"Surire": Imagen pura

“Surire” es un documental que requiere de un espectador activo que vaya llenando de significados las poderosas imágenes que se le presentan, de allí que se fundamental verlo en buenas condiciones técnicas.

“Surire” es un documental que requiere de un espectador activo que vaya llenando de significados las poderosas imágenes que se le presentan, de allí que se fundamental verlo en buenas condiciones técnicas.

El nuevo documental de la dupla Perut + Osnovikoff tiene algo de hipnótico. Como sus películas anteriores, más que una historia lo que se ofrece acá es una experiencia. Esta experiencia es, en muchos sentidos, mucho más amable para el espectador que la propuesta en “Noticias” o “La muerte de Pinochet”, pero continúa en la línea de enfrentar a la audiencia a imágenes potentes sin mediarlas, desde la película misma, con un discurso definido al respecto.

Surire es un salar ubicado en el altiplano chileno a 4.300 metros sobre el nivel del mar, en la frontera con Bolivia. En ese espacio está instalado un parque nacional que convive con faenas mineras, lo que hace que el imponente paisaje del altiplano esté constantemente intervenido por las filas de camiones que suben y bajan de la cordillera.

Los realizadores Bettina Perut e Iván Osnovikoff estuvieron un total de cuatro meses en Surire – entre ocho viajes de dos o tres semanas cada vez- y su fascinación con el lugar y sus pocos habitantes, además de los malestares físicos que –según han contado en entrevistas- los embargaban los primeros días de adaptación cada vez que llegaban hasta allí, se hacen visibles en las imágenes que componen este documental que pasan del asombro a cierto agobio visual.

Los grandes planos fijos del paisaje en el que las montañas ocupan casi todo el espacio pueden provocar una sensación de ahogo al mismo tiempo que de sumisión de la mirada ante la grandiosidad de la imagen. En el otro lado están los planos más pequeños que se dedican a mostrar a las particulares personas que habitan esta geografía. El guarda parque que trabaja para Conaf y una mujer que vive en medio de la soledad de estas alturas junto a sus perros y que recibe, de vez en cuando, la visita de algunos familiares que caminan kilómetros para llegar hasta su casa.

Una de las características que han marcado hasta ahora el brillante y exigente cine de Perut + Osnovikoff es la distancia que tienen con sus personajes. Una mirada casi quirúrgica sobre el otro que se instala sobre él en planos largos y fijos, y que puede llegar a incomodar al espectador. Probablemente esa sea la diferencia más notables que separa “Surire” de las anteriores películas de esta pareja porque, aunque alejado de sentimentalismos y discursos, hay en la mirada sobre los personajes cierta simpatía que se expresa en la detención más cariñosa –quizá admirada por las condiciones en que viven y la filosofía con la que se enfrentan a éstas- en sus diálogos y actividades, y que permite aparecer el humor, más allá de la distancia cínica.

“Surire” es un documental que requiere de un espectador activo que vaya llenando de significados las poderosas imágenes que se le presentan, de allí que se fundamental verlo en buenas condiciones técnicas. Hay posibilidades de reflexión sobre la intervención de las mineras en el hermoso paisaje del norte; de la desaparición de una manera de vivir, hoy en resistencia de parte de los ancianos aymaras, pero que parece no tener herederos; de la belleza de la flora y fauna que luce en este contexto a primera vista hostil, de ese lugar casi desconocido de Chile y más. Pero el trabajo de los realizadores termina en la invitación a vivir esta experiencia de visitar –aunque sea cinematográficamente – “Surire”, las conclusiones y las reflexiones al respecto, corren por cuenta del espectador.





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