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Marco 2014: El hijo pródigo está de regreso

Marco Enríquez - Ominami fue proclamado como candidato presidencial del Partido Progresista, en un evento en el Teatro Caupolicán, donde también se lanzaron las candidaturas municipales de la colectividad. En su segundo intento por llegar a La Moneda, Meo prometió ser "el Presidente de todos", teniendo como base de su programa el tema educativo y la reforma de la Constitución.

Daniela Ruiz

  Viernes 5 de octubre 2012 5:16 hrs. 
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Díscolo, progresista, malcriado, le enfant terrible, Marco Enríquez Ominami insiste por competir por el sillón presidencial una vez más, y en esta ocasión se adelanta al resto y lanza su candidatura trece meses antes de unas elecciones que se desarrollarán el 17 de noviembre del 2013.

Mientras en la Concertación “esperan por un avión” y en la Alianza “hacen cálculos para ver qué ministro sale de la piscina temperada”, tal como afirmó el candidato, Enríquez Ominami comienza a pelear en el ring sin nada que perder: solo cuenta con su partido y algunos movimientos como respaldo, y tampoco cuenta con representación en el Parlamento como para jugar al “tira y a afloja” por más apoyo.

Ciertamente, Marco se arriesga. Así como lo hizo en 2009, cuando después de romper con el Partido Socialista por no acceder a dejarlo compertir con Eduardo Frei Ruiz Tagle por primarias, se presenta como independiente a las presidenciales obteniendo un sorpresivo 20,13 por ciento de los votos,  lo que igualmente lo deja fuera de la segunda vuelta, que finalmente da como triunfador de la contienda al actual Presidente Sebastián Piñera.

En el camino, Enríquez – Ominami fundó el Partido Progresista con el objetivo de romper con el duopolio político de la Concertación y la Alianza, sin que por ello se le haya hecho fácil durante los  últimos tres años. A los pocos meses de su derrota, su gran aliado y compañero, el actor y abogado Álvaro Escobar, decide dejar la política,  despúes de reconocer que la tarea de vocero del presidenciable le llevó a perder su candidatura como diputado frente a Pepe Auth (PPD), pese a conseguir la segunda mayoría por su distrito. Obra del binominal.

A ello se suma la condena de 20 años que dicta Cuba en 2011 contra Max Marambio, principal financista de la campaña de 2009, responsabilizado en la isla por casos de corrupción, a través de  su empresa Río Saza, lo que lo obliga a tomar un segundo plano al interior del PRO.

Sin embargo, Marco durante su proclamación como candidato presidencial del progresismo en el Teatro Caupolicán no escatima en alegorías.  “Me siento más acompañado que el 2009, estoy más acompañado ahora”, dice frente a una multitud que no alcanza a llenar el lugar donde antaño Salvador Allende o Frei Montalva alentaban a sus adherentes.

Tampoco escatima en recursos. El Caupolicán ahora, después de llamarse Monumental y pasar por un proceso de concesión, cuenta con un sistema completamente refaccionado y ultra moderno, donde durante las cuatro horas de duranción del acto varios jóvenes venden bebidas, cervezas sin alcohol  y refrigerios. Los recursos que faltan de Marambio, se podría pensar, pero el empresario no se resta de la celebración, aunque se le ve solitario, sin recibir el protagonismo que seguramente ostentaría de no ser por los líos en La Habana.

La ceremonia se desarrolla así, como un acto de varieté. El presidente del Sindicato de Actores de Chile (Sidarte), Edgardo Bruna,quien es el encargado de proclamar a MEO, no se aguanta y exclama “¡Puta el acto pa’ lindo!”, destacando que en él ha habido música, poesía, teatro  y fiesta.  Claro, por el escenario han desfilados dos poetas declamando décimas, la banda de cumbia Pato Cobarde, el humorista Palta Meléndez disfrazado de Salvador Allende, los raperos de Tiro de Gracia, los ska de Santo Barrio, unos payasos haciendo piruetas, la banda de cueca Los Santiaguinos y un actor recitando a Parra, todo mediado por la animación de los personajes de la TV, Marisela Santibáñez –actriz, hincha del Colo Colo- y Gonzalo Egas – chico reality que ahora quiere ser concejal PRO-. Pan y circo.

Asismismo, más que figuras de relevancia política, grandes intelectuales o personajes representativos de la cultura, en el acto “Abracémonos, Porvenir” se aprecian más actores de telenovelas de Vicente Sabatini (Sergio Hernández, Claudia Pérez, Mauricio Pesutic, el Guatón de la Fruta), extras de la TV (Sergio del Campo, René Naranjo) o representantes de movimientos como el Movilh o los Socialistas Allendistas.

También aparece la franja del NO, en un seudo homenaje por la cercanía de la conmemoración del plebiscito, que más parece una respuesta al éxito de la película del mismo nombre y al revival por dicho acontecimiento. Extraño, considerando las críticas que Enríquez – Ominami no pierde el tiempo de realizar hacia la Concertación o al periodo de transición mismo.“Esto es una señal pa’ la Concerta’ ¿para qué?”, reclama enojado un progresista.

Las señales al pasado no terminan ahí. Miguel Enríquez, fundador del Movimiento Revolucionario de Izquierda (MIR), ultimado en un enfrentamiento durante la dictadura antes de poder conocer a su hijo Marco, es aludido varias veces durante el evento. MEO, con su imagen en las pantallas, explica que no solo se trata de una fecha especial para él, pues coincide con un nuevo aniversario del plebiscito, sino porque también se conmemoran 38 años de la muerte de su padre. “Yo no lo conocí y las primeras imágenes que vi de él fueron en este teatro”, indica.

Nadie pesca mucho. De hecho, cuando los animadores piden gritos o consignas al público pierden el tiempo. Ejemplo de ello es la nula respuesta al llamado -varias veces durante la jornada- a vitorear la frase ” Se siente, valiente, Marco. Sin embargo, Enríquez – Ominami promete. Promete educación gratuita, reforma tributaria, nueva Constitución, la solución del conflicto marítimo con Bolivia, igualdad de derechos para las diversas orientaciones sexuales, normativas para los discapacitados, respeto por el medioambiente, por los animales, etc. No le falta ninguna minoría.

Marco denuncia que la actual Constitución es ilegítima, que prioriza la venta de nuestros recursos naturales y afirma que reformar esta normativa no conlleva la gravedad con que apuntan los poderes fácticos. Y así como dice que en 2009 instaló el debate por educación gratuita -base de su programa actual-, ahora quiere sumar a ello el reemplazo de la carta fundamental -cuya última corrección data de un cuestionado plebiscito en 1980-, solicitud que viene desde hace tiempo impulsándose desde varias organizaciones sociales y ciudadanas que buscan la instalación de una cuarta urna donde se pueda votar por esta opción.

El único candidato presidencial oficializado termina su discurso, de unos 15 minutos de bastante autoreferencia, diciendo “Solo dos ideas muy simples: ¡Viva Chile y Viva el Cambio!, frase asociada a Joaquín Lavín, pues fue el emblema de su campaña presidencial de 1999, cuando era conocido por bombardear las nubes para hacer llover e instalar playas artificiales en la ciudad. Ya sabemos cómo le fue.

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