Este 2015 ha sido un año interesante para la agenda de género en Hollywood. Desde febrero pasado cuando en plena ceremonia de los premios Oscar – al recibir su premio a mejor actriz secundaria- Patricia Arquette pidió igualdad salarial y de derechos para las mujeres en Estados Unidos el tema no ha dejado de estar presente. Durante los siguientes meses otras potentes voces siguieron enfatizando la importancia de generar mayor igualdad en Hollywood, como la respetada Meryl Streep y la embajadora de Onu Mujeres, Emma Watson. Y aunque lamentablemente la palabra feminismo sigue siendo polémica, en el mundo del cine y en otros lugares, parece ser que su significado –la búsqueda de una sociedad con derechos similares para hombres y mujeres- está comenzado a ser escuchada por una significativa parte de la producción audiovisual.
En septiembre comentábamos los premios Emmy y cómo se estaba destacando a una ficción televisiva enfocada a mostrar mujeres fuertes y complejas. Como la multipremiada serie Veep – sátira política protagonizada por la gran Julia Louis Dreyfuss- o la mini serie Olive Kitteridge, escrita, dirigida y protagonizada por mujeres. Y aunque se podría decir que este es un movimiento desde los críticos y los productores, las cifras de taquilla demuestran lo contrario. Durante el último año las películas protagonizadas por mujeres han hecho más de un tercio de taquilla que las con elenco principalmente masculino. Parte de este fenómeno tiene que ver con las últimas entregas de las sagas Los juegos del hambre, Divergente y con la última Mad Max, pero parece que va más allá de eso.
Porque aunque la participación de mujeres en los roles claves detrás de cámara siguen siendo impresionantemente baja (menos del 6 por ciento de las películas hechas por grandes estudios están dirigidas por mujeres y menos del 14 por ciento de las series de televisión), la necesidad de hacer visibles otras representaciones de mujeres es cada vez más evidente. Mientras cierto tipo de música y de publicidad insiste en instalar a la mujer como objeto sexual, doncella en apuros o reina del hogar, en el cine y en la televisión están comenzando a llamar la atención otros discursos.
Las nominaciones a los Globos de Oro dan cuenta de ello. Los premios -cuyos ganadores se revelarán en la ceremonia del 10 de enero del 2016- son entregados por los críticos extranjeros acreditados en Hollywood y son, históricamente, los que marcan la pauta para la temporada de premios que finaliza en febrero con los Oscar, y por ello una buena herramienta para medir que es lo que la misma industria está considerando como valioso en esta temporada. Y fíjense, 3 de las 5 películas nominadas a mejor drama son protagonizadas por mujeres, lo mismo pasa en la categoría comedia. Y ninguna de estas películas muestra a las mujeres como princesas a las que rescatar.
En la ya muy premiada Carol, Cate Blanchet es una mujer de buena situación que desafía los estándares de su época al enamorarse de otra mujer y luchar por ese amor; Room nos presenta a una madre compleja ante situaciones desafiantes; y Mad Max. Fury Road es un homenaje a las mujeres, lideradas por esa fuerza que es Imperator Furiosa, interpretada por Charlize Theron. En comedia, la situación es igual de interesante. Joy pone nuevamente a Jennifer Lawrence a trabajar con el director que le dio el Oscar, David O. Russell, en el retrato de una mujer que decide escapar del mandato familiar y armar su propia empresa. Mientras que las brillantes Melissa McCarthy y Amy Schumer nos hacen reír y pensar, al salir de lo que se espera que las chicas sean en una película de comedia, en Spy y Trainwreck, respectivamente.
Una última cosa que da esperanza sobre estas nominaciones a los Globos de Oro es la diversidad de edades y razas que comienzan a aparecer en las nominaciones. Porque aunque Hollywood sigue siendo principalmente blanco y joven, hay algunos talentos que comienzan a cuestionar este orden. Por ejemplo, la brillante Lili Tomlin con sus 76 bien puestos años está nominada a mejor actriz por la película Grandma y por la serie de Netflix Grace and Frankie, en donde comparte roles con la también nominada´-pero como secundaria por la película Youth– Jane Fonda, de 77.
Así que, aunque en Chile tenemos buenas razones para celebrar estas nominaciones a los Globos de Oros, por la inclusión de El Club a la categoría Mejor Película Extranjera -siendo la única latinoamericana en competencia y la segunda película chilena en lograrlo después de La Nana– con un poco más de distancia podemos ver que estos premios nos están diciendo algo más sobre las representaciones en pantalla, sobre la complejidad de ellas y la necesidad de que sean cada vez más diversas, como lo es el público que las ve en todo el mundo.
Este 2015 ha sido un año interesante para la agenda de género en Hollywood. Desde febrero pasado cuando en plena ceremonia de los premios Oscar – al recibir su premio a mejor actriz secundaria- Patricia Arquette pidió igualdad salarial y de derechos para las mujeres en Estados Unidos el tema no ha dejado de estar presente. Durante los siguientes meses otras potentes voces siguieron enfatizando la importancia de generar mayor igualdad en Hollywood, como la respetada Meryl Streep y la embajadora de Onu Mujeres, Emma Watson. Y aunque lamentablemente la palabra feminismo sigue siendo polémica, en el mundo del cine y en otros lugares, parece ser que su significado –la búsqueda de una sociedad con derechos similares para hombres y mujeres- está comenzado a ser escuchada por una significativa parte de la producción audiovisual.
En septiembre comentábamos los premios Emmy y cómo se estaba destacando a una ficción televisiva enfocada a mostrar mujeres fuertes y complejas. Como la multipremiada serie Veep – sátira política protagonizada por la gran Julia Louis Dreyfuss- o la mini serie Olive Kitteridge, escrita, dirigida y protagonizada por mujeres. Y aunque se podría decir que este es un movimiento desde los críticos y los productores, las cifras de taquilla demuestran lo contrario. Durante el último año las películas protagonizadas por mujeres han hecho más de un tercio de taquilla que las con elenco principalmente masculino. Parte de este fenómeno tiene que ver con las últimas entregas de las sagas Los juegos del hambre, Divergente y con la última Mad Max, pero parece que va más allá de eso.
Porque aunque la participación de mujeres en los roles claves detrás de cámara siguen siendo impresionantemente baja (menos del 6 por ciento de las películas hechas por grandes estudios están dirigidas por mujeres y menos del 14 por ciento de las series de televisión), la necesidad de hacer visibles otras representaciones de mujeres es cada vez más evidente. Mientras cierto tipo de música y de publicidad insiste en instalar a la mujer como objeto sexual, doncella en apuros o reina del hogar, en el cine y en la televisión están comenzando a llamar la atención otros discursos.
Las nominaciones a los Globos de Oro dan cuenta de ello. Los premios -cuyos ganadores se revelarán en la ceremonia del 10 de enero del 2016- son entregados por los críticos extranjeros acreditados en Hollywood y son, históricamente, los que marcan la pauta para la temporada de premios que finaliza en febrero con los Oscar, y por ello una buena herramienta para medir que es lo que la misma industria está considerando como valioso en esta temporada. Y fíjense, 3 de las 5 películas nominadas a mejor drama son protagonizadas por mujeres, lo mismo pasa en la categoría comedia. Y ninguna de estas películas muestra a las mujeres como princesas a las que rescatar.
En la ya muy premiada Carol, Cate Blanchet es una mujer de buena situación que desafía los estándares de su época al enamorarse de otra mujer y luchar por ese amor; Room nos presenta a una madre compleja ante situaciones desafiantes; y Mad Max. Fury Road es un homenaje a las mujeres, lideradas por esa fuerza que es Imperator Furiosa, interpretada por Charlize Theron. En comedia, la situación es igual de interesante. Joy pone nuevamente a Jennifer Lawrence a trabajar con el director que le dio el Oscar, David O. Russell, en el retrato de una mujer que decide escapar del mandato familiar y armar su propia empresa. Mientras que las brillantes Melissa McCarthy y Amy Schumer nos hacen reír y pensar, al salir de lo que se espera que las chicas sean en una película de comedia, en Spy y Trainwreck, respectivamente.
Una última cosa que da esperanza sobre estas nominaciones a los Globos de Oro es la diversidad de edades y razas que comienzan a aparecer en las nominaciones. Porque aunque Hollywood sigue siendo principalmente blanco y joven, hay algunos talentos que comienzan a cuestionar este orden. Por ejemplo, la brillante Lili Tomlin con sus 76 bien puestos años está nominada a mejor actriz por la película Grandma y por la serie de Netflix Grace and Frankie, en donde comparte roles con la también nominada´-pero como secundaria por la película Youth– Jane Fonda, de 77.
Así que, aunque en Chile tenemos buenas razones para celebrar estas nominaciones a los Globos de Oros, por la inclusión de El Club a la categoría Mejor Película Extranjera -siendo la única latinoamericana en competencia y la segunda película chilena en lograrlo después de La Nana– con un poco más de distancia podemos ver que estos premios nos están diciendo algo más sobre las representaciones en pantalla, sobre la complejidad de ellas y la necesidad de que sean cada vez más diversas, como lo es el público que las ve en todo el mundo.
Este 2015 ha sido un año interesante para la agenda de género en Hollywood. Desde febrero pasado cuando en plena ceremonia de los premios Oscar – al recibir su premio a mejor actriz secundaria- Patricia Arquette pidió igualdad salarial y de derechos para las mujeres en Estados Unidos el tema no ha dejado de estar presente. Durante los siguientes meses otras potentes voces siguieron enfatizando la importancia de generar mayor igualdad en Hollywood, como la respetada Meryl Streep y la embajadora de Onu Mujeres, Emma Watson. Y aunque lamentablemente la palabra feminismo sigue siendo polémica, en el mundo del cine y en otros lugares, parece ser que su significado –la búsqueda de una sociedad con derechos similares para hombres y mujeres- está comenzado a ser escuchada por una significativa parte de la producción audiovisual.
En septiembre comentábamos los premios Emmy y cómo se estaba destacando a una ficción televisiva enfocada a mostrar mujeres fuertes y complejas. Como la multipremiada serie Veep – sátira política protagonizada por la gran Julia Louis Dreyfuss- o la mini serie Olive Kitteridge, escrita, dirigida y protagonizada por mujeres. Y aunque se podría decir que este es un movimiento desde los críticos y los productores, las cifras de taquilla demuestran lo contrario. Durante el último año las películas protagonizadas por mujeres han hecho más de un tercio de taquilla que las con elenco principalmente masculino. Parte de este fenómeno tiene que ver con las últimas entregas de las sagas Los juegos del hambre, Divergente y con la última Mad Max, pero parece que va más allá de eso.
Porque aunque la participación de mujeres en los roles claves detrás de cámara siguen siendo impresionantemente baja (menos del 6 por ciento de las películas hechas por grandes estudios están dirigidas por mujeres y menos del 14 por ciento de las series de televisión), la necesidad de hacer visibles otras representaciones de mujeres es cada vez más evidente. Mientras cierto tipo de música y de publicidad insiste en instalar a la mujer como objeto sexual, doncella en apuros o reina del hogar, en el cine y en la televisión están comenzando a llamar la atención otros discursos.
Las nominaciones a los Globos de Oro dan cuenta de ello. Los premios -cuyos ganadores se revelarán en la ceremonia del 10 de enero del 2016- son entregados por los críticos extranjeros acreditados en Hollywood y son, históricamente, los que marcan la pauta para la temporada de premios que finaliza en febrero con los Oscar, y por ello una buena herramienta para medir que es lo que la misma industria está considerando como valioso en esta temporada. Y fíjense, 3 de las 5 películas nominadas a mejor drama son protagonizadas por mujeres, lo mismo pasa en la categoría comedia. Y ninguna de estas películas muestra a las mujeres como princesas a las que rescatar.
En la ya muy premiada Carol, Cate Blanchet es una mujer de buena situación que desafía los estándares de su época al enamorarse de otra mujer y luchar por ese amor; Room nos presenta a una madre compleja ante situaciones desafiantes; y Mad Max. Fury Road es un homenaje a las mujeres, lideradas por esa fuerza que es Imperator Furiosa, interpretada por Charlize Theron. En comedia, la situación es igual de interesante. Joy pone nuevamente a Jennifer Lawrence a trabajar con el director que le dio el Oscar, David O. Russell, en el retrato de una mujer que decide escapar del mandato familiar y armar su propia empresa. Mientras que las brillantes Melissa McCarthy y Amy Schumer nos hacen reír y pensar, al salir de lo que se espera que las chicas sean en una película de comedia, en Spy y Trainwreck, respectivamente.
Una última cosa que da esperanza sobre estas nominaciones a los Globos de Oro es la diversidad de edades y razas que comienzan a aparecer en las nominaciones. Porque aunque Hollywood sigue siendo principalmente blanco y joven, hay algunos talentos que comienzan a cuestionar este orden. Por ejemplo, la brillante Lili Tomlin con sus 76 bien puestos años está nominada a mejor actriz por la película Grandma y por la serie de Netflix Grace and Frankie, en donde comparte roles con la también nominada´-pero como secundaria por la película Youth– Jane Fonda, de 77.
Así que, aunque en Chile tenemos buenas razones para celebrar estas nominaciones a los Globos de Oros, por la inclusión de El Club a la categoría Mejor Película Extranjera -siendo la única latinoamericana en competencia y la segunda película chilena en lograrlo después de La Nana– con un poco más de distancia podemos ver que estos premios nos están diciendo algo más sobre las representaciones en pantalla, sobre la complejidad de ellas y la necesidad de que sean cada vez más diversas, como lo es el público que las ve en todo el mundo.
