derrotas.

Son también los alumnos de Dino Pancani a quienes él bien conoce. Tanto que al final de este texto hay un glosario donde explica términos como barricada, chapa, berretín, y otros, usados por su generación en la lucha contra la dictadura.

Es un gesto final de rescate de la memoria, para que en tiempos de amnesias y de negacionismo, nada ni nadie sea olvidado.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.