Desde el 24 de agosto se reúnen en Cancún los representantes de 121 países con varios desafíos: avanzar en la implementación de este reciente Tratado, mejorar el control de armas convencionales y minimizar los impactos de los conflictos en el mundo.
Jorge Lomónaco, quién fue elegido presidente de esta primera Conferencia, adelantó que “están creando un nuevo sistema y régimen, que aprenden juntos y evolucionará, por lo que las decisiones adoptadas pueden ser mejoradas y ajustadas”.
Las palabras de Ana Mc Donald, representante de la coalición Control de Armas, reflejan las expectativas. Aseguró que “lo importante no es el tratado por sí mismo, sino las decisiones que se tomarán durante los próximos días para llevarlo a la práctica”.
La escasa regulación, el crecimiento de esta industria, los vacíos en las legislaciones nacionales y la presión de diversas organizaciones prepararon el camino para avanzar en este Tratado. El 2 de abril de 2013, un total de 155 Estados votaron en la Asamblea General de la ONU a favor de adoptar el texto el que entró en vigor en diciembre de 2014, para todos los Estados Partes.
¿Cuál es el objetivo? Se ha advertido que este acuerdo no busca disminuir o aumentar el número de armas, sino transparentar su uso. Los Estados asumen obligaciones, entre ellas, deben cumplir el plazo de un año para entregar un informe detallado sobre las armas que manejan.
“Se generen condiciones para un comercio lícito de armas convencionales y por la vía de mejores controles se evite que éstas lleguen a manos de terroristas, delincuencia organizada o quiénes con ellas quieren violar derechos humanos. Es un avance importante que nos hace co-responsables globalmente con el tema”, advirtió el canciller mexicano José Antonio Meade.
Otros organismos plantean sus inquietudes en esta cita. El presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja, Peter Maurer, aseguró que “los compromisos deben ser acompañados por acciones concretas”.
“Yo mismo lo he visto, visitando hace un par de días el Sur de Sudán, la República Centroafricana y Yemen, el tipo de sufrimiento que estas fuerzas producen. Lo difícil que es importar equipamiento médico y medicinas, es mucho más fácil en esos conflictos importar armas. Esta es una situación que no podemos aceptar”, concluyó Maurer.
Aministía Internacional recordó que “cinco de los 10 principales exportadores de armas –Alemania, España, Francia, Italia y Reino Unido– están entre los 72 Estados del mundo que ya han ratificado el Tratado. Estados Unidos, el mayor productor y exportador de armas con diferencia, está entre los 58 Estados restantes que han firmado pero aún no lo han ratificado. Otros grandes productores de armas, como China, Canadá y Rusia, han rehusado firmar y ratificar el Tratado”.
Este organismo y otros actores llaman la atención ante la realidad: millones de personas sufren cada día de manera directa o indirecta ante este comercio sin regulación. En esta lista se observan fallecidos, heridos, víctimas de abusos y migración.
Roberto Morales, Presidente de Amnistía Internacional Chile, manifestó que esperan la adopción de distintas medidas, entre ellas, un mecanismo que garantice un cumplimiento.
“Esta información debe ser entregada por los países que producen armas y no solo del punto de vista cuantitativo, es decir cuáles son los volúmenes, hacia qué países se exporta y qué tipo. Esto se relaciona con la transparencia lo que es fundamental. Además vamos a defender la colaboración activa de la sociedad civil considerando las mismas organizaciones que participaron durante 20 años en este debate” agregó.
Morales también hizo referencia a un factor no menor: el económico. Dijo que “lo más probable es que haya un mercado no conocido” pero se calcula que el valor del comercio mundial asciende a 100 mil millones de dólares anuales.