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Supermercados v/s farmacias: El peor remedio a la colusión

Un gran revuelo generó la intención de las autoridades de permitir la venta de medicamentos sin receta en los supermercados. Sin embargo, más allá de las implicancias sanitarias que esta medida pueda tener, la alta concentración y las relaciones que se dan tanto en el mercado farmacéutico como en el supermercadista, podrían implicar que el principal objetivo de esta iniciativa se vea trucado: disminuir los precios y beneficiar a los consumidores.

Loreto Soto

  Jueves 15 de julio 2010 19:16 hrs. 
remedio en góndola

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La colusión de las tres principales cadenas de farmacias para subir los precios de más de 200 medicamentos, puso en el tapete la necesidad de regular con mayor fuerza un mercado que más allá de transar productos, comercializa bienes sociales como son los fármacos.

Por eso, una de las alternativas que sonó con más fuerza para evitar este tipo de situaciones fue la liberalización de los fármacos de venta directa en los supermercados. La idea estaría pronta a convertirse en realidad ya que, en el marco de una nueva política sanitaria, los ministerios de Economía y Salud están trabajando a toda marcha para terminar este proyecto que pretende generar mayor competencia dentro de la industria.

Sin embargo, los lazos entre las tres cadenas farmacéuticas en investigación – que concentran el 97 por ciento de ese mercado – y las grandes cadenas de supermercados ponen en duda la factibilidad de cumplir a cabalidad con este cometido.

El conglomerado Cencosud – ligada al rey del retail criollo, el inmigrante alemán Horst Paulmann – tiene la propiedad de la totalidad de los supermercados Jumbo y Santa Isabel y posee el 20 por ciento de farmacias Cruz Verde.

El grupo S.A.C.I Falabella también mantiene relaciones cercanas con el ambiente farmacéutico. El gigante de color verde dirige las actividades del supermercado Tottus y además es dueño del 20 por ciento de Farmacias Ahumada. Y uno de los ejecutivos emblemáticos de la empresa de los Solari, Juan Cúneo, forma parte del directorio de ambas sociedades.

Además Farmacias Ahumada estuvo ligada al cuestionado proyecto FarmaLider, que operaba al interior de los supermercados Lider y que se vio obligado a cerrar por sus constantes reclamos y deficiencias en los productos ofrecidos.

Entre Cecosud, Lider y Tottus concentran más del 70 por ciento del mercado supermercadista chileno.

Si se considera que, en la actualidad, una de las principales suspicacias que genera el controvertido ambiente farmacéutico es la integración vertical del mercado, es decir, que un solo conglomerado se apropie de las compañías que están en las puntas de la cadena productiva, lo que le permitiría influir en la fijación de los precios, la estrecha amistad entre los supermercados y las grandes cadenas de farmacias, vetarían, una vez más, el espacio a la libre competencia.

Es por eso que el diputado del PPD, Guido Girardi adelantó que “va a haber un lobby brutal porque establecimos una norma que en salud y en farmacia impide la integración vertical. Los supermercados, por ejemplo, tienen marcas propias, pero hay alternativas, la gente no tiene porqué comprar una gaseosa de marca propia. En cambio acá no hay lista de precios, inducen a las personas, les cambian la receta y no hay posibilidad de elegir”.

¿Precios más bajos?

Uno de los principales argumentos de las autoridades para dar luz verde a la venta de remedios en los supermercados fue la disminución instantánea de los precios que la medida provocaría.

De hecho, un ejecutivo de laboratorios Andromaco señaló al Diario Financiero que “el precio promedio va a bajar por la mayor competencia y acceso. Sin embargo, no podemos hablar de un 20 o 30 por ciento, habrá que verlo”.

Pero según el presidente de la Unión de Dueños de Farmacias Independientes (UNFACH), Raúl Álvarez, sus estudios indican “que no es así y, por el contrario, van a subir porque el hecho de  tener productos en los anaqueles de los supermercados implica un costo de pago por ese espacio y un costo por reposición que se suman al precio intrínseco del producto”.

El  dirigente sostuvo además que “si ellos van a vender solamente los productos disponibles en las góndolas ¿qué va a pasar con las farmacias independientes que tienen que tener productos de baja rotación, baja venta, porque cualquier consumidor puede necesitarlos para su salud? Ellos, en cambio, sólo comercializarán los productos de gran venta. Esa es una competencia ilegítima e ilegal, que nos daña gravemente económicamente, daña al consumidor y por supuesto daña la libertad de la economía social de mercado”.

En esa misma línea, Álvarez manifestó que esta disposición es la antítesis a lo que el Gobierno busca ya que “las farmacias están obligadas a tener un farmacéutico y personal idóneo con carné de habilitación para expender. Eso sube los costos y atenta contra la libre competencia”.

Ya sea mirando a las farmacias o a los supermercados, la concentración que existe en los diversos rubros del país es obvia. Esto constituye la principal barrera para lograr una libre competencia que se dé, además, en igualdad de condiciones.

Controversia Sanitaria

Más allá de las implicancias económicas que tenga esta medida, los actores ligados al tema han llamado la atención respecto de las nefastas consecuencias que podría tener una iniciativa como esta en la salud pública.

Para el académico de la Facultad de Química y Farmacia de la Universidad de Chile, Hernán Vergara, de aprobarse “constituiría un nuevo atentado a la salud de la población porque no hay nada peor que ofrecer medicamentos sin que haya de por medio información profesional idónea”.

Vergara precisó que “el medicamento no es un producto inocuo. Tiene muchas complicaciones y puede generar muchísimos problemas si no es manejado como corresponde. Con una medida de esta naturaleza, las personas le pierden el respeto al medicamento porque si alguien va al supermercado y saca un remedio como que sacara un tarro de mayonesa, se pierde el respeto. Lo que más requiere un fármaco para que sea efectivo y para evitar problemas mayores que los que se están tratando de solucionar es el respeto. Esto es lo peor que alguien pudiese imaginar en política sanitaria”.

De hecho, según los datos del Centro de Información Toxicológica, durante el 2009 un 58 por ciento de los casos de intoxicación registrados en el país fueron, precisamente, por mala manipulación de medicamentos.

En este sentido, la presidenta del Colegio de Químicos Farmacéuticos, María Soledad Velásquez señaló que esta medida no ha traído buenos resultados en el extranjero, tal como ocurrió en Argentina, donde no se redujeron los costos de los remedios y, más aún, produjo un alto número de intoxicaciones que cobró siete mil vidas y 30 mil hospitalizaciones de acuerdo al Instituto Argentino de Atención Farmacéutica desde su implementación en el 2002, lo que obligó a las autoridades trasandinas a devolver los medicamentos a las farmacias.

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