El vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, presentó una charla magistral titulada Poder, Estado y socialismo en la Bolivia contemporánea en dependencias de la Cepal en nuestro país.
García Linera detalló el proceso de transformación democrática que ha tenido el Estado de ese país en los últimos años, luego de la revolución social ocurrida desde el año 2000.
El vicepresidente explicó que la conformación del Estado boliviano original era muy similar al resto de los países de América Latina, muy excluyente y con tres grandes falencias institucionales.
“La primera falla, el colonialismo; la segunda falla, la centralidad del gobierno; la tercera falla, el modo de acumulación primario exportador. En 1952 hubo una revolución muy importante ayudó a entregar tierras, propiedad a quienes no la tenían: indígenas, campesinos; dio el voto universal, pero tuvo límites, no reconoció los derechos colectivos de los pueblos indígenas”, afirmó.
La presencia de una Constitución Política que hacía una clara separación entre los ciudadanos con derechos, eminentemente españoles, y aquellos que no tenían derechos, como los indígenas, que representaron siempre una mayoría cercana al 90 por ciento de la población total del país, es muy similar a la conformación del Estado chileno.
Realidad que fue quedando atrás gracias a que la sociedad mayoritaria del país fue mostrando su descontento con las políticas públicas que sólo favorecían a la clase acomodada. Según el vicepresidente boliviano, el destino natural del pueblo altiplánico era ser campesino, lo que cambió gracias al planteamiento de temas sociales y económicos perentorios.
“Emerge un bloque social descontento, con la capacidad de movilización territorial, con la capacidad propositiva de un proyecto alternativo con voluntad de poder, con apetencia de poder, con ambición de poder y que es capaz de construir un nuevo sentido común, un nuevo sentido, un conjunto de ideas que comienzan a enamorar al resto del a población a convocarlos y eso sucedió el año 2000 con el movimiento indígena, secundado con el movimiento urbano popular y luego el movimiento obrero”, explicó.
Según Álvaro García Linera, no se trató tanto de proyectos de emergieran de partidos políticos, sino de los sindicato agrarios, campesinos, juntas de vecinos, sindicatos obreros que construyeron un ideario colectivo que atrajo a otros sectores sociales con la ayuda de la irrupción de la figura de Evo Morales.
En Chile, son muchas las voces sociales que tienen demandas similares a las que en un momento puso sobre la mesa el pueblo boliviano: Asamblea Constituyente, reconocimiento a los Pueblos Originarios y Nacionalización de materias primas para iniciar un proceso de industrialización.
La idea de una Asamblea Constituyente que permita redactar un nuevo texto fundamental que respete los derechos de los pueblos indígenas, que reconozca la diversidad cultural del país, que permita que en regiones las autoridades también sean elegidas por votación popular y que termine con el sistema binominal hace rato que ronda en la cabeza de muchos chilenos que esperan un cambio de Estado.
El vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, presentó una charla magistral titulada Poder, Estado y socialismo en la Bolivia contemporánea en dependencias de la Cepal en nuestro país.
García Linera detalló el proceso de transformación democrática que ha tenido el Estado de ese país en los últimos años, luego de la revolución social ocurrida desde el año 2000.
El vicepresidente explicó que la conformación del Estado boliviano original era muy similar al resto de los países de América Latina, muy excluyente y con tres grandes falencias institucionales.
“La primera falla, el colonialismo; la segunda falla, la centralidad del gobierno; la tercera falla, el modo de acumulación primario exportador. En 1952 hubo una revolución muy importante ayudó a entregar tierras, propiedad a quienes no la tenían: indígenas, campesinos; dio el voto universal, pero tuvo límites, no reconoció los derechos colectivos de los pueblos indígenas”, afirmó.
La presencia de una Constitución Política que hacía una clara separación entre los ciudadanos con derechos, eminentemente españoles, y aquellos que no tenían derechos, como los indígenas, que representaron siempre una mayoría cercana al 90 por ciento de la población total del país, es muy similar a la conformación del Estado chileno.
Realidad que fue quedando atrás gracias a que la sociedad mayoritaria del país fue mostrando su descontento con las políticas públicas que sólo favorecían a la clase acomodada. Según el vicepresidente boliviano, el destino natural del pueblo altiplánico era ser campesino, lo que cambió gracias al planteamiento de temas sociales y económicos perentorios.
“Emerge un bloque social descontento, con la capacidad de movilización territorial, con la capacidad propositiva de un proyecto alternativo con voluntad de poder, con apetencia de poder, con ambición de poder y que es capaz de construir un nuevo sentido común, un nuevo sentido, un conjunto de ideas que comienzan a enamorar al resto del a población a convocarlos y eso sucedió el año 2000 con el movimiento indígena, secundado con el movimiento urbano popular y luego el movimiento obrero”, explicó.
Según Álvaro García Linera, no se trató tanto de proyectos de emergieran de partidos políticos, sino de los sindicato agrarios, campesinos, juntas de vecinos, sindicatos obreros que construyeron un ideario colectivo que atrajo a otros sectores sociales con la ayuda de la irrupción de la figura de Evo Morales.
En Chile, son muchas las voces sociales que tienen demandas similares a las que en un momento puso sobre la mesa el pueblo boliviano: Asamblea Constituyente, reconocimiento a los Pueblos Originarios y Nacionalización de materias primas para iniciar un proceso de industrialización.
La idea de una Asamblea Constituyente que permita redactar un nuevo texto fundamental que respete los derechos de los pueblos indígenas, que reconozca la diversidad cultural del país, que permita que en regiones las autoridades también sean elegidas por votación popular y que termine con el sistema binominal hace rato que ronda en la cabeza de muchos chilenos que esperan un cambio de Estado.
El vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, presentó una charla magistral titulada Poder, Estado y socialismo en la Bolivia contemporánea en dependencias de la Cepal en nuestro país.
García Linera detalló el proceso de transformación democrática que ha tenido el Estado de ese país en los últimos años, luego de la revolución social ocurrida desde el año 2000.
El vicepresidente explicó que la conformación del Estado boliviano original era muy similar al resto de los países de América Latina, muy excluyente y con tres grandes falencias institucionales.
“La primera falla, el colonialismo; la segunda falla, la centralidad del gobierno; la tercera falla, el modo de acumulación primario exportador. En 1952 hubo una revolución muy importante ayudó a entregar tierras, propiedad a quienes no la tenían: indígenas, campesinos; dio el voto universal, pero tuvo límites, no reconoció los derechos colectivos de los pueblos indígenas”, afirmó.
La presencia de una Constitución Política que hacía una clara separación entre los ciudadanos con derechos, eminentemente españoles, y aquellos que no tenían derechos, como los indígenas, que representaron siempre una mayoría cercana al 90 por ciento de la población total del país, es muy similar a la conformación del Estado chileno.
Realidad que fue quedando atrás gracias a que la sociedad mayoritaria del país fue mostrando su descontento con las políticas públicas que sólo favorecían a la clase acomodada. Según el vicepresidente boliviano, el destino natural del pueblo altiplánico era ser campesino, lo que cambió gracias al planteamiento de temas sociales y económicos perentorios.
“Emerge un bloque social descontento, con la capacidad de movilización territorial, con la capacidad propositiva de un proyecto alternativo con voluntad de poder, con apetencia de poder, con ambición de poder y que es capaz de construir un nuevo sentido común, un nuevo sentido, un conjunto de ideas que comienzan a enamorar al resto del a población a convocarlos y eso sucedió el año 2000 con el movimiento indígena, secundado con el movimiento urbano popular y luego el movimiento obrero”, explicó.
Según Álvaro García Linera, no se trató tanto de proyectos de emergieran de partidos políticos, sino de los sindicato agrarios, campesinos, juntas de vecinos, sindicatos obreros que construyeron un ideario colectivo que atrajo a otros sectores sociales con la ayuda de la irrupción de la figura de Evo Morales.
En Chile, son muchas las voces sociales que tienen demandas similares a las que en un momento puso sobre la mesa el pueblo boliviano: Asamblea Constituyente, reconocimiento a los Pueblos Originarios y Nacionalización de materias primas para iniciar un proceso de industrialización.
La idea de una Asamblea Constituyente que permita redactar un nuevo texto fundamental que respete los derechos de los pueblos indígenas, que reconozca la diversidad cultural del país, que permita que en regiones las autoridades también sean elegidas por votación popular y que termine con el sistema binominal hace rato que ronda en la cabeza de muchos chilenos que esperan un cambio de Estado.
