Martín Almada: “Paraguay, educación y dependencia”

  • 02-04-2024

Esas tres palabras que titulan este escrito fueron las que llevaron al abogado y docente paraguayo Martín Almada a permanecer en prisión durante tres años durante la dictadura de Alfredo Stroessner que asoló por más de tres décadas a esa nación. Almada fue detenido en 1974 y sometido a tortura como era la moneda corriente de las dictaduras de la época en nuestros países. En medio de una de esas sesiones de flagelos físicos, los agentes llamaron a su casa para que su cónyuge, Celestina Pérez, escuchara los gritos del académico. El resultado: la mujer murió de un infarto.

En 1977 Almada quedó en libertad, pero no precisamente por un arrebato humanitario de la dictadura de Stroessner, sino que por la presión internacional. Desde entonces y hasta 1989 cuando terminaron esos 34 años y 172 días de régimen, vivió exiliado en Panamá.

El 22 de diciembre de 1992 hizo una presentación ante un tribunal de Asunción para conocer dos cosas. La primera era saber la verdadera forma en que Celestina había muerto y la otra los alcances de su detención ocurrida casi dos décadas atrás.

Sus dudas se fundaban en que en el caso de su mujer, la dictadura afirmaba que se había suicidado, algo que para Almada era imposible. Y la segunda interrogante radicaba en que entre sus captores había agentes brasileños, argentinos y bolivianos.

A raíz de esa acción judicial de Almada, el juez José Agustín Fernández ordenó un allanamiento en una comisaría de la ciudad paraguaya de Lambaré. Ahí se encontraron miles de documentos que confirmaron lo que hoy se conoce como “Operación Cóndor”, la coordinación de las dictaduras latinoamericanas para perseguir opositores a los regímenes dictatoriales.

En una entrevista el propio Almada señala que en uno de los muchos documentos, aparece como un “peligroso intelectual porque en la Universidad de La Plata había escrito Paraguay, educación y dependencia”.

Los documentos dan cuenta de todas las operaciones y coordinaciones de los organismos represivos de las dictaduras del Cono Sur contra anarquistas, socialistas, comunistas y cuanto militante de causas sociales, políticas y culturales se les cruzara por delante. Fue en ese marco que se dio la denominada Operación Colombo, la que fue montada por la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) para desaparecer a 119 militantes del MIR que residían gran parte de ellos en Argentina y que luego se quiso mostrar como un ajuste de cuentas entre ellos. De ahí nació el infame titular del diario La Segunda “Exterminados como ratones”, el cual se mantendrá para siempre como una mácula indeleble en la historia de ese periódico de la familia Edwards y su matriz El Mercurio.

Manuel Contreras, el general del Ejército que sólo respondía a Augusto Pinochet, fue uno de los promotores de la Operación Cóndor a la cual, según se conoce, le dio el nombre.

El manto de esta coordinación sirvió para vigilar, detener, torturar, secuestrar y desaparecer a cientos de personas en diferentes países, por lo que el alcance de lo realizado por Martín Almada al lograr que se conocieran estos documentos tiene una trascendencia histórica y continental.

El académico galardonado con distintos reconocimientos, entre ellos el Right Livelihood, conocido como el Premio Nobel alternativo, falleció este sábado 30 de marzo en Asunción, la capital de su Paraguay donde había nacido hace 87 años atrás.

Sin embargo, resuena una vez más los versos del venezolano Alí Primera: Los que mueren por la vida/ no pueden llamarse muertos…

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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