Las cifras de la última encuesta del Centro de Estudios Públicos, CEP –la segunda del año y la última antes de las elecciones municipales- fueron analizadas por diversos analistas políticos, quienes coincidieron en que no hay noticias positivas para el Ejecutivo.
Respecto del 27 por ciento de aprobación al Presidente Sebastián Piñera durante julio-agosto, tres puntos porcentuales más que en la última medición, el subdirector del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, INAP, sostuvo que se mantiene un nivel bajísimo preocupante.
El académico recalcó que esto se mantiene pese a una estrategia comunicacional del Gobierno, apoyado por gran parte de los medios de comunicación que, como muestra, ha centrado la difusión de la encuesta sólo en la carrera presidencial.
Funk recalcó que la baja de un 59 a un 52 por ciento en la desaprobación al mandatario puede deberse al estado de la economía o a que, según la misma encuesta, aumentó la percepción de que Chile está progresando.
También hubo análisis sobre los presidenciables, donde un 50 por ciento de los consultados le gustaría que la directora ejecutiva de ONU Mujeres, Michelle Bachelet, sea la futura presidenta de Chile, seguido por el ministro de Obras Públicas, Laurence Golborne, con 9 por ciento y Marco Enríquez-Ominami con 4.
El subdirector del INAP subrayó que a la ex Presidenta le ha favorecido el estar fuera de Chile: “Sin duda ayuda que ella no esté en el país, eso de estar presente en los medios todos los días es un arma de doble filo. Es más difícil atacarla, pese a que se ha intentado hacerlo, porque es más complejo atacar a alguien que no está acá, que no ‘engancha’, y que se mantiene en la memoria colectiva como una Presidenta popular que salió con altísimos niveles de aprobación. El segundo punto es que nosotros hemos observado hace mucho tiempo que, por alguna razón, el tipo de liderazgo de la Presidenta Bachelet es un tipo de liderazgo que, en la medida en que le pegan, esos ataques rebotan”, dijo.
Respecto de las coaliciones la Concertación marca un 18 por ciento de adhesión y la Coalición por el cambio obtuvo un 12, ambos con dos puntos menos frente a la medición anterior, y el Juntos Podemos, un 6 por ciento, mientras que la tendencia “ninguno” de estos tres bloques como identificación obtuvo un 60 por ciento, contemplando un alza de siete puntos porcentuales.
Una situación preocupante, según señaló a la tercera edición de Radioanálisis Francisca Quiroga, también académica del INAP: “Eso nos está diciendo que la clase política hoy en día, y las dos coaliciones, tienen crisis de representación, lo que está principalmente dado por su quehacer en la cotidianeidad y cómo se están mostrando hacia la ciudadanía. La clase política, de alguna otra forma, está más preocupada de cuestiones electorales, de la coyuntura, y son muy reactivos frente a una complejización de los temas públicos que ellos ni siquiera lo están confrontando, ni siquiera lo están poniendo en la mesa”, aseguró.
Por su parte Mauricio Morales, académico de Ciencias Políticas de la Universidad Diego Portales, coincidió en que el aumento en la aprobación al Presidente no se condice con los esfuerzos comunicacionales y que es insuficiente para enfrentar las municipales.
“Es un incremento muy mediocre considerando toda la campaña que ha realizado el Gobierno , a través de los medios de comunicación, posicionando no solamente al Presidente de la República, sino también a los ministros más populares de su gabinete. Me estoy refiriendo a Golborne, Allamand, Lavín y Matthei. Eso ha tenido como consecuencia un incremento de su aparición y del gabinete en la agenda noticiosa pero eso no ha sido suficiente para producir un incremento muy sustantivo en la aprobación”, señaló.
Tanto Funk como Morales señalaron que el rechazo a los sectores políticos, junto con el Congreso y la actividad política en general, son históricamente altos en la última década, lo que se refleja en que los propios precandidatos -como Golborne , Andrés Velasco o Franco Parisi- se desmarcan recalcando su independencia.
Sobre la participación en las municipales, donde el 85 por ciento de las personas con mayores recursos manifestó que asistiría a sufragar contra de un 52 por ciento del estrato bajo, ambos académicos recalcaron que siempre el nivel socioeconómico tiene un impacto ya que las personas que sienten que los beneficios del sistema no le llegan suelen no participar.
No obstante, mientras Robert Funk cree que el efecto de esto será neutro, Mauricio Morales advierte que el voto voluntario aumenta el sesgo de clase aun cuando la proporción de los estratos más bajos es mayor, ya que una democracia sana debería evitar que las desigualdades económicas se traduzcan en desigualdades políticas.