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El pito valiente


Martes 31 de julio 2012 10:15 hrs.


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Se han dado a conocer profusamente las “valientes” declaraciones del senador  Fulvio Rossi sobre el hecho que de cuando en vez y de vez en cuando se pega su pasadita por las alturas sin necesidad de subirse a un avión, algo así una voladita poca a través de un pitito de marihuana, que de valientes tienen tanto como el polvito de Alinco en su camioneta, las palabras sobre la democracia de la Ena o el arrepentimiento bucal de Chadwick, o sea, nada.

En estricto rigor a la verdad, me importa un soberano pucho si el susodicho senador es volado, borracho o patachero, ya que eso cae directamente en el ámbito personal y privado y, de yapa, recae en el ámbito de sus electores, ya que la culpa no es del chancho, si no del que le da el afrecho. Si el mentado caballero u otros y otras del desprestigiado anfiteatro porteño se dan algunos gustitos personales es problema de ellos y ellas, el nuestro es que no los sigamos reeligiendo. Pero también es bueno aclarar que ninguno de ellos, absolutamente nadie de los y las que ahí están fueron elegidos para ser el modelo y dechado de virtudes seudo moralinoides que la parte más pacata de esta sociedad quisiera imponerle al resto. Los que llegaron ahí están para trabajar por el país, extraordinariamente bien pagados y, supuestamente, generar leyes que vayan en beneficio de todos.

Mi gran problema con este enunciado es que en la mayoría de los casos lo del trabajo no se cumple, con excepción de la extraordinaria paga y las mejores prebendas, pero, lo que más me incomoda es esa relación extraña entre Vicios privados y Virtudes públicas (perdóname Jancsó Miklós), donde lo que es bueno para el resto no aplica en ellos o al revés.

La gran contradicción de nuestro honorable no es que se pegue su elevadita, si no que es su cháchara semi revolucionaria y progresista sobre las libertades personales , que suena bonito, acorde a los tiempos y cuasi metro sexual de vanguardia, pero la realidad, la porfiada realidad nos recuerda a cada instante que no es más que una postura falsa, sólo porque, probablemente, ya era demasiado vox populi su afición al temilla, entonces y en buen chileno, se hace el progre valentón, antes que aparezca su foto con los ojitos sonriente en la prensa amarillenta, hoy llamada farandulera.

Si el tema de las libertades públicas fuera cierto y el macoñero fuera consecuente con este principio, no estaría de acuerdo en conculcar las libertas de los fumadores o de los tomadores, pero, como estar en la postura anti tabaco y anti alcohol (pro-vida que le dicen) rinde algunos votitos, le da lo mismo aparecer como la estatua de la libertad frente a la maríajuana, pero como un inquisidor español frente al pucho y al copete.

Consecuencia pura frente a las libertades individuales. Claro que aclaro, frente a las libertades de llenarse los bolsillos de billetitos a costa de los inocentes electores.

El sólo hecho de ponerse el apellido progresista o socialista o cualquier ista con aires libertarios, no da para serlo, forma y fondo deben tener alguna conexión, que pareciera en este caso y algunos varios más no logra cuajar por ninguna parte, así que desde esta modesta tribuna le digo que si quiere pitiar que lo haga pública y libremente, pero no venga entremedio a jugar con nuestras propias libertades públicas por unos votitos extras que le significan quedarse pegado otros cuantos años ganando mucho sin rendirle cuentas a nadie.

Los que creen profundamente en la libertad y el progresismo lo hacen las veinticuatro horas del día, no sólo cuando le conviene a la imagen, ya que para mentir y comer pescado, hay que tener mucho cuidado.