En el contexto de la inauguración del Congreso Futuro, ayer lunes, el presidente de la República, Gabriel Boric, hizo una reflexión sobre cómo este tipo de instancias sirve para sacar a la política de lo más inmediato e invita al país a pensar con perspectiva estratégica. Algo que nos falta porque, qué duda cabe, las grandes tendencias del mundo y que nos afectan deberían ser abordadas con décadas de anticipación y/o prospectiva, y no con el cortoplacismo que afecta a la política chilena por razones que hemos conversado. Y que, entre otras consecuencias, nos tienen con serios problemas que siguen siendo parte de la refriega cotidiana y que no dan lugar a consensos mínimos que hagan avanzar hacia políticas de Estado.

Ha sido un enorme acierto que el Congreso Futuro trate este año sobre la inteligencia artificial, puesto que entre todas las maravillas del avance tecnológico es probablemente la que más oportunidades y amenazas puede producir a la Humanidad. Podría ser aprovechada para dar saltos gigantescos en salud, en búsqueda de personas y, en general, en políticas públicas para mejorar la calidad de vida de la población, pero a su vez abre una ventana que podría hacerle perder a la especie humana el control de su propia creación. Se trata de una encrucijada no apta para frivolidades y que requiere una reflexión prioritaria del conjunto de las instituciones políticas del mundo.

Esta moción porque nos hagamos cargo de las situaciones más relevantes que afectan a la población, tales como la mencionada inteligencia artificial, el cambio climático y otras, así como por abordar complejamente asuntos como la delincuencia, el crimen organizado y la seguridad social (las pensiones), pasó en el caso de la alocución de Boric, por una reflexión sobre cómo el miedo incide para mal en la discusión política y en las propias percepciones de la ciudadanía. Dijo el Presidente: “Cómo los medios de comunicación, cómo las redes sociales pueden comunicar no solamente noticias con vinculación con el miedo y, por cierto, no se trata de negar la realidad, sino también de instalar otras agendas positivas que cambien nuestro sentido de la conversación y nuestra disposición al uso y la integración del espacio público”.

Sin minimizar ninguno de los problemas que nos afectan y nos asustan, porque son reales, se hace sin embargo necesario sobreponernos para propiciar, en el espacio que tenga cada cual, un pueblo o una ciudadanía más soberana, menos a merced de las manipulaciones y con mayor capacidad de vincular los hechos de la vida cotidiana con las soluciones de fondo, porque desgastar el tiempo y los esfuerzos en soluciones de parche solo favorece a quienes no quieren que las cosas puedan cambiar para mejor.

Por lo general, y basta ver la historia de Chile, las campañas del terror han sido usadas para impedir los cambios que, sin embargo y cuando se han producido de todos modos, han implicado enormes avances para la población. El miedo entre otras consecuencias nos impide ver el futuro y, ya lo decíamos, nunca el futuro había sido tan desafiante para la Humanidad como en este tiempo.