El concepto cine B viene de aquel cine que se produce independiente de las grandes productoras, en los bordes de la industria cinematográfica. Por lo mismo hablar de cine B en un país en donde no existe industria cinematográfica puede resultar un poco confuso. Cuando pensamos que el consumo de cine chileno no permite que los realizadores vivan de hacer cine y que salvo rarísimas excepciones la mayoría de las películas se hacen gracias a financiamientos artísticos o al sacrificio de sus creadores, no podemos hablar de industria. De lo que si podemos hablar – especialmente en los últimos cinco años- es de una producción sostenida de productos audiovisuales, pero que en Chile, más allá de si sus presupuestos son ínfimos o significativos, son siempre independientes ya que no hay una institución o industria de la que depender.
De la sostenida producción de largometrajes de ficción y documental se calcula que menos de la mitad llega a estrenarse comercialmente, de esas sólo unas pocas llegan a salas comerciales y el resto lo hace en el circuito paralelo de cine arte que en Santiago está mayormente representado por el Cine Arte Alameda, la Cineteca Nacional, el Cine Arte Normandie y, en ocasiones, Lastarria 90. Son los festivales los que se encargan de mostrar el resto de la producción. Según sus organizadores el Festival de Cine B se creó para apostar por un grupo de películas escondidas para el público, debido a que las distribuidoras rechazan y a las grandes salas de cine no les interesa. Y en sus primeras versiones cumplieron cabalmente con esa promesa, dándole la oportunidad a muchos jóvenes realizadores de ver sus películas –aunque fuera sólo por esa vez- proyectadas en pantalla grande.
Desde hace un par de años la impresión es que, en busca de tener una buena programación, también se han incluido películas de mayor presupuesto que han estado en otros festivales, e incluso algunas que si se han estrenados en salas comerciales, lo que ha hecho que el festival pierda un poco esa actitud más alternativa que lo caracterizó en sus inicios.
Por ejemplo este año la inauguración está a cargo de la recién premiada en el Festival de Antofagasta Aquí estoy y aquí no, de Elisa Eliash y en la competencia de largos nacionales, la lista está compuesta por Hija (María Paz González) documental premiado en FIDOCS 2011; La Chupilca del Diablo (Ignacio Rodríguez) Gran Premio del Jurado en FICVALDIVIA; Ulises Morales (Víctor Cubillos), ganadora del premio del público en SANFIC 8; El Salvavidas (Maite Alberdi); Las Mujeres del Pasajero (Patricia Correa y Valentina Mac-Pherson); Las Cosas como Son (Fernando Lavanderos) recién estrenada en el Festival de Cine de Viña del Mar, Donde Vuelan los Cóndores (Carlos Klein), estrenada en Fidocs 2012 y El Circuito de Román (Sebastián Brahm) ya exhibida en la cartelera comercial.
De todas maneras es una estupenda oportunidad para ponerse al día con estas películas y para ver otras cosas muy interesantes, entre ellas la sección competitiva Largos Resto del Mundo, en que se exhibirá la ganadora del premio FIPRESCI en el Festival Off Plus Camera y parte de la selección oficial de BAFICI 2012 Electrick Children de Rebecca Thomas; Gaamer dirigida por Oleg Sentsov y parte de la selección de este año del Festival de Rotterdam y Not in Tel Aviv de Nony Geffen, ganadora del Premio Especial del Jurado en Locarno. Como en sus ediciones anteriores hay un país invitado que este año es Noruega, además de variadas muestras especiales como una dedicada al trabajo de Cristián Galaz; una sobre David Lynch; una retrospectiva del actor, guionista y director Gregory Cohen; otra dedicado a la obra de Carlos Moena; una muestra dedicada a los músicos del sello Quemasucabeza y focos temáticos sobre Alemania B, Terror, Memoria, Creative Commons, Música, Experiencia y Post Porno.
El certamen se desarrolla hasta el 30 de noviembre y sus sedes son Cine Arte Alameda, Cine UC, L90 Duoc UC, Cineteca Nacional, Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, sala Metro Pablo Neruda, Museo de Bellas Artes y Biblioteca Nacional.