Qué duda cabe de la preocupación que existe entre los distintos sectores políticos como consecuencia de las múltiples investigaciones del Ministerio Público sobre financiamiento irregular de la política.
El año pasado incluso se instaló una comisión asesora presidencial, denominada “Comisión Engel”. No obstante, muchas de sus recomendaciones solo quedaron en eso, sin que fueran realmente consideradas por el Ejecutivo ni tampoco rescatadas por los parlamentarios en el Congreso.
Esto, a propósito de aquellos proyectos de ley que fueron anunciados bajo el paraguas de la mediática “agenda de probidad” del Ejecutivo. Algunas de aquellas iniciativas efectivamente fueron aprobados durante el tan cuestionado “frenesí legislativo” de enero. Hoy, con bastantes reparos, tal como ocurre con la que se convirtió en la nueva Ley de Partidos Políticos.
“Estos cambios legislativos producidos a partir de las recomendaciones dadas por la Comisión Engel, son cambios que más bien apuntan a impedir que haya competencia, y de eso se han encargado los partidos tradicionales. Poner trabas a la entrada de nuevos actores”.
Así lo plantea Jaime Mulet, ex diputado de la Democracia Cristiana entre 1997 y 2008, para luego militar un par de años en el PRI. Hoy, presidente de un nuevo partido político: el Frente Regional y Popular.
“La Ley de Partidos reinstala el sistema binominal, que no se ha ido, porque todavía no ha existido un proceso electoral sin binominal”, agrega con molestia quien precisamente se viera perjudicado con aquel sistema electoral en la parlamentaria de 2013.
Sus críticas apuntan a lo ocurrido en 2015, cuando se pone término formalmente al binominal y se acaban los distritos en los que se eligen solo dos diputados o dos senadores. Los 60 distritos fueron reemplazados por 28, donde se podrán elegir hasta ocho diputados.
“El entonces ministro del Interior Rodrigo Peñailillo, para lograr los votos, también negocia con parlamentarios independientes. Lily Pérez, Alejandra Sepúlveda, Giorgio Jackson, Gabriel Boric. Y también se acuerda bajar las barreras de entrada para poder formar partidos políticos”, rememora Mulet. “En ese sentido se acuerda que puedan haber partidos regionales, que la cantidad de firmas sea inferior y que para mantener un partido político baste con solo tener un diputado”.
Sin embargo, tal como plantea el ex parlamentario, las condiciones cambiarían rápidamente. “Este año, en el frenesí legislativo de enero, en un acuerdo que se produjo entre los partidos tradicionales, desde la UDI hasta el Partido Comunista, terminaron con las facilidades y restablecieron las barreras de entrada para formar nuevos partidos políticos. De manera que restablecieron los requisitos que habían antes y asegurarse de no tener competencia”.
¿El objetivo de esta estrategia? “Lo que buscan fundamentalmente es que no haya partidos políticos nuevos, que no existan partidos políticos regionales, como el que estábamos formando nosotros y que alcanzamos a concretar”.
Precisamente respecto del Frente Regional y Popular, detalla que se trata de un gran esfuerzo para abrir posibilidades en los próximos procesos políticos que vivirá el país. “Es un esfuerzo muy difícil, ya que hoy es muy complicado poder formar un partido político”.
En ese contexto, explica que corresponde a la propuesta de un grupo de personas de la Región de Atacama, quienes decidieron defender los intereses de las regiones. “La idea es traspasar poder desde el poder central hacia las regiones. Que las regiones puedan decidir sus propios destinos y no estar ahogadas por las decisiones centralistas que acomodan muy bien a quienes detentan el poder tradicional y a los grupos económicos”.
Por ello, no duda en apuntar al temor de quienes insisten en argumentar sobre el peligro que representa para la democracia el multipartidismo o que tantos partidos pequeños, con pocos integrantes, podrían desvirtuar los temas políticos de fondo.
“Es el miedo a la democracia, porque ese argumento que hoy esgrimen los partidos, desde el Comunista hasta la UDI, es el mismo argumento que daba Pinochet para establecer el binominal, que quería solo dos bloques mayoritarios. Lo que buscan es que partidos de más avanzada, que normalmente parten pequeños o desde lugares geográficos determinados, no puedan surgir”.
Según Mulet, son personas que simplemente no creen en la democracia. “Lo que buscan es una democracia protegida”.
De hecho, sus críticas hacia la Nueva Mayoría son categóricas. “Hoy están usando los mismos argumentos que usó Pinochet y han tenido un ingenio parecido al de Jaime Guzmán para, en el fondo, defender el binominal”.
En consecuencia, asegura que da lo mismo si existen distritos de tres, cuatro, cinco y hasta ocho diputados, si es que finalmente los que pueden competir son solo dos bloques. “Entonces, lo que antes lograban con el binominal, ahora lo logran impidiendo y dificultando la existencia de nuevos competidores”.
Frente a un escenario que resulta tan adverso, igualmente para el ex diputado es posible aspirar a algo más, pensando, por ejemplo, en las próximas elecciones municipales y parlamentarias.
“Estamos construyendo opciones e intentando reunir a todas las fuerzas alternativas y especialmente las regionalistas, ojalá en la próxima elección municipal y con mayor presencia en las próximas parlamentarias y presidencial. Me refiero a las fuerzas que no estamos en los dos bloques de la Nueva Mayoría y de la derecha. Los que realmente queremos cambios sustantivos en el país”.
¿La mejor estrategia? “Trabajar juntos, tener un mínimo común denominador que nos permita ponernos de acuerdo y aspirar a elegir un grupo de diez o veinte parlamentarios para tratar de influir. De lo contrario, si permanecemos divididos, es muy difícil introducir cambios en el actual sistema político”.
Y es que la idea de consolidar un tercer referente a nivel nacional, que compita en igualdad de condiciones con la Nueva Mayoría y Chile Vamos, es la aspiración de muchos.
“Hay una oportunidad y en ese sentido hay que actuar con mucha madurez y generar ese punto de encuentro. Además de los diputados, se podría apoyar una candidatura presidencial. Pero hay que unirlos a todos. A la gente del PRO, a los regionalistas, ojalá Revolución Democrática, ojalá los distintos partidos regionales que han ido surgiendo”.
Las advertencias de Mulet radican en que de no ser así, de no lograr la unión de todos aquellos sectores, tampoco los movimientos y partidos regionales podrán subsistir. “Entre los cambios que impuso el frenesí legislativo de enero está el que se debe existir al menos en tres regiones. Y si se logra pasar esa barrera, es necesario conseguir la elección de mínimo cuatro diputados, lo que es prácticamente imposible. Entonces, hay que unirse. Eso es lo fundamental”.
Dadas las adversas condiciones, incluso no descarta recurrir a instancias que les permitieran revertir el actual escenario, como por ejemplo, el Tribunal Constitucional (TC). “Son varias las circunstancias que a nuestro juicio ameritan una situación de inconstitucionalidad, por lo que estamos estudiando de qué manera recurrir al TC”.
“Hay situaciones tan aberrantes –concluye Jaime Mulet– como que los partidos tradicionales se facilitaron las cosas para su refichaje. Es decir, no tienen que hacerlo necesariamente ante notario. Y resulta que a los partidos nuevos les exigen firmas ante notario. Hay partidos que estábamos en pleno proceso de formación y nos cambiaron las reglas del juego”.