Diario y Radio Universidad Chile

Escritorio

Panamá: Historia de un paraíso fiscal

El pequeño país centroamericano ha estado en primera plana desde el escándalo de los Papeles de Panamá, una fuga de 11,5 millones de documentos probando la implicación en actividades bancarias offshore de políticos, dictadores y empresarios por todo el mundo. En las últimas dos semanas, las revelaciones provocaron la dimisión del primer ministro islandés y del ministro español de industria, mientras David Cameron, el primer ministro inglés, enfrenta la ira popular. ¿Cómo Panamá se convirtió en el destino favorito de los ricos y poderosos del mundo?

Adélie Pojzman-Pontay

  Domingo 17 de abril 2016 10:15 hrs. 
panama-680x365_c

Compartir en

“¡Qué Panamá!” esta expresión era muy popular en Francia a fines del siglo XIX. Significaba “qué lío” y se refería no solo al fracaso de los franceses que querían construir el canal, sino también al escándalo de corrupción que involucró a muchos políticos y empresarios franceses. Este era tal vez solo el primer capítulo de la historia panameña del siglo XX y XXI.

Para atraer a las personas más ricas del mundo y, obviamente, sus fondos, es importante darles algunas garantías. Una ley tributaria casi inexistente para empezar. La oportunidad de abrir una cuenta bancaria o una compaña fácilmente y sin preguntas, también son opciones. Al final, es necesario resguardar el secreto bancario: nadie puede obtener ninguna información sobre ni quién ni cuánto.

Panamá se estableció como un paraíso fiscal histórico por tres razones: las corporacione offshore, el registro de barcos y el sistema financiero.

La primera ley que estableció condiciones favorables para la llegada de fondos extranjeros fue la ley de corporaciones de 1927. Era una copia de la ley del estado estadounidense de Delaware, un paraíso fiscal menos exótico, pero donde más de la mitad de las compañías cotizadas en bolsa de los EE.UU están registradas.  El portal del estado de Delaware indica que el 64 por ciento de las 500 compañías más ricas de Estados Unidos tienen su sede legal ahí.

El registro de barcos también fue importado por los estadounidenses, para sacar provecho del canal que en esa época controlaban. Hoy día, hay más barcos inscritos en Panamá que en los EE.UU. y China juntos. “En Panamá, la única cosa que tienes que hacer para registrar el barco es pagar una tarifa anual, pero no hay ningún impuesto. Tienen una estrategia que llamo ‘el efecto Walmart’: mantienen precios muy bajos, pero compensan con la cantidad”, explicó Robert Harding, director de la Facultad de Ciencias Políticas de Valdosta State University, en los EE.UU.

En 1948, se creó la Zona Libre de Colón, una zona franca autónoma, la más grande del continente americano y la segunda más grande del mundo, despues de Hong Kong. Fue creada para desarollar el mercado libre y el modelo neoliberal del país. En esta zona libre de impuestos o tarifas se intercambian todo tipos de productos. “Era un lugar fantastico, como se puede imaginar, para deshacerse de productos obtenidos ilegamente o para comprar cosas que no se podían comprar en el mercado abierto. El gobierno cubano, por ejemplo, iba a esta zona para comprar computadores que no podían comprar por el embargo estadounidense. Estimuló una cultura de tratos bajo mano, de blanqueo de capitales, incluso durante la época de las guerras de droga”, explicó Harding.

En cuanto al sistema financiero, fue establecido en los años 70 por el dictador Omar Torrijos, nos explicó Ovidio Díaz-Espino, especialista de la historia panameña y autor del libro Cómo Wall Street creó una nación. “¿Como surgió esto? 90 por ciento o más era offshore, porque aquí no había dinero, una población de dos millones de personas, no había para llenar los bancos. Y muchos fueron extranjeros, yo diría que el 70 por ciento eran bancos extranjeros, que vinieron, abrieron sus puertas aquí en Panamá y comenzaron a recibir depósitos”.

A partir de ese momento, las puertas estaban abiertas para recibir fondos, limpios o sucios. La ventaja del sistema offshore es crear sociedades pantallas, que esconden el origen del dinero y permiten limpiarlo. Díaz-Espino nos contó una anécdota de una amiga suya, quien en esa época trabajaba como banquera privada: “¿Cuál era su trabajo? A ella le decían banquera privada. Al final del día cerraban las puertas y en ese momento llegaban los verdaderos clientes. Y eran narcotraficantes, que llegaban con bolsas de dinero y ella se sentaba a contar uno tras otro, uno tras otro, uno tras otro…”.

En los años 80, EE.UU. endureció su lucha contra las drogas y fijó su mirada en Panamá, como el punto nodal de la economía del narcotráfico. Así llegó la invasión del año 89 y el sistema financiero fue diezmado por dos años de sanciones en que los bancos panameños no tenían acceso a los de afuera. En dos años se fueron 70 mil millones de dólares y también la credibilidad del país. Panamá solo recuperó la totalidad de esos fondos en 2011.

En los últimos 15 años continuaron llegando fondos de los narcotraficantes, pero Díaz Espino dice que la mayoría de los depósitos vienen de la corrupción política y de la evasión de impuestos. Las firmas como Mossack-Fonseca se han desarrollado de manera completamente legal, ofreciendo servicios legales para escapar de las leyes tributarias en otros países. “Ahora no todas son sucias. Mossack Fonseca se conocía que hacía cosas malas,” comentó Díaz-Espino.

Panamá siempre ha sido un país “único”, explicó Robert Harding: es un país que fue creado, casi enteramente, por la voluntad de los Estados Unidos para construir el canal, y que desde su independencia se ha enfocado en desarollar una economía financiera más que basada en la agricultura. Esos vínculos historicos podrían explicar, según Harding, que los estadounidenses utilicen otros paraísos fiscales, como las Islas Caimán, para evadir impuestos. Como había una zona al lado del canal, en la cual los Estados Unidos eran soberanos, el gobierno estadounidense tiene una presencia muy marcada en el territorio. La institución estadounidense encargada de los impuestos, Internal Revenue Services, tiene oficinas en la ciudad de Panamá, dijo Díaz Espino.

Para el especialista, es muy poco probable que haya alguna reforma por parte de Panamá, porque los que defienden al país son los que están involucrados en este negocio. El hijo de Ramón Fonseca, por ejemplo, es embajador en Dubái, donde, según Díaz-Espino, establece oficinas para buscar nuevos clientes en el Medio Oriente.

Hoy en Panamá, nos explicó Díaz-Espino, la opinión pública está muy enojada con la investigación periodistica, que según ellos daña la imagen del país por los hechos de una firma de abogados, especialmente cuando la mayoría de las sociedades no estaban registradas en Panamá, pero sí en otros paraísos fiscales. Se sienten “como si hubieran sido injustamente apuntados”, concluyó Díaz-Espino.

Síguenos en