¿hay algo más adulador que un perro y al mismo tiempo más fiel?
Erasmo de Rotterdam
La historia de la estupidez humana ha sido objeto de reflexión desde la filosofía a la psicología, pasando por la literatura o la propia teología. Algunas referencias: W. B. Pitkin, A Short Introduction to the History of Human Stupidity (1932); István Ráth-Végh, La historia cultural de la estupidez (1950), Paul Tabori, Historia de la estupidez humana (1959), contando con textos más recientes como el de Alfredo Ramírez, Teoría General de la Estupidez Política (2021) quien sostiene que estamos frente a un crecimiento mundial de la estupidez política debido a una regresión racional (nada muy imaginativo por cierto). La que sí sea tal vez la obra fundadora y más seriamente trascendental dentro de la temática es Elogio de la Locura, de Erasmo de Rotterdam.
¿Por qué desde el siglo XVI hasta hoy nos interesa y preocupa la estupidez humana? Sin dudas por sus efectos, los reales y los potenciales, pero también porque es un síntoma, un termómetro societal de lo que nos pasa. Una sociedad, institución o grupo donde habita la estupidez, se encuentra frente a un peligroso quiebre irracional de sus normas y valores consensuados. A diferencia del cambio social promovido por fuerzas políticas que logran, sobre la legitimación de sus actos, instauran un nuevo régimen u orden social, la estupidez no promueve el cambio de un régimen u orden social establecido, sea en una sociedad, institución o grupo, sobre una base racional. La estupidez busca imponer una nueva manera de hacer las cosas contra todo consenso y especialmente contra toda racionalidad.
El historiador económico Carlo Maria Cipolla definió cinco leyes de la estupidez en Allegro ma non troppo (1988) que bien vale la pena repasar:
- Siempre e inexorablemente subestimamos la cantidad de estúpidos que hay en circulación.
- La probabilidad de que una persona determinada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de esa persona.
- Estúpido es quien causa daño o pérdida a otra persona o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio.
- Las personas no estúpidas subestiman siempre la capacidad de hacer daño de las personas estúpidas; los no estúpidos olvidan constantemente que en cualquier momento y lugar y bajo cualquier circunstancia tratar con estúpidos supone un costosísimo error.
- La persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que existe. El estúpido es más peligroso que el malvado.
Las cinco leyes de Cipolla logran distinguir entre el sujeto inteligente, el incauto, el estúpido y el malvado. El sujeto inteligente es aquel que orienta sus acciones en beneficio de intereses propios y colectivos; el incauto se concentra en proporcionar “ganancias” a otros, pero pierde las suyas propias en dicho acto; el malvado por su parte es la figura del puro individualista que solo busca el beneficio propio a costa del perjuicio de los demás; mientras el estúpido es aquel que pierde y hace perder al resto. Si observamos a nuestro alrededor, tanto en el ámbito macro, sea la política o la economía de un país, hasta el nivel micro de nuestras interacciones sociales, seguramente podemos identificar con claridad estos atributos en nosotros mismos y quienes nos rodean.
La teoría crítica frankfurtiana hubo de hacer grandes contribuciones a la comprensión de las bases históricas de lo que llamamos estupidez humana: cuál es la racionalidad de lo irracional. Porque algo sí nos enseñaron aquellos intelectuales: la estupidez humana también tiene una explicación histórica y dialécticamente negativa. Sin ánimo de profundizar en la teoría social desde la cual puede y debe investigarse el tema, pero sí con la responsabilidad orgánica de referir al menos algunos horizontes teóricos, paso a compartir un decálogo de lo que considero son los rasgos fundamentales de la Neo-Estupidez que observamos actualmente:
- La neo-estupidez se caracteriza por una acción irracional que no se preocupa por alcanzar legitimidad por medio de la validación de la verdad. Más bien desprecia toda racionalidad, incluyendo la instrumental.
- La persona neo-estúpida miente convencida del poder comunicacional de la mentira en la construcción de climas políticos y organizacionales.
- Busca destruir directamente a otros que considera enemigos/amenazas no por medio de la argumentación racional sino a través de infundir miedo y odio (hater) en otros hacia ese supuesto “enemigo”.
- En este sentido hay muchos puntos de contacto entre un neo-estúpido y un “hater”. Este nunca estará dispuesto al diálogo como vía de resolución de conflictos o diferencias, sino que atacará creando estados de opinión negativos sobre la persona objeto de ataque.
- La persona neo-estúpida siempre se considera la más iluminada, la más capaz y portadora de la solución a cualquier problema. Se presenta como un/a liberador/a destructivo: arrasar con todo lo que le ha precedido. En este sentido expresan rasgos que se entrelazan: neoliberales y neoconservadores.
- Carece de toda capacidad de auto-observación y autocrítica. Son muy peligrosos cuando llegan al poder pues arrastran consigo instituciones, personas y a sí mismos a una cadena de fracasos que nunca reconocerán como tales.
- La persona neo-estúpida siempre actúa desde la superioridad moral que considera su propia moral.
- Se oponen a reglas, normas, consensos normativos porque quieren hacer prevalecer su voluntad a cualquier costo.
- Les interesa no ya vencer, sino destruir a otros que consideran amenazantes, también a cualquier costo.
- Se enfocan mucho en ser “influyentes”, haciendo de la difusión (no la comunicación), un arma de construcción de descrédito sobre los atributos de todo aquello que temen, porque la persona estúpida es, ante todo, una persona conflictuada por miedos internos.
Este punteo es claramente muy debatible y no acabado, su objetivo es precisamente ese: pensarnos con seriedad la estupidez humana y el ascenso de figuras con los rasgos antes mencionados a posiciones de poder. Las causas de este tipo de “auge” no son azarosas, la estupidez tiene una historia y condicionantes históricas que todo sujeto estúpido parte por tratar de eliminar. Depende de los no-estúpidos entonces identificar y develar aquellos tontos peligrosos y sobre todo impedir el avance de la irracionalidad, que es, en definitiva, su campo fértil.