Diario y Radio Universidad Chile

Año XVI, 26 de abril de 2024


Escritorio

Fernando Castillo Velasco


Jueves 25 de julio 2013 19:28 hrs.


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La arquitectura y la ciudad chilenas están de luto. Falleció, a los 94 años, en plena lucidez, actividad y conciencia, don Fernando Castillo Velasco.

A propósito de la partida de este gran humanista, cabe reflexionar que uno de los muchos traumas de nuestras ciudades es que somos un país de muy buenos arquitectos, famosos, algunos, en todo el mundo, pero a la vez tenemos ciudades de mala arquitectura. La arquitectura, como no, también es segregadora y productora de desigualdad.

Resulta curioso que los profesionales de la ciudad no tengan conciencia del gran aporte al desarrollo de la sociedad que podría significar la buena arquitectura, especialmente para los más pobres.

Es por ello que fue tan importante la vida de Fernando Castillo Velasco, quien siempre en su quehacer tuvo presente a la ciudad, realizando una arquitectura de calidad y amable no tan solo para los más privilegiados, sino que para todos, y, sobre todo, intentando traspasar sus conocimientos y actitud ética ante la vida a las nuevas generaciones. Su sola presencia, aun sin decir palabras, ponía en cuestión a tanto profesional preocupado solo de la forma y de la fama, lejos de las aspiraciones de la comunidad, lejos de la preocupación por la ciudad, que es la arquitectura de todos.

Cuando entré a la universidad don Fernando era el Rector. Nunca en la vida de una generación recibimos tantos estímulos formativos, sociales y culturales como fue la Universidad Católica de esa época, a comienzo de los años 70, en pleno proceso de la Reforma, liderada por el primer Rector laico de esa universidad.

Los sueños de la época de la Reforma en todas las universidades nacionales y de la democratización en el país, aunque fueron cruelmente perseguidos durante la dictadura, cayeron finalmente en un campo fértil, 20 años después, durante la recuperación democrática, y siguen vivos hoy en las movilizaciones de los estudiantes.

En estos últimos diez años, tuve el privilegio de participar en un proyecto académico maravilloso, inspirado y liderado por Castillo Velasco, en una universidad, sin fines de lucro y comprometida con el devenir social. La Escuela de Arquitectura de la Universidad ARCIS formó a más de un centenar de profesionales, jóvenes provenientes, la mayoría, de sectores no privilegiados de nuestra sociedad, formados no tan solo con una solida capacitación técnica, sino que además con profundidad cultural, preocupación por la ciudad y el patrimonio y teniendo como centro del quehacer arquitectónico a hombres y mujeres, especialmente los más desposeídos. Gracias don Fernando Castillo Velasco.