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La ciencia de la alimentación saludable

Una serie de iniciativas a cargo del Centro Regional de Estudios en Alimentos Saludables (CREAS), están intentando obtener el máximo provecho a las cualidades naturales de las frutas y verduras para beneficiar la salud de las personas. Además se busca mejorar la competitividad de la agroindustria chilena con el desarrollo de tecnologías limpias protegiendo el medio ambiente.

Loreto Soto

  Lunes 19 de octubre 2009 19:57 hrs. 
Radio-Uchile

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No es una sorpresa que en los últimos años la población chilena haya adquirido una nueva conciencia sobre los beneficios que puede traer una alimentación saludable. Más allá de las campañas publicitarias, los expertos aseguran que el consumo adecuado de ciertos nutrientes puede evitar la aparición de algunas enfermedades e incluso prolongar nuestra expectativa de vida.

Gracias al desarrollo tecnológico ya no es necesario tener una huerta en casa para asegurarnos que nuestros alimentos sean sanos. De hecho, una serie de avances en la agroindustria han permitido que obtengamos, cada vez más, el mayor provecho a las propiedades de nuestras frutas y verduras.

Estos adelantos se están produciendo hoy en Chile y están a cargo de una serie de iniciativas científicas que tienen como objetivo identificar, conocer y mejorar las propiedades naturales de los alimentos.

María Elvira Zuñiga, directora del Centro Regional de Estudios en Alimentos Saludables de Valparaíso (Creas) señala que, dentro de su institución,  ya se está trabajando en descubrir las propiedades funcionales de las frutas y verduras, es decir, aquellas que son beneficiosas para la salud en algún aspecto. “La idea es detectarlas, en algunos casos enriquecerlas, hacerlas crecer o que sean más fuertes, extraerlas, aprovecharlas y cuidarlas”, precisa la ingeniera civil en  bioquímica.

El CREAS, agrupa a investigadores de la Pontificia Universidad Católica y  Católica de Valparaíso, Federico Santa María y la Universidad de Valparaíso. Su objetivo es mejorar la competitividad de la industria alimentaria nacional, regional e internacional, con grandes innovaciones a nivel tecnológico.

Zuñiga explica que una de las tareas fundamentales del centro es reforzar la conexión entre el producto y el desarrollo científico. Esto porque, según su opinión, en nuestro país no existe mucha investigación al interior de las empresas.

“Si Chile está produciendo paltas y tenemos un mercado explotador de ella, tenemos que encontrar los beneficios saludables de los distintos componentes bioactivos que pueda tener este fruto, en la pulpa, en la cáscara o en el carozo. Primero hay que detectarlos y evaluarlos. Algunas de estas cualidades son sabidas en el mundo, pero es interesante saber las propiedades que tienen los productos nacionales. Cómo afecta su cultivo, en qué momento la cosechamos. Hay que recordar que nuestros frutos son distintos a los de los otros países y que tienen características y diferencias entre unos y otros y nuestra idea es potenciar eso” indica la doctora en Biotecnología.

Y los resultados están a la vista. Basta con pasearse por un supermercado y notar la variedad de productos mejorados científicamente, como los yogures con probióticos. Éstos forman parte de los llamados alimentos funcionales, que han sido formulados o procesados para potenciar sus cualidades de prevención de enfermedades como el cáncer gástrico. En este caso se insertan colonias de microorganismos que están presentes en nuestro intestino y que son positivos para el organismo.

Pero una de las mayores novedades en las que está trabajando el CREAS es en la extracción de las semillas de una planta llamada borraja, el cual busca convertirse en una importante materia prima para productos cosméticos y farmacológicos.

“Estamos obteniendo un concentrado que tiene un ácido graso que es su principal principio activo denominado GLA. Lo que hacemos es enriquecer o concentrar el principio activo a partir del aceite. Es un proceso muy complejo. El 90 por ciento de los aceites son muy parecidos entre sí, entonces las técnicas de separación de los ácidos grasos que se podrían usar en otros aceites no serían válidos acá. Hacemos un proceso enzimático en uno o dos pasos que nos permite diferenciar entre un ácido graso y otro”, puntualiza la directora del centro.

Además, se está implementando un programa de reutilización de los residuos de la agroindustria, cuyo objetivo es revalorizar los desechos para obtener los mayores beneficios posibles.

“Entre ellos, nuestros colegas están viendo en el carozo (cuesco-hueso de la fruta) de la palta el obtener un biopesticida. Las semillas o las cáscaras tienen normalmente mucho más antioxidante que las pulpas, que son las que se consumen normalmente y antioxidantes fenólicos. Estamos viendo cómo obtenerlo luego de todos estos descartes”, señala la académica.

Todos avances que pueden elevar la competitividad de la agroindustria nacional, que se ha comprometido  a realizar una producción limpia a través de distintos acuerdos con la Comisión Nacional de Medio Ambiente. Procedimientos que le permiten, además, entregar un valor agregado a los productos de exportación y, sobre todo, mejorar la salud de las personas.

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