El diputado Patricio Hales ha declarado su decisión de no repostular al Congreso Nacional para no avalar la mantención del sistema binominal. Su decente actuar me parece digno de encomio como la única alternativa respetable frente al impresentable y denigrante status quo seudodemocrático actual.

Si todos los actuales congresistas tuvieran verdadera vocación de servicio público, como tanto proclaman a diestra y siniestra, debieran seguir el ejemplo del diputado Hales y abstenerse de participar como candidatos en la próxima elección legislativa, dejando, así, espacio a caras nuevas, de la edad que sea, en vez de optar por la actitud cínica, mediocrizante e ineficaz, de poner límites a la reelección de los legisladores futuros. Lo que debe existir en una democracia, no son límites, sino auténtica competencia, de modo que lo ineptos salgan a la primera de cambio y, por el contrario, aquellos que se destaquen en su labor de legisladores, como el diputado Hales, puedan permanecer en el Parlamento todo el tiempo que el electorado les otorgue su confianza (Winston Churchill fue un buen ejemplo de este sistema meritocrático), pero sin fraudes electorales de por medio, como este verdadero sistema de cuoteo y empate forzado que representa el antidemocrático sistema binominal.

Cabe imaginar la deslegitimación del sistema actual que se produciría si en la próxima elección presidencial vota alrededor de un 60% y en las parlamentarias celebradas conjuntamente sólo vota un 15%, por decir algo. Eso es lo que se merecen los políticos actuales, que han subsistido en base al fraude del binominal, pero el voto voluntario está empezando a dejar al descubierto su desnudez.

Junto con reiterar mis felicitaciones a Patricio Hales, aprovecho de reiterar mi propia decisión de contribuir a que en las parlamentarias de 2013 aumente sustancialmente la abstención del 60% que acaba de producirse en las elecciones municipales. A diferencia de las presidenciales, donde gana la mayoría y, además, existe la garantía de una segunda vuelta, en las parlamentarias rige el fraude del binominal (33%=66%) y ello hay que rechazarlo con la mayor abstención posible. Si se vota con el binominal, se produce una utilización del elector al disfrazar de elección democrática un fraude que representa un mero cuoteo por mitades del Congreso entre la Alianza y la Concertación y yo no me presto para que se me falte el respecto tan burdamente en beneficio de una clase política a la que nada le debo.

Rafael Enrique Cárdenas Ortega