Palestino, Palestina y una exageración innecesaria

  • 07-01-2014

Los hinchas de Palestino y del fútbol deben estar tranquilos. Luego del gran triunfo frente a Everton, algunos dirigentes de la Comunidad Judía de Chile lanzaron toda su prepotencia en contra de uno de los clubes más queridos de Chile por el uso del mapa de la Palestina histórica en la camiseta. Llamados a la desafiliación de Palestino y a aplicar “el máximo de las sanciones” fueron el corolario del mayor ejercicio de politización que se ha visto en mucho tiempo en el fútbol chileno. No el mapa, sino que el llamado a realizar sanciones. Todo ello tuvo una sola respuesta: Rechazo generalizado del mundo del futbol a cualquier sanción contra Palestino. Pero hubo otro “daño colateral:” La discusión en las redes sociales sobre las políticas de anexión de Israel contra Palestina y el rechazo generalizado a tales actos, apoyados por los mismos miembros de la comunidad Judía de Chile.

El mapa utilizado por Palestino representa a la Palestina histórica. Es el mapa que se conocía de Palestina cuando el Club Deportivo Palestino fue creado el 20 de Agosto de 1920, en momentos en que ese 10% de la población de Palestina que era de religión judía tenia documentos de viaje bajo el nombre de Palestina. Claramente, ese no es el mapa de la solución de dos estados que Palestina reconoció en 1988 sobre la frontera de 1967. Esa misma solución, conocida en Palestina como el “compromiso histórico” debido a lo doloroso que ello significa, fue la adopción Palestina de una formula internacional (dos estados) que todo el mundo reconoce y que, a pesar de entregar el 78% de la Palestina histórica a Israel, Tel Aviv continua destruyendo con su política de colonización.

Sin embargo, ese mapa se mantiene como un símbolo de una nación exiliada y oprimida cuyos derechos inalienables reconocidos por las Naciones Unidas continúan siendo violados a diario. Palestina y el Estado de Palestina tienen distintas connotaciones, de la misma forma que “Eretz Israel” (el Israel “bíblico” al que a muchos sionistas les gustaría llegar) y el Estado de Israel también son distintos.

Me reconozco un hincha acérrimo de Palestino. Tuve el honor de jugar en sus divisiones inferiores y conocer muy bien el trabajo social que el equipo desarrolla en la zona sur de Santiago. Con mucha pasión seguí al equipo a todas partes mientras estuve en Chile, de la misma forma que hoy me pego a la radio de madrugada para seguir las alegrías y desventuras de mi equipo desde Palestina. Vistiendo la camiseta tricolor, ya sea como hincha o como jugador, escuche ciertos insultos basados en el estereotipo que el Estado de Israel y sus instituciones afines han querido promover del pueblo palestino. Alguna vez que me toco jugar en el Estadio Israelita una mujer me grito “cómprate una isla que no te queda tierra,” un chico del mismo estadio en un córner me decía que a mi mamá la violaron en un Kibutz, un grupo de sionistas hinchas de Universidad de Chile nos gritaban en la marquesina del Estadio Nacional “terroristas” y cierto hincha famoso de Colo Colo intento que la GB pusiera un lienzo en contra de Palestina. Esa misma insinuación se repitió con la hinchada de Universidad de Chile, aunque en ambos casos las hinchadas ratificaron su apoyo a Palestina. No recuerdo a Palestino intentando sacar esos ataques de una cancha de fútbol.

Si es que la Comunidad Judía de Chile hubiese tenido un genuino interés de resolver una situación en la que supuestamente se vieron afectados, un par de llamadas telefónicas habrían bastado. Pero no, había que dejar caer toda la prepotencia. Si es que la lógica de buscar la desafiliación de Palestino fuese la de cumplir las reglas, ¿que se tendría que hacer con Israel por violar abiertamente el derecho internacional humanitario y las resoluciones de Naciones Unidas por 66 años? Lo más interesante es que los ataques por la “negación de Israel” vinieron de las mismas personas que hace un par de años de vanagloriaban del lobby hecho para que Chile no reconozca el Estado de Palestina sobre la frontera de 1967. Las mismas personas que llevan delegaciones de chilenos a Israel, pero que incluyen territorios ocupados como Jerusalen Oriental, el Valle del Jordán, las Alturas del Golán y Belén en sus tours ¿habrán hecho la salvedad de señalar que aquellos son territorios que Naciones Unidas reconoce como parte ya sea de Palestina o de Siria? Si es que son ellos los que llaman al territorio Palestino ocupado “territorios en disputa,” ¿que pueden reclamar? Si quisieran dar el ejemplo hay una serie de instituciones sionistas que o incluyen el mapa de la Palestina histórica o tienen directa participación en el proceso de colonización del territorio ocupado de Palestina, como el Fondo Nacional Judío. Bajo esas contradicciones, el “lobby” de quienes dicen representar a los judíos chilenos (ya que conozco a varios que no se sienten representados) simplemente busca prolongar la cultura de impunidad que ha gozado el Estado de Israel para continuar violando el derecho internacional.

Cuando vi el mapa en la camiseta muy personalmente no creí que fuese la mejor idea. Sin embargo, los reclamos de cierta gente la han convertido en un objeto de culto. De más está señalar de que lo de Palestino no fue en ningún momento un ataque a la Comunidad Judía de Chile o de cualquier otra parte del mundo sino que una ratificación de la identidad cultural que cargan cientos de miles de chileno – palestinos. Esa manía de unir todo lo “judío” con lo “israelí” ha enceguecido a varios. A diferencia de la identidad que el gobierno del Sr. Netanyahu, Lieberman, Bennet y Edelstein promueven, la identidad palestina no se basa en la negación del otro. La solución de dos estados no tiene que ver con imponer una narrativa por encima de la otra, sino que simplemente en entender que hay dos narrativas distintas que deben entenderse bajo un marco de respeto por los derechos de todos de acuerdo con el derecho internacional. Esas narrativas deben convivir sobre la frontera de 1967, respetando la historia que por generaciones ha gestado tanto a la sociedad palestina como a la sociedad israelí. A diferencia de lo que a Israel y sus propagandistas les gustaría hacer creer, el derecho a la autodeterminación no es exclusivo sino que inclusivo.

Lo sucedido, además de servir de promoción para cecinas PF y para la venta de camisetas de Palestino, ha simplemente demostrado lo querido que es Palestino en Chile, además del apoyo transversal con que goza Palestina y su pueblo en Chile. Algo que podría haber sido una simple anécdota, fue transformado por la fuerza de la arrogancia en un masivo evento de apoyo popular a Palestina. Palestino es más que un club de futbol. Volviendo a la cancha, como buen hincha, espero que eso se refleje en las galerías cuando Palestino salga a la cancha y que todo el cariño expresado hacia el club durante los últimos días nos de él impulso para lograr lo que muchos soñamos: que Palestino le dé una alegría a un pueblo que sufre del colonialismo en pleno Siglo XXI, levantando su tercera estrella.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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