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Chipre: ¡El Gas o la Quiebra!

El default de Chipre, no obstante su enorme patrimonio energético, parece, pues, cada vez más inminente por presiones de la CE que trasgreden los tratados de la Unión en varios frentes en paralelo, arriesgando certezas jurídicas tan necesarias para la estabilidad económica. Salvo, obviamente, que Rusia asuma el control de la economía de Chipre, bien mediante la venta de los contratos de explotación de gas que posee la isla a título futuro.

Roberto Meza A.

  Jueves 21 de marzo 2013 8:31 hrs. 
BANCO CHIPRE

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Como se esperaba, dada su correlación política, el Parlamento chipriota rechazó por amplia mayoría el plan de rescate europeo que incluía impuestos de hasta 9,9% sobre todos los depósitos bancarios. En un Congreso de 56 representantes, 36 votaron en contra, 19 oficialistas se abstuvieron y un legislador se ausentó. Varios de ellos dijeron que era “tema de honor decir que no” y frente al Parlamento, los manifestantes gritaban: “No vamos a ser los esclavos del siglo XXI”.

El resultado es lógico: ningún político iba a asumir la responsabilidad de arrebatar -por imposición de la “troika”  (CE-BCE-FMI)- los ahorros depositados en los bancos de la isla mediterránea. No obstante, la población ha continuado con sus dineros secuestrados por una banca cerrada, estimándose que no abrirá antes del próximo martes 26 de marzo o hasta que se apruebe alguna ley pertinente, aumentando la tensión sobre el futuro económico de Chipre y su eventual rebote directo en los recién estabilizados bancos griegos.

La “troika”, por su parte, ha reiterado que no entregará a Nicosia los 10 mil millones de euros del total de 17 mil millones que requiere, si no recauda internamente los 5.600 millones que le exige y, hasta ahora, ni el Gobierno de Merkel, ni otros incumbentes de la zona, han cedido en las condiciones. La cifra a recolectar es más del 30% del PIB chipriota, que alcanza a 18 mil millones de euros, por lo que, según el Presidente Anastasiades, el paquete de ayudas y medidas de Bruselas serían “la única salida”.

Desde el 2004, Chipre es miembro de la UE y en 2008 introdujo el euro. Pero el derecho europeo es válido sólo en el sur de la isla, pues en el norte está la República Turca de Chipre del Norte que no pertenece a la CE. Con el citado PIB y solo 862.000 habitantes es la economía más pequeña de la zona euro y desde hace un año está en recesión. El desempleo ha crecido desde 7,9% en 2011 a más del 13% en 2013 y si a fines del 2011 su endeudamiento era de 71% del PIB, para el 2014 la CE espera que llegue a 97%.

Pero, según análisis del Royal Bank of Scotland (RBS), el estado insular puede mejorar sus finanzas. ¿Cómo? Adivine: privatizando la compañía de teléfonos estatal, el suministro energético y los puertos. Y lo que es más relevante, Chipre posee reservas de gas por un valor de unos 600 mil millones de euros, según el mismo estudio del RBS, es decir, un patrimonio 33 veces superior a la deuda. Ni un banco quebraría a un deudor de tales características, a no ser que quiera parte de ese patrimonio a un precio de subasta.

El portavoz del Gobierno Christos Stylianides dijo que, tras el rechazo parlamentario, trabajan en un plan B de rescate. Buscando soluciones de corto plazo, un incremento impositivo a las empresas podría llevar fondos inmediatos al fisco. Chipre atrajo inversión con los impuestos más bajos de la UE. Ahora, este tributo podría subir del 10% al 12,5%, una medida que, en todo caso, reportaría escasos 200 millones de euros a la caja estatal. Un impuesto sobre los intereses a los depósitos también está en la mira. En Chipre hay ahorrado unos 70 mil millones de euros, la mayoría de británicos y rusos, razón por la que Moscú –aparte del gas- tiene interés en la isla y porque según ha trascendido se está discutiendo una eventual prohibición de transferencias al extranjero.

Rusia, en tanto, podría prorrogar un antiguo crédito de 2.500 millones de euros hasta el 2021 y bajarle la tasa de interés. Nicosia pidió a Moscú otros 5.000 millones de euros (US$ 6.500 millones) adicionales al préstamo de 2.500 millones, pero hasta el miércoles 20 las conversaciones no fructificaban. Además, los dirigentes políticos chipriotas están discutiendo varias leyes para regular la banca y se espera que se aprueben nuevas normas para que estas entidades eviten el impago.

El default de Chipre, no obstante su enorme patrimonio energético, parece, pues, cada vez más inminente por presiones de la CE que trasgreden los tratados de la Unión en varios frentes en paralelo, arriesgando certezas jurídicas tan necesarias para la estabilidad económica. Salvo, obviamente, que Rusia asuma el control de la economía de Chipre, bien mediante la venta de los contratos de explotación de gas que posee la isla a título futuro, o a través de una operación financiera que salvaguarde los depósitos de los no residentes. Pero también podría ocurrir que Chipre rompa con todo y siga el camino de Finlandia.

El presidente conservador Anastasiadis, tras su duro revés en el Parlamento, dijo que seguirá con su ronda de contactos para intentar un acuerdo que permita sacar adelante el rescate, porque, ha dicho, si llegara a fracasar Chipre no tendrá dinero para mantener sus bancos, pagar salarios, ni servicios sociales. Es decir, tras nueve meses de negociaciones con la UE, nada ha cambiado a pesar o quizá debido a que, casi el 90 % de los fondos solicitados son para estabilizar a sus bancos afectados, en todo caso, por la quita griega del año pasado.

Según el comisario europeo Olli Rehn, Chipre es “relevante para la zona euro”, aunque la quiebra de esa economía no arrastraría a Europa pues representa apenas el 0,2% del PIB europeo. La economía griega es 12 veces mayor y la alemana 145 veces. Pero un default de Chipre y sus bancos reavivaría los temores de la desaparición del Euro. Y si los mercados dudan de la supervivencia de la moneda única, sacarán su dinero de la zona. Por lo demás, el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) opera solo cuando es “imprescindible” para la estabilidad financiera de un Estado miembro (art. 3) y según la CE, este no parece ser el caso. Asimismo, el MEDE no puede tener relación directa con los bancos, por lo que dichas entidades tendrán que mantenerse a flote con fondos de emergencia del Banco Central de Nicosia. Las ayudas del BCE se otorgan contra garantías que los bancos chipriotas no están en condiciones de ofrecer en la actualidad.

Para los pequeños ahorristas, en tanto, la falacia del seguro estatal de depósitos es en Chipre más evidente que en ningún otro país, no obstante que jurídicamente sean tranquilizadores. En efecto, no hay Estado capaz de absorber y reponer los fondos garantizados en caso de un crash financiero global, porque un país que debe devolver depósitos inferiores a, digamos, 100.000 euros, necesitaría emitir deuda pública para realizar tal rembolso en una situación de virtual quiebra técnica. En Chipre, el crash financiero global provocaría un hoyo en depósitos en torno a los 60 mil millones de euros,  una cifra 3 veces su PIB.

Aunque varios sectores dan por sentada la insolvencia de Chipre –esperando cobrar sus CDS o consiguiendo comprar futuros de gas a precio de oportunidad-, otros estiman que no obstante su pequeñez, la CE no lo dejará caer, pues sus chispas podrían causar un incendio en el resto de la eurozona. Los políticos de Nicosia saben de ese temor, así como de su riqueza patrimonial energética de largo plazo. En consecuencia, su potencial disponible para negociar no es despreciable, aunque, por cierto, la presión por avanzar rápidamente sobre el gas chipriota constituye un enorme estímulo para inmensos poderes financieros globales que hará muy complejas las conversaciones de sus líderes con los acreedores.

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