Nicanor Parra, en su propio alfabeto

Este lunes Nicanor Parra fue premiado en ausencia con el Cervantes y se convirtió en el tercer autor chileno galardonado con esa distinción. Acá, algunos de sus cercanos y especialistas en su obra explican qué hay de revolucionario en la antipoesía, como se entremezcla en su vida y por qué hoy sigue siendo un impacto.

Este lunes Nicanor Parra fue premiado en ausencia con el Cervantes y se convirtió en el tercer autor chileno galardonado con esa distinción. Acá, algunos de sus cercanos y especialistas en su obra explican qué hay de revolucionario en la antipoesía, como se entremezcla en su vida y por qué hoy sigue siendo un impacto.

Mi poesía puede perfectamente no conducir a ninguna parte:
“¡Las risas de este libro son falsas!”, argumentarán mis detractores
“Sus lágrimas, ¡artificiales!”
“En vez de suspirar, en estas páginas se bosteza”
“Se patalea como un niño de pecho”
“El autor se da a entender a estornudos”
Conforme: os invito a quemar vuestras naves,
Como los fenicios pretendo formarme mi propio alfabeto.

Así escribía Nicanor Parra su “Advertencia al lector”, incluida en “Poemas y antipoemas” y que agregaba que “el autor no responde de las molestias que puedan ocasionar sus escritos” y “el lector tendrá que darse siempre por satisfecho”.

Nicanor Parra, nacido hace 97 años en San Fabián de Alico, cerca de Chillán, recibe este lunes el Premio Cervantes. No viajó a España, pero sí lo hicieron su hija Colombina y su nieto Cristóbal “Tololo” Ugarte, quienes lo representarán en la ceremonia. Es el tercer chileno, luego de Jorge Edwards y Gonzalo Rojas.

En 1954 publicó “Poemas y antipoemas”, la obra que establece la idea de la antipoesía. María Teresa Cárdenas, autora del libro de entrevistas “Así habló Parra en El Mercurio”, recién publicado, explica que “él siempre ha postulado que recoge el habla común, el habla de la calle, recoge la voz del hombre, sus preocupaciones y dramas. Esto lo lleva al poema. Ese es como el fundamento de la antipoesía: más que hablar, poeta es quien recoge el habla común”.

Una opción que ha ido más allá del trabajo literario. Están los artefactos, pero también está la vida misma. César Cuadra dicta un curso monográfico sobre Nicanor Parra en el departamento de Estudios Humanísticos de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Chile, el mismo lugar en que el poeta enseñó por años. Autor de libros sobre su obra y amigo, afirma que “lo que está proponiendo Nicanor Parra es una forma de vida, entonces es imposible separar la antipoesía con la vida que él lleva”.

“Aunque en la antipoesía, esto no tiene por qué ser adjudicado al sujeto Nicanor Parra, porque lo que está haciendo es construir un elemento para el lector, le está entregando un instrumento para -si usamos palabras de los orientales- que logre la iluminación, tener un nuevo punto de vista que le permita entender el mundo. Yo te diría que él lleva una vida completamente acorde con ese punto de vista, no creo que haya diferencia fundamental entre lo que hace y lo que vive”, precisa.

En tanto, el crítico y director de publicaciones de la Universidad Diego Portales, Matías Rivas, quien ha supervisado las últimas ediciones de sus trabajos, asegura que la escritura de Parra revolucionó el modo de percibir la literatura.

“Creo que como algo tremendamente fresco, no ha perdido nada de su capacidad de impresionar. Cualquier niño o adulto que se acerque a leer ‘Poemas y antipoemas’ tiene la sensación de estar leyendo algo nuevo, que tiene una particularidad y que no es esa cosa lírica, dulzona, un poco aburrida y quejosa que es la poesía convencional. Entonces cuando uno lo lee, siente que está leyendo algo muy distinto al concepto habitual de poesía que tenía hasta ese momento”, dice.

“Nicanor Parra ocupa las conversaciones por teléfono, la música, el lenguaje cotidiano y lo hace suyo”, añade Matías Rivas. “Es un poeta pop”.





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