“Yo tenía 3 hijos más, la menor de un año, cuando me embaracé. No fue un embarazo deseado. Me sentía sola porque mi marido trabajaba todo el día, tenía problemas emocionales y económicos. Cuando yo quise a mi hija ya tenía como 4 meses, pero ya era demasiado tarde porque yo no comía bien. No descansé, ni alimente bien a mi guagua y cuando yo quise tenerla, supe que a ella no se le había desarrollado un pulmón.
Fue un 31 de diciembre. Mi hija nació antes porque yo estaba con mucha hemorragia. Nació prematura de 26 semanas. Me hicieron tener un parto normal. Pasó 18 días en incubadora, alimentándose a través de una sonda. Cuando los niños son prematuros son delicados y a veces los del personal médico ni siquiera los cuidan bien. Un día llegué a la visita y me dijeron que mi guagua estaba agonizando. Pasaron algunas horas y me la entregaron con la cara envuelta con cinta adhesiva. Sólo se le veían los ojitos.
Yo quedé mal, con secuelas. Perdí el olfato. Dejé mi casa botada en Caldera, me fui a vivir donde mi mamá y durante un tiempo lo único que hice fue dormir y tomar pastillas. Estuve con psiquiatra. Tuve dos embarazos más, pero tenía tanto miedo y tanta depresión los dos los perdí. Años después me volví a embarazar. Ahí fue distinto, porque fui a un ginecólogo particular que me prometió que iba a tener a mi guagua. Mi familia también me ayudó mucho, me cuidaron y no me dejaban hacer nada. Ahí después tuve a mi hija a las 37 semanas y todo salió bien”, relata Daniza Saavedra, dueña de casa y madre de una hija prematura que falleció.
Según Nacidos Demasiado Pronto: Informe de Acción Global sobre Nacimientos Prematuros, publicado en 2012 por la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año nacen 15 millones de niños prematuros en el mundo y cerca de un millón de ellos muere por causas derivadas de la prematurez.
Estas cifras han transformado el asunto del nacimiento y parto prematuro en un gravísimo problema de salud pública en todo el mundo. En nuestro país las cifras han aumentado considerablemente en los últimos veinte años y sobresalen al menos tres elementos: los protocolos de prevención durante el embarazo estarían desactualizados, las guías de cuidado no se estarían cumpliendo en las neonatologías del país, y los prematuros y sus familias, una vez dados de alta, enfrentarían un total abandono por parte del estado y las instituciones de salud.
Las cifras chilenas
En 1982 se inició un proceso de informatización de estadísticas vitales, a través de un acuerdo entre el Registro Civil de Chile, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y el Ministerio de Salud (MINSAL). Esta política derivó en la sistematización de información sobre parto y nacimiento, construida con datos recogidos por los profesionales de salud (médicos y matronas) a través de un certificado donde se consignan los nacimientos y sus elementos fundamentales.
Esta base de datos conforma la información oficial del país sobre nacimiento y se valida de forma rutinaria mediante comparaciones con los archivos de hospitales. Sirve como elemento estadístico para el desarrollo de políticas públicas y para investigaciones académicas.
Paulina López, doctora en Salud Pública y académica de la Escuela de Obstetricia de la Universidad de Valparaíso, utilizó estos datos en una investigación que arrojó llamativos resultados relacionados con la edad estacional y el peso al nacer. Utilizando el registro poblacional completo desde 1991 hasta 2008, la investigadora observó un alarmante aumento en el nacimiento de prematuros y en el percentil más bajo de peso.
La doctora López explica que la muestra fue separada en tres periodos relacionados con la aplicación de políticas públicas de relevancia. El primer periodo comprende entre 1991 y 1996 fecha en que comienza a ejecutarse el Programa de Salud de la Mujer, que entregó una serie de lineamientos – que antes no existían -, sobre cómo atender a la mujer gestante, los procedimientos a seguir y las medidas de gestión entre otros aspectos. Este hito marcaría el inicio del segundo periodo analizado y se extendería hasta 2001, año en el cual comienza a realizarse de manera sistemática, tanto en clínicas como hospitales, la ecografía del primer trimestre. Esta medida permite establecer un diagnostico de edad gestacional bastante preciso, transparentando las cifras.
En base a estos tres periodos analizados y atendiendo a los resultados globales, el estudio titulado Tendencias de la edad gestacional y el peso al nacer en Chile desde 1991 hasta 2008. Un estudio epidemiológico descriptivo, arrojó un aumento en la taza de prematuros de un 5 a un 6,6 por ciento. La cifra general no se constituyó como un aumento de suma significación, pero al momento de analizar las categorías o subgrupos las cifras mostraron incrementos dramáticos.
Los nacimientos específicamente prematuros, es decir, de menos de 32 semanas de gestación aumentaron 32,3 por ciento para los hijos únicos y 50,6 por ciento para los nacimientos múltiples. Además se observó un incremento de un 42 por ciento en los nacidos cuyo peso fue inferior a los 1500 gramos.
“Lo alarmante de todo esto es que los recién nacidos que tienen mayor morbilidad, mortalidad y secuelas son precisamente los que más están aumentando”, señaló López.
El doctor Mauro Parra, Jefe de la Unidad de Medicina Materno Fetal del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, advierte que las cifras de parto prematuro son aún mayores: “En los grandes hospitales de Chile, como el San Borja, el San José o el Luis Tisné, se manejan cifras de prematurez por encima del 10 u 11 por ciento. Cuando uno habla de país las cifras bajan, pero en estos hospitales la prematurez siempre ha sido alta”.
Sobre estos índices agregó: “En la práctica es un tema que tiene una preocupación constante del país, porque junto con las malformaciones congénitas son las condiciones que más producen muerte perinatal”.
Las causas
El nacimiento prematuro es aquel que ocurre antes de las 37 semanas de gestación. Un nacimiento de este tipo no responde a una sola y determinada causal, sino que por el contrario, puede ser provocado por una multiplicidad de situaciones. Por lo mismo, idealmente antes de embarazarse o una vez embarazada, se pesquisan diferentes factores de riesgo que podrían desencadenar un parto de este tipo. Las patologías obstétricas, la edad de la madre, la obesidad, tener antecedentes de parto prematuro e incluso ser madre soltera y trabajadora, son algunas de las causas posibles.
Cuando se habla de patologías obstétricas, se refiere principalmente a enfermedades del embarazo o propias de la madre que se agudizan con la gestación: la preeclampsia, la hipertensión crónica y la diabetes gestacional, son algunos ejemplos.
En opinión de la doctora López el parto prematuro ha aumentado por la vía de cambios que han ocurrido en la población materna con factores de riesgos emergentes: “Hay muchos factores de riesgo en los perfiles maternos que no están siendo suficientemente abordados”, advierte.
Uno de esos factores es la edad de la mujer gestante. Como señala la doctora López en una investigación titulada Sociodemographic characteristics of mother’s population and risk of preterm birth in Chile: “Los datos recogidos, a la luz de los factores sociodemograficos, dicen que las mujeres que más tienen riegos de tener niños prematuros son las que se embarazan después de los 35 años. Ellas lideran los riesgos, conformándose desde el año 90 en un grupo de hay que vigilar porque está aumentando de manera sistemática”.
En concordancia con lo anterior el doctor Parra afirma: “La población de mujeres en Chile se ha ido complejizando. Hoy día las mujeres tienen menos de dos hijos y a mayor edad: en promedio 30 años y al rededor de un 20 por ciento por encima de los 35. Esto lleva aparejado que las mujeres son más proclives a hacer enfermedades durante el embarazo lo que aumenta las tazas de prematuros. En una población que se va envejeciendo, que posterga la natalidad, que tiene menos hijos, es normal esperar que aumenten las tazas de prematuros y de mayor complejidad”.
El problema de la clase
El estrés materno es otra de las causas. Toda situación que enfrente a la mujer gestante a una sobrecarga cotidiana física y emocional aumenta el riesgo de tener un parto prematuro. Tener otros hijos de corta edad, experimentar duelos, e incluso embarazos no deseados, son factores que inciden en que una gestación normal concluya antes de las 37 semanas.
La pobreza materna es un factor clave: las madres obreras tienen más partos prematuros que las madres con educación universitaria completa. Las gestantes que trabajan en empleos pesados tienen más partos prematuros que las que declaran tener horarios más aceptables y trayectos más cortos. Así lo apunta la doctora López:
“A nivel regional hemos estamos investigando y recogiendo datos que me permiten decir que existe una correlación entre el parto prematuro y la pobreza en Chile. Hay una relación directa que tiene que ver con el nivel de vida, con el nivel de esfuerzo físico que está ligado a barrios alejados: mucho trayecto a pie, mucho trayecto en bus, muy pocas posibilidades de descansar o hacer reposo”.
“Uno no tiene apoyo de nadie, ni del gobierno. A ti te dicen: “tenís que tener más hijos porque tenís que agrandar el país”, pero si tu no tenís ayuda psicológica, o si una mamá tiene 3 o 4 hijos y mas encima son chicos ¿Cómo te vai a cuidar el embarazo? ¿Cómo vai a tener una buena alimentación, si el marido no tiene un buen trabajo? ¿Cómo vai a hacer reposo?”, se pregunta Daniza Saavedra, al momento de reflexionar sobre las causas que derivaron su gestación en un parto prematuro.
Prematuros Tardíos
El doctor Parra señala que el antecedente más fuerte de parto prematuro, es precisamente haber tenido un parto prematuro anterior. Esta premisa ha llevado un importante incremento en el control de los embarazos, y en muchos casos a la intervención innecesaria del parto.
Algunos nacimientos prematuros resultan por la inducción precoz del parto o por cesárea debido a razones médicas o no. En este sentido la recomendación de la OMS es reducir el número de partos inducidos que no son medicamente indicados y las cesáreas especialmente antes de las 39 semanas completas de gestación.
“Cuando ya existe una cicatriz de cesárea, a pesar de que la recomendación es esperar, darle toda la oportunidad a esa mujer para que empiece su trabajo de parto espontáneo, uno ve que muchos equipos médicos programan justo a la semana 37 o 37 y media, y ahí caes en un grupo de prematuros tardíos. Esos niños están en un grupo que los neonatólogos quieren evitar a toda costa porque por muy poquito que les falte para nacer, hacen cuadros con hospitalizaciones donde se interfiere todo lo que viene después: ese contacto piel a piel, ese vinculo de los primero días, la lactancia materna, etc.”, señala Pascale Pagola, matrona de la Universidad Católica y especialista en nacimiento humanizado, apego y lactancia.
Chile presenta una de las tasas de cesáreas más altas del mundo. Entre los años 2000 y 2010 ocupó el cuarto lugar a nivel mundial, con un 40,6 por ciento de partos vía cesárea, sólo detrás de Chipre, Brasil y República Dominicana, según cifras de la OMS.
Según los números de 2013 presentados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en nuestro país el porcentaje de cesáreas en el sistema privado bordea el 66 por ciento y un 37,4 en el público. El alto índice convierte a Chile en el tercer estado miembro con más cesáreas, sólo después de México y Turquía. Esta cifra contrasta con el 15 por ciento recomendado por la OMS.
El fracaso de la prevención
La única patología obstétrica que está reconocida en el Auge-Ges es la prevención del parto prematuro. La última Guía Ges es de 2010 y está orientada a la prevención, es decir, terminando los protocolos, la cobertura y la preocupación del Estado en el momento del nacimiento/parto.
“Las medidas que se han tomado para hacer prevención no han sido las óptimas (..) de hecho hace poco hubo una auditoria a la Guía que muestra que tiene falencias, que demuestra que la estrategia que se está usando no es la más optima para reducir prematurez”, señala el doctor Parra.
Romina Ruz, presidenta de la Asociación de Padres de Prematuros ASPREM, señala: “La cobertura en sí del seguimiento y el parto prematuro, está bien hecho en el momento, antes de que nazcan los niños, pero después comienza el real desafío y el vacío que existe en esta realidad. El desafío de tener un hijo prematuro es el que tienen que enfrentar los papás solos, porque muchas veces no pueden encontrar el especialista idóneo para atender a un niño que nace bajo esta condición”.
Además agrega: “Cuando son dados de alta los cuidados aumentan, o sea tú por lo menos los dos primeros años de vida no puedes contar con visitas, si tu hijo es dado de alta en invierno, tú no puedes darte el lujo de ir a un mall, al supermercado o permitir visitas enfermas porque lo que es un simple resfrío para la mayoría de la gente, un resfrío para un prematuro es una re hospitalización segura”.
Maternidad entre máquinas
Sandy Coloma supo que estaba embarazada a los tres meses. Tenía 19 años y le costó mucho asumir la maternidad. A las 21 semanas de gestación rompió membranas y perdió gran parte del líquido amniótico. Estuvo hospitalizada desde ese día hasta que le practicaron una cesárea de urgencia, por contracciones, a las 28 semanas. Su hijo pesó 1.380 gramos. A ella la dieron de alta dos días después y visitó a su hijo en la neonatología cada uno de los tres meses que permaneció ahí.
“Ser mamá entre máquinas es complicado. Te quitan a la guagua y como que nada es tuyo, todo le pertenece a los médicos y a las máquinas. No puedes tocarlo, no lo puedes amamantar. Es un espacio muy frío y triste. Muy hostil para el crecimiento de una guagüita. Yo siempre rompí las reglas el tiempo que mi hijo estuvo ahí. Insistí en que me dejaran hacer método Canguro y accedieron cuando él tenía cerca de 3 semanas cronológicas, pero porque una doctora estaba haciendo una investigación”, señala.
Pascale Pagola, reafirma las sensaciones de Sandy: “El hecho de tener un parto prematuro es fuerte, es un quiebre absoluto en todo lo que las mamá están diseñadas: en cómo recibir a su guagua, amamantarla, acunarla, darles calorcito y todo eso se rompe con una guagua que está en riesgo, que no se sabe que va a pasar, que tiene que estar yendo y viniendo de la neo”.
Por su parte, Romina Ruiz de ASPREM relata: “Verlo nacer antes de tiempo, te hace desarrollar un duelo. Tú te preparas para recibir a este niño grande, gordo y rosado que es como te lo presentan social y patriarcalmente. Pero nosotros lo tenemos que poner al revés, porque tenemos que ver a este niño que crece fuera, que no estamos seguros si va a vivir, o si va a va a quedar con alguna secuela. Es un proceso difícil en que nosotros tenemos que asumir que vamos a tener un rol diferente en donde somos más partícipes en la crianza de nuestros hijos”.
El Método Canguro es hacer contacto piel a piel entre la mamá o el papá y la guagua prematura. Los padres pasan a ser la incubadora, aunque los menores estén conectados a vías venosas, a alimentación parenteral, hasta a ventiladores en algunos casos. Este contacto hace de los padres un hábitat para el niño y adquiere una relevancia vital para el vínculo, la termorregulación, e incluso los ayudaría a irse antes de alta.
Pascale Pagola explica: “Genera placer y seguridad, lo que aumenta las defensas en el niño y en la mamá también. Urge implementar este mecanismo, que implica entre otras cosas, tener una actitud como profesional de salud, de abrir la neonatología a los papas”.
“Emocionalmente es muy fuerte y si a esa mama no se la integra en los cuidados de su hijo prematuro – que es lo que pasa mucho-, se hace más difícil todavía porque se desvinculan un poco de sus guaguas, no producen la leche suficiente. Por eso se promueve tanto el Proyecto Canguro, pero en la realidad se hace muy poco”, agregó la matrona.
No repetir la historia
Marlen Ramírez se embarazó de gemelos a los 28 años. Tuvo una cesárea de urgencia a las 34 semanas cuando le dijeron que uno de sus hijos estaba teniendo problemas con el oxigeno que le llegaba al cerebro. Ambas guaguas nacieron sanas y pesando más de 1500 gramos. Estuvieron apenas una semana en la unidad de Neonatología. A los seis meses de edad cronológica de sus gemelos, Marlen volvió a quedar embarazada.
“Una mujer que ya tuvo un parto prematuro llega con un alto nivel de ansiedad al segundo parto. Una mujer que está ansiosa y asustada todo el embarazo también le va a jugar en contra. Yo les diría que no tiene por qué repetirse la historia y trabajaría con ella para calmar la ansiedad y aumentar la seguridad”, señala Pagola.
Pese a su experiencia anterior, Marlen buscó un equipo médico especialista en parto humanizado. Tuvo una gestación de 41 semanas y un parto vaginal no medicalizado antes del año y medio de que tuviese a sus gemelos prematuros por cesárea.
“Yo quería parir y me informé mucho sobre el tema. Busqué un equipo médico que creyó en mí, en que era capaz de hacerlo. Vieron que estaba totalmente decidida y empoderada y me dejaron fluir. Tuve un parto maravilloso y absolutamente de término”, cuenta Marlen.
Sandy también se negó a repetir la historia que había vivido con su hijo prematuro. Ella tuvo a su segunda hija 5 años después de su parto prematuro y asegura que todo fue muy diferente. Tuvo un parto natural en su casa, asistida por una matrona y una doula. Cuenta que lo hizo porque no confía mucho en las instituciones médicas y sobre todo porque ella conoce su cuerpo y estaba segura de que podría parir, de que las cosas saldrían bien esta vez.
Deudas pendientes
“Existe una deuda pendiente con los niños que nacen prematuramente y con sus familias, porque una vez que los niños son dados de alta el Estado se desentiende. El sistema que no está preparado para poder recibirlos. Tanto en el área de salud, como en el área social hay un desconocimiento gigante a lo que significa nacer antes de tiempo: hay conceptos errados en cuanto a desarrollo, crecimiento y todo lo que conlleva nacer bajo esta condición. Hay un abandono del Estado y de los gobiernos de turno que no se quieren hacer responsables de nuestras demandas como agrupación”, afirmó la presidenta de ASPREM.
Durante este mes, la Asociación de Padres Prematuros lanzó la campaña “Madura por ellos”. La idea es desmitificar las ideas que se tienen sobre los prematuros, generar conciencia sobre la necesidad de que los especialistas se informen y capaciten sobre el tema, de generar alerta social sobre el problema de la prematurez, que no se acaba al momento del alta. Pero sobre todo, esta campaña busca sensibilizar a las autoridades para que “de una vez por todas se pongan la mano en el corazón y piensen que esto pudiese ocurrirle a ellos. Hay que hacer un cambio en el sistema para poder beneficiar a los niños que en el fondo son el futuro de este país”.