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Rumbo a la Argentina D.C. (después de Cristina)

El “kirchnerismo” aspira a prolongar su docenio en el poder frente al conservador Mauricio Macri, aunque su candidato, Daniel Scioli, es muy distinto a Néstor y Cristina. Una sola cosa está clara: el próximo presidente estará a la derecha de la actual.

Patricio López

  Martes 21 de julio 2015 20:54 hrs. 
Argentina Fernández

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​Nestor Kirchner, “El Pingüino”, fue desde 2003 una consecuencia del derrumbe posterior a la década neoliberal de Carlos Saúl Menem, cuando la renuncia de Fernando De la Rúa dio lugar a años de inestabilidad y debacle macroeconómica. Ahora que Cristina Fernández, su sucesora, enfrenta los últimos meses de su gobierno, los argentinos deberán decidir si el futuro será con continuidad –eligiendo a Daniel Scioli- o volviendo a un enfoque más neoliberal –con Mauricio Macri-. Para ello, 32 millones de votantes están llamados a las urnas el próximo 25 de octubre para decidir quién ocupará la Casa Rosada durante los próximos cuatro años, además de los escaños del Senado y la Cámara de Diputados.

En estos 12 años, y desde la perspectiva del desmontaje del neoliberalismo, las medidas tomadas son impactantes e inimaginables para un país como Chile. En 2003 se declaró la nulidad de las Leyes de Punto Final y Obediencia Debida. En 2005 se hizo la reestructuración de la Deuda Externa. En 2006 se efectuó la Cancelación de la Deuda con el FMI.

En 2008 se re-estatizaron Aerolíneas Argentinas y las AFJP (las AFPs chilenas). También en 2008, se constituyó la UNASUR, con una participación tan significativa de Argentina que hoy el edificio institucional, ubicado en Quito, lleva el nombre de Néstor Kirchner. En 2009 se instaló la Asignación Universal por Hijo que se extendió al embarazo en 2011. También en 2011 se estableció el nuevo Estatuto del Peón Rural. En 2012 se re-estatizó YPF, en 2014 se aprobó el nuevo Código Civil y Comercial y en 2015 se re-estatizaron los Ferrocarriles.

Al reverso, los grandes cuestionamientos al Gobierno pasan por el agravamiento de la corrupción y la poca fiabilidad de las cifras económicas, lo que en la práctica ha llevado a la existencia de dos mercados paralelos: uno donde la moneda expresa la situación oficial y otro donde el peso vale según la apreciación de la calle. Como gran pendiente ha de mencionarse la Ley de Medios, impulsada con denuedo y que se encontró con la poderosísima oposición del Grupo Clarín, conglomerado mediático que en su defensa entró de lleno a la arena política, hasta que el punto que su rostro más famoso, el periodista Jorge Lanata, se autodenominó “el jefe de la oposición”. Y ejerce mediáticamente como tal.

​Así, empieza la recta final de una elección donde los resultados se prevén estrechos. Desde el kirchnerismo, ​y ante la falta de un relevo genuino, se ha optado por el pragmatismo al ungir a Daniel Scioli, gobernador de la provincia de Buenos Aires, considerado un dirigente en la periferia y a veces hasta en el bando opuesto del círculo presidencial, pero el mejor posicionado en las encuestas.

Para contrarrestar y generar una transición con equilibrio en un escenario donde Cristina Fernández tampoco ocupará ningún cargo en el Parlamento, se puso en la candidatura a la vicepresidencia a Carlos Zannini, uno de los principales operadores políticos e incondicionales de la presidenta. Incluso, algunos con desdén y otros con ilusión, lo ven como el guardián del proyecto kirchnerista, el comisario, la garantía de no desvío de Scioli.

​Del otro lado, Mauricio Macri, el Piñera argentino, quien fue presidente de Boca Juniors, diputado de la capital federal y su jefe de gobierno, todas estaciones que han tenido como lugar de llegada la Casa Rosada.

Mientras el Frente para la Victoria tiene como ventaja su presencia en todas las provincias del país, el PRO de Macri es fuerte en la capital. Por eso, que su candidato Horacio Rodríguez Larreta ganara por 3,3 puntos pero no arrasara en los comicios municipales de Buenos Aires, el pasado domingo, dio lugar a interpretaciones contrapuestas. Por de pronto, el jefe del gobierno argentino, Aníbal Fernández, dijo que “el Pro puede haber puesto al jefe de la ciudad para los próximos tiempos, pero perdió la elección, lisa y llanamente”, junto con recordar que la fuerza liderada a nivel nacional por Mauricio Macri sólo ganó en seis de los quince distritos de la capital argentina en la segunda ronda electoral. En la convicción de que era el momento de pasar a la ofensiva, la presidenta Cristina Fernández acompañó este martes a Daniel Scioli en la inauguración de una ruta provincial, en un acto con alto contenido de campaña. El gobernador de la provincia fue el primero en intervenir y apunto directo a Macri.

“Parece que ya nadie discute sus políticas, Presidenta”, dijo en alusión al discurso del líder del Pro el domingo pasado, donde exaltó las virtudes de la Asignación Universal por Hijo y la estatización de Aerolíneas Argentinas.

​Este giro es uno de los más interesantes de la campaña, parecido al de Sebastián Piñera, quien en 2009 ensalzó la llamada “Red de Protección Social” de la presidenta Michelle Bachelet y se comprometió a mantenerla si llegaba al poder. En una señal de que el Gobierno argentino repunta en las encuestas, luego de tocar fondo con la oscura muerte del Fiscal Nisman, el secretario general del gobierno porteño, Marcos Peña, reconoció el cambio de postura de Mauricio Macri respecto de algunas políticas del gobierno nacional y afirmó que desde el PRO “creemos en un rol del Estado fuerte”. Y agregó que “lo que descoloca al kirchnerismo es que quiso trazar una idea de lo que era Macri como alguien ideológico con un programa oculto, que no es cierto”. Es decir, Macri no es de derecha o al menos no quiere parecerlo, lo cual por casualidades (o no) nos recuerda la puesta en escena del nuevo referente de la derecha chilena.

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