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Crónica de un desastre anunciado: U. de Chile advirtió el terremoto y la necesidad de investigación

El rector y sismólogos de nuestra casa de estudios denunciaron que las autoridades hicieron oídos sordos al anuncio que en 2007 hicieron de este terremoto, con asombrosa exactitud, y a los requerimientos de recursos para investigación, desarrollo y trabajo en esta área. "Es como si no fuéramos un país sísmico”, lamentó Víctor Pérez

Macarena Scheuch

  Sábado 6 de marzo 2010 15:19 hrs. 
Radio-Uchile

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El rector y sismólogos de nuestra casa de estudios denunciaron que las autoridades hicieron oídos sordos al anuncio que en 2007 hicieron de este terremoto, con asombrosa exactitud, y a los requerimientos de recursos para investigación, desarrollo y trabajo en esta área. "Es como si no fuéramos un país sísmico”, lamentó Víctor Pérez.

Víctor Pérez, rector de la Universidad de Chile, aseguró que nuestra casa de estudios advirtió, por medio de un informe de especialistas emanado el año 2007, sobre la posibilidad de un terremoto de 8,5 grados en la costa entre Constitución y Concepción.

La máxima autoridad universitaria hizo hincapié, en compañía de académicos de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, en la necesidad de asumir con seriedad que Chile es un país sísmico y que “se requiere instrumental a lo largo de todo el país, la formación de mucha gente y que se esté trabajando en las universidades”.

“Nosotros venimos planteando ese requerimiento hace muchos años atrás. De a poco se van dando recursos, pero son pocos. Es como si no fuéramos un país sísmico”, lamentó Pérez.

El rector se manifestó optimista respecto de las medidas que puedan tomar las nuevas autoridades de gobierno para que se cree un proyecto de trabajo, desarrollo e investigación sísmica. De esa forma, se podría contar con la información y los técnicos necesarios para enfrentar este tipo de catástrofes.

Predicciones certeras

Los expertos del Centro de Investigación Internacional de Terremotos de la Universidad de Chile, junto a científicos franceses, realizaron estudios desde la década de 1990 en la zona de la catástrofe.

Uno de los frutos de este trabajo es un estudio del año 2007, que fue publicado en 2009, cuyas mediciones determinaron que las placas se movían a una velocidad de 68 milímetros por año, movimiento que se venía acumulando desde el último gran sismo de 1835. Ello, debido a que el terremoto de Chillán en 1939, aunque de gran intensidad, su origen no radica en la subducción de placas, por lo que los investigadores alertaban sobre una “laguna sísmica” en la región. Es decir, falta de movimientos sísmicos en la zona.

El peor de los escenarios considerados por el estudio era el de un sismo de 8,5 grados, con una convergencia de 10 metros. Finalmente, el pronóstico se cumplió casi con exactitud, pues el terremoto tuvo un desplazamiento de ocho metros y una intensidad de 8,8 grados Richter.

El director del Centro de Investigación Internacional de Terremotos de la Universidad de Chile, doctor Jaime Campos, fue enfático en señalar que, hace aproximadamente diez años se dieron a conocer los resultados de las investigaciones a la Comisión de Ciencias del parlamento y a las autoridades de la época.

“Hicimos ver las amenazas que habían y que si no se tomaban medidas como mayor ciencia e instrumentación adecuada para el país más sísmico del mundo, estábamos retardando una decisión que podía tener consecuencias graves”, aseguró Campos.

El experto coincidió con el rector en la falta de especialistas y desarrollo en torno a la materia. Así como también, en la necesidad de instruir a la población respecto a los sismos y la cultura preventiva que amerita.

Los ojos ahora están puestos en la otra laguna sísmica, el norte de Chile, donde un terremoto se estaría incubando. No obstante, el sismólogo descartó que existan actualmente las herramientas suficientes para determinar cuándo, dónde y con qué magnitud ocurriría.

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