El autor de “Las venas abiertas de América Latina” arribó hace unos días a La Habana, Cuba, para participar en los trabajos del Premio Casa de las Américas, quizá el más importante evento literario latinoamericano y caribeño de la isla y el continente. Hace doce años que no iba. Y hace doce años que Eduardo Galeano se distanció o se alejó al formular fuertes críticas a la Revolución Cubana en el marco de condenas a disidentes. Claro que en Cuba también hubo más que reparos a la posición de Galeano. Como sea, se enfrió el vínculo.
Ahora, sin embargo, las cosas parecen haber cambiado. El autor uruguayo se sentó en una misma mesa con el Ministro de Cultura, Abel Prieto, el escritor Roberto Fernández Retamar, el presidente de la Unión de Escritores de Cuba, Miguel Barnet, el cineasta Alfredo Guevara (amigo de juventud de Fidel Castro) y el historiador y ejecutor del proyecto de La Habana Vieja, Eusebio Leal. Además, Ricardo Alarcón, presidente del Poder Legislativo cubano. Todos, fieles exponentes de la intelectualidad cubana.
Recordando o no el escrito del 2003 en que lanzó críticas a la situación cubana, Eduardo Galeano afirmó que “el amigo de verdad es el que critica de frente y elogia por la espalda”.
Añadió que “aunque hace años que no vengo (a La Habana), siento que vuelvo sin haberme ido nunca. Cuba siguió siempre vivía dentro de mí, en mis palabras, mis actos y en mi memoria”.
Precisamente fueron sus palabras las que produjeron el choque con la Revolución Cubana.
Ante el fusilamiento de tres secuestradores y el arresto de disidentes, todo ordenado por autoridades judiciales y policiales de Cuba, Galeano redactó un texto titulado “Cuba duele” donde indicó que “en el duro camino que recorrió en tantos años, la Revolución ha ido perdiendo el viento de espontaneidad y de frescura que desde el principio la empujó. Lo digo con dolor. Cuba duele”.
El uruguayo escribió que “las prisiones y los fusilamientos en Cuba son muy buenas noticias para el superpoder universal, que está loco de ganas de sacarse de la garganta esta porfiada espina. Son muy malas noticias, en cambio, noticias tristes que mucho duelen, para quienes creemos que es admirable la valentía de ese país chiquito y tan capaz de grandeza, pero también creemos que la libertad y la justicia marchan juntas o no marchan”.
Además, Eduardo Galeano cuestionó “la democracia del partido único”, la “omnipotencia del Estado”, habló de la “decadencia de un modelo de poder” y de la “rigidez burocratizada”, al tiempo que señaló que las condenas a disidentes eran “goles en contra” al interior del régimen socialista isleño.
Todo aquello no fue compartido en Cuba, cuyo gobierno, autoridades y medios de prensa plantearon que la condena a secuestradores y el encarcelamiento de disidentes era la respuesta a crímenes y acciones en contra de la Revolución Cubana, financiadas por Estados Unidos.
Ahora en La Habana, el autor uruguayo indicó que “jamás oculté ninguna de mis discrepancias o mis dudas; pero tampoco oculté mi admiración por esta Revolución que es un ejemplo de dignidad nacional”.
Junto a sus colegas escritores y personeros del gobierno isleño, Eduardo Galeano sostuvo tras su retorno a Cuba que no conoce país más solidario que la isla y añadió: “Todo el resto son espacios de debate, de dudas que están siendo respondidas por este proceso de cambios que la Revolución está viviendo ahora”.
En materia literaria, el uruguayo presentará en La Habana su texto “Espejos” y está sosteniendo encuentros con intelectuales, artistas y dirigentes cubanos en lo que ya constituye el reencuentro de Galeano con la Revolución Cubana
El autor de “Las venas abiertas de América Latina” arribó hace unos días a La Habana, Cuba, para participar en los trabajos del Premio Casa de las Américas, quizá el más importante evento literario latinoamericano y caribeño de la isla y el continente. Hace doce años que no iba. Y hace doce años que Eduardo Galeano se distanció o se alejó al formular fuertes críticas a la Revolución Cubana en el marco de condenas a disidentes. Claro que en Cuba también hubo más que reparos a la posición de Galeano. Como sea, se enfrió el vínculo.
Ahora, sin embargo, las cosas parecen haber cambiado. El autor uruguayo se sentó en una misma mesa con el Ministro de Cultura, Abel Prieto, el escritor Roberto Fernández Retamar, el presidente de la Unión de Escritores de Cuba, Miguel Barnet, el cineasta Alfredo Guevara (amigo de juventud de Fidel Castro) y el historiador y ejecutor del proyecto de La Habana Vieja, Eusebio Leal. Además, Ricardo Alarcón, presidente del Poder Legislativo cubano. Todos, fieles exponentes de la intelectualidad cubana.
Recordando o no el escrito del 2003 en que lanzó críticas a la situación cubana, Eduardo Galeano afirmó que “el amigo de verdad es el que critica de frente y elogia por la espalda”.
Añadió que “aunque hace años que no vengo (a La Habana), siento que vuelvo sin haberme ido nunca. Cuba siguió siempre vivía dentro de mí, en mis palabras, mis actos y en mi memoria”.
Precisamente fueron sus palabras las que produjeron el choque con la Revolución Cubana.
Ante el fusilamiento de tres secuestradores y el arresto de disidentes, todo ordenado por autoridades judiciales y policiales de Cuba, Galeano redactó un texto titulado “Cuba duele” donde indicó que “en el duro camino que recorrió en tantos años, la Revolución ha ido perdiendo el viento de espontaneidad y de frescura que desde el principio la empujó. Lo digo con dolor. Cuba duele”.
El uruguayo escribió que “las prisiones y los fusilamientos en Cuba son muy buenas noticias para el superpoder universal, que está loco de ganas de sacarse de la garganta esta porfiada espina. Son muy malas noticias, en cambio, noticias tristes que mucho duelen, para quienes creemos que es admirable la valentía de ese país chiquito y tan capaz de grandeza, pero también creemos que la libertad y la justicia marchan juntas o no marchan”.
Además, Eduardo Galeano cuestionó “la democracia del partido único”, la “omnipotencia del Estado”, habló de la “decadencia de un modelo de poder” y de la “rigidez burocratizada”, al tiempo que señaló que las condenas a disidentes eran “goles en contra” al interior del régimen socialista isleño.
Todo aquello no fue compartido en Cuba, cuyo gobierno, autoridades y medios de prensa plantearon que la condena a secuestradores y el encarcelamiento de disidentes era la respuesta a crímenes y acciones en contra de la Revolución Cubana, financiadas por Estados Unidos.
Ahora en La Habana, el autor uruguayo indicó que “jamás oculté ninguna de mis discrepancias o mis dudas; pero tampoco oculté mi admiración por esta Revolución que es un ejemplo de dignidad nacional”.
Junto a sus colegas escritores y personeros del gobierno isleño, Eduardo Galeano sostuvo tras su retorno a Cuba que no conoce país más solidario que la isla y añadió: “Todo el resto son espacios de debate, de dudas que están siendo respondidas por este proceso de cambios que la Revolución está viviendo ahora”.
En materia literaria, el uruguayo presentará en La Habana su texto “Espejos” y está sosteniendo encuentros con intelectuales, artistas y dirigentes cubanos en lo que ya constituye el reencuentro de Galeano con la Revolución Cubana
El autor de “Las venas abiertas de América Latina” arribó hace unos días a La Habana, Cuba, para participar en los trabajos del Premio Casa de las Américas, quizá el más importante evento literario latinoamericano y caribeño de la isla y el continente. Hace doce años que no iba. Y hace doce años que Eduardo Galeano se distanció o se alejó al formular fuertes críticas a la Revolución Cubana en el marco de condenas a disidentes. Claro que en Cuba también hubo más que reparos a la posición de Galeano. Como sea, se enfrió el vínculo.
Ahora, sin embargo, las cosas parecen haber cambiado. El autor uruguayo se sentó en una misma mesa con el Ministro de Cultura, Abel Prieto, el escritor Roberto Fernández Retamar, el presidente de la Unión de Escritores de Cuba, Miguel Barnet, el cineasta Alfredo Guevara (amigo de juventud de Fidel Castro) y el historiador y ejecutor del proyecto de La Habana Vieja, Eusebio Leal. Además, Ricardo Alarcón, presidente del Poder Legislativo cubano. Todos, fieles exponentes de la intelectualidad cubana.
Recordando o no el escrito del 2003 en que lanzó críticas a la situación cubana, Eduardo Galeano afirmó que “el amigo de verdad es el que critica de frente y elogia por la espalda”.
Añadió que “aunque hace años que no vengo (a La Habana), siento que vuelvo sin haberme ido nunca. Cuba siguió siempre vivía dentro de mí, en mis palabras, mis actos y en mi memoria”.
Precisamente fueron sus palabras las que produjeron el choque con la Revolución Cubana.
Ante el fusilamiento de tres secuestradores y el arresto de disidentes, todo ordenado por autoridades judiciales y policiales de Cuba, Galeano redactó un texto titulado “Cuba duele” donde indicó que “en el duro camino que recorrió en tantos años, la Revolución ha ido perdiendo el viento de espontaneidad y de frescura que desde el principio la empujó. Lo digo con dolor. Cuba duele”.
El uruguayo escribió que “las prisiones y los fusilamientos en Cuba son muy buenas noticias para el superpoder universal, que está loco de ganas de sacarse de la garganta esta porfiada espina. Son muy malas noticias, en cambio, noticias tristes que mucho duelen, para quienes creemos que es admirable la valentía de ese país chiquito y tan capaz de grandeza, pero también creemos que la libertad y la justicia marchan juntas o no marchan”.
Además, Eduardo Galeano cuestionó “la democracia del partido único”, la “omnipotencia del Estado”, habló de la “decadencia de un modelo de poder” y de la “rigidez burocratizada”, al tiempo que señaló que las condenas a disidentes eran “goles en contra” al interior del régimen socialista isleño.
Todo aquello no fue compartido en Cuba, cuyo gobierno, autoridades y medios de prensa plantearon que la condena a secuestradores y el encarcelamiento de disidentes era la respuesta a crímenes y acciones en contra de la Revolución Cubana, financiadas por Estados Unidos.
Ahora en La Habana, el autor uruguayo indicó que “jamás oculté ninguna de mis discrepancias o mis dudas; pero tampoco oculté mi admiración por esta Revolución que es un ejemplo de dignidad nacional”.
Junto a sus colegas escritores y personeros del gobierno isleño, Eduardo Galeano sostuvo tras su retorno a Cuba que no conoce país más solidario que la isla y añadió: “Todo el resto son espacios de debate, de dudas que están siendo respondidas por este proceso de cambios que la Revolución está viviendo ahora”.
En materia literaria, el uruguayo presentará en La Habana su texto “Espejos” y está sosteniendo encuentros con intelectuales, artistas y dirigentes cubanos en lo que ya constituye el reencuentro de Galeano con la Revolución Cubana
