En la  semana del 10 al 16 de diciembre, los guardacostas griegos seguían recogiendo los cadáveres de los treinta o más  refugiados iraquíes que en una embarcación de fortuna buscaban ingresar clandestinamente  en Europa  y  habían naufragado en alta mar. Una tragedia que se agrega a tantas otras de la misma naturaleza y que en la prensa se han convertido ya casi en una noticia banal.

Estos refugiados venían  pues  de un país, Irak, que la invasión y la ocupación norteamericana han puesto a sangre y fuego , y que hoy , después de la partida de los agresores, está sumergido en el más grande caos cuando no  padece la violencia  de las bandas armadas de los caciques que los norteamericanos instalaron en el poder. Sin embargo, el Irak que  Busch junior había ordenado invadir era unos de los países más desarrollados de la región, pero su riqueza petrolera era un bocado demasiado apetitoso para el gobierno estadounidense.

Resultado, una guerra que fue un verdadero etnocidio con un número de muertos iraquíes que el imperio nunca ha querido comunicar, pero que los expertos  evalúan  en general en varias centenas de miles por lo menos.

Por otra parte, las tropas norteamericanas, y las de algunos de sus aliados, imponen, como se sabe, la misma ley de la violencia  y de la muerte en Afganistán, otro país de donde parten a diario miles de refugiados hacia Europa y otros lugares del mundo . Asimismo,  es muy posible que, directamente o por el intermedio  de sus países adláteres, muy pronto los EE UU  terminen por desmembrar  un país como Siria, para mejor proteger sus intereses y los de sus aliados israelíes y turcos, siendo ésta una última etapa antes de la agresión abierta contra Irán.

Así para quienes se complacían  con la idea de que el imperialismo había cambiado de naturaleza los acontecimientos los están desengañando  a diario de tanto optimismo o candor.

De esta manera los habitantes de nuestro subcontinente tenemos todas las razones para desconfiar de los planes que los EE UU preparan para Sudamérica y en particular para aquéllos de nuestros países hermanos, tales Venezuela, Ecuador y Bolivia, donde unas experiencias patrióticas y progresistas y unos recursos estratégicos como el petróleo y el gas pueden despertar en cualquier momento el apetito geopolítico del imperialismo de siempre.

José Cañas C.