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Año XVI, 30 de abril de 2024


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Los flojos


Martes 27 de noviembre 2012 15:23 hrs.


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El Presidente de la CNC, Cámara Nacional de Comercio, Carlos Eugenio Jorquiera dijo sobre el aumento de feriados otorgado por los parlamentarios: “Chile se convertiría en un país de flojos”

Lo que se desprendería de esta curiosa frase es que Chile es un país de gente muy trabajadora y productiva, cualidades que se perderían irremediable e irremisiblemente con un par de feriados más, lo que nos llevaría nuevamente a caer de nuestro auto asignado estatus de país del primer mundo a las miserias del tercer mundo.

La otra acepción que se le podría atribuir a esta máxima filosófica es que no es más que un sarcasmo malentendido, que vendría a indicar que, en general, ya somos bastantes gandules e improductivos y que un par de feriados extras aumentarían la improductividad y la flojera generalizada.

Hace rato que perdí las dotes de adivino, así que no tengo la más mínima idea cual fue la idea final de este señor, pero sí tengo claro que en cualquiera de sus dos significados o en otros que se le quieran agregar, la frase constituye un sofisma, por no decir directamente que es una falacia retorcida, que pretende hacer ver como una demostración de amor al trabajo y a la capacidad productiva el hecho de estar horas de horas encerrados en una oficina, en una tienda o en una fábrica, o sea, mientras más esclavo seas de tu lugar de trabajo, menos flojo y más productivo eres.

Si esa relación tan simplota y lineal que utiliza el Presidente de la CNC fuera cierta, significaría simplemente que Chile estaría  por encima de Alemania, Francia, Finlandia, Noruega, etc. y, sin embargo, la vida, siempre la porfiada vida, nos demuestra que seguimos estando brutalmente lejos de ellos.

El hecho que alguien de alta figuración mediática, como el señor Jorquiera deslice esta conclusión, no es fruto de la casualidad, ni mucho menos de su supuesta simpleza o ramplonería, creer eso sería hacerle el juego ya que  el trasfondo es bastante menos sutil, pero, por lo mismo, infinitamente más brutal: De lo que se trata es simplemente de meterle el dedo en la boca al país para hacerle creer que la productividad y la calidad del trabajo pasan por una relación directa de mientras más horas, más productos, ergo mejor productividad. Suena bonito, incluso hasta creíble, pero lo que se esconde es que con este mensajito se pretende obviar el impacto de la educación y la capacitación en la productividad y, repito, no porque sean tontos, que no lo son, sino porque mayor capacitación significa que las patas de barro que tiene el modelo chileno se desarmaría, ya que eso trae aparejado mejores sueldos, mejores condiciones laborales, sindicatos más fuertes,  fin de las ganancias desenfrenadas y descontroladas, en fin, casi nada, sólo el término del reinado del burro, que siempre se está montando a la gran mayoría.

Es tan hedionda la mentira implícita, que se cae al sacar unas pocas cifras a la luz del sol:

Horas promedio trabajo OCDE : 1.776

Chile  2.047

Alemania  1.413

O sea, trabajamos 271 horas más que el promedio de la OCDE y 634 horas más que los alemanes, pero nuestra productividad está muy por debajo de la de ellos, nuestra seguridad social está al altura del trasero de una rana sentada y para qué hablar de las diferencia en la distribución del ingreso cuando en Chile los ricos ganan 27 veces más que los pobres y en la OCDE sólo 9 veces, que su índice GINI es de 30 y el nuestro cercano al 50, que en nuestro país hay cerca de un 90% de la población que sabe leer pero no entiende lo que lee y, un indicador decidor que resume lo anterior, es que los países de la OCDE producen y exportan valor agregado, autos, aviones, motos, celulares, maquinarias, fábrica completas y nosotros piedras, troncos, frutitas y verduras.

Entonces, este presidente cameral comercial se las trae, lo que pretende es mantener la feble productividad de la fuerza laboral chilena a costa de sus tiempos, que no son los mismos que los de él, que, seguramente, los resuelve de manera digna y justa a cambio de mantener los del resto de manera indigna e injusta.

Supongo que algún día estos señoretes lograrán entender que mientras más capacitados estén los trabajadores, mejorará sustantivamente la productividad y podrán hasta ganar más plata, pero eso significa sacarse los cocodrilos del bolsillo e invertir y, aparentemente, no les interesa, ya que el largo plazo no está en su ADN y sólo vale el sacarle el jugo al limón lo más rápido posible, pero no esperar a que el limonero crezca.