El 17 de diciembre vivimos el cierre del proceso constituyente en nuestro país, ganando la opción “En contra”, con un 55,76%, deteniendo así un texto constitucional que le ofrecía inseguridad e injusticia al país. Tomando el análisis electoral (DecideChile), vemos un grupo fundamental para este triunfo: los jóvenes chilenos.

Fue decisivo el voto de los menores de 34 años, con un 70,1% de mujeres y un 62,8% de hombres, más una presencia considerable en las urnas, de participación femenina con un 94%, y un 90% de participación masculina. Cabe destacar que la alta implicación de los jóvenes en las elecciones ha sido consistente en instancias anteriores de voto obligatorio.

En la última encuesta del Instituto Nacional de la Juventud (INJUV) sobre el desarrollo cívico-social, observamos un incremento histórico en el interés en la política, por parte de los jóvenes, subiendo de un 18,7% (2012) a un 28,9% (2022). Un 80,5% considera que las elecciones generan cambios en la sociedad, un 54,1% participaría en una organización que represente una causa social, y un 63,8% habla de política, No obstante, solo un 8,1% tiene interés en participar de un partido político.

La pregunta que debemos hacernos entonces es: ¿Qué estamos haciendo desde el progresismo para incluir a este grupo en la política institucional? Se hace imperativo cuestionar si realmente permitimos que exista un espacio donde la juventud pueda tener voz y analizar lo qué está ocurriendo, porque no logramos que se vean representados.

Actualmente tengo 23 años, y a los 22 fui una de las dirigentas más jóvenes que ha tenido el Frente Feminista de Revolución Democrática, hoy soy la integrante electa más joven del Consejo Político Nacional, y creo que es fundamental que logremos consolidar un espacio deselitizado que permita organizar a esos jóvenes que quieren hacer política, no solo universitarios de establecimientos tradicionales, sino que también las jóvenes que maternan, los secundarios, los que trabajan, los que son dirigentes en sus comunidades, etc.

El Frente Amplio tiene la tarea de pensar en su continuidad, que solo se logra con una militancia intergeneracional, un partido conectado con la juventud es un proyecto político que perdurará en el tiempo, y que tendrá una fuerza constante para lograr las anheladas transformaciones. En palabras de Salvador Allende, ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica.

Luz Leiva, Consejera Política de Revolución Democrática.