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“Creepypasta”: el heredero de la leyenda urbana

Hoy, parece indiscutible que la tecnología ha permeado cada uno de los espacios de la sociedad: lo humano, lo mediático y el lenguaje. En este contexto, surge una nueva forma de crear narraciones de terror: el creepypasta. Según los expertos, “aquí los lectores tienen la oportunidad no sólo de asustarse, sino que de transmitir y modificar el relato original”.

Abril Becerra

  Jueves 23 de noviembre 2017 7:01 hrs. 
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En 2009 un investigador estadounidense abrazó el término de “cultura participativa” para referirse a un nuevo fenómeno que estaba produciéndose en Internet. Entonces, el investigador se percató de que en la Web los usuarios poseían pequeñas organizaciones sin jerarquía en la que podían compartir contenidos libremente. En ese espacio no había reglas ni límites. Y, lo más atractivo, era que cada uno de los cibernautas podía difundir lo que ellos estimaran más conveniente: datos sobre películas, libros o  series de televisión.

Muchas veces este proceso colaborativo culminó en proyectos como “Wikipedia”, portal que funciona a través del aporte de los mismos usuarios. Pero, además, desembocó en otras creaciones como el fanfiction, que corresponden a los textos escritos por los seguidores, y el creepypasta. 

Según Jorge Leyton, académico de la Escuela de Cine de la Universidad Mayor, estos relatos “son formatos de adaptación de historias que estaban en el saber popular y que se han digitalizado con el tiempo. Se usan para asustar a los usuarios de Internet y, generalmente, son actualizaciones de historias viejas”.

En 2014, en Estados Unidos, una niña fue apuñalada por una de sus amigas. Ambas pretendían “invocar” a un personaje que había emanado de un creepypasta: Slenderman. Posteriormente, este hecho fue plasmado en el documental Beware the Slenderman de HBO.

Esta figura, de cuerpo delgado y traje, surgió luego de que en un portal en Internet realizara un concurso de fotografías intervenidas. En una de las imágenes ganadoras se mostraba a unas niñas jugando y, de fondo, aparecía esta criatura. De inmediato los cibernautas tomaron este cuadro para crear todo tipos de historias: algunos señalaban que lo habían visto, otros, que el tal Slenderman había intentado robarse a uno de sus hijos.  Con ello, además, vinieron otro tipo de creaciones: surgieron nuevas fotografías intervenidas, múltiples narraciones y videos.

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Según Jesús Diamantino, doctor en Literatura Comparada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Director del Departamento de Expresión de la Universidad Adolfo Ibáñez, este formato le permite al lector, “no sólo asustarse, sino que modificar el relato original”.

“Actualmente, esto se ha masificado y se ha transformado en una de las formas más representativas del terror popular que transita en la Web”, añade el académico.

Por su parte, David  Roas, crítico literario español, especializado en literatura fantástica, comenta que el público de este tipo de contenidos es “amplio”. “Durante mucho tiempo lo fantástico y el terror fue concebido como algo juvenil, pero ahora no. Es cierto que las habilidades del mundo digital no son tan compartidas, pero esto es más transversal”, afirma.

El fanático: construyendo un nuevo producto cultural

En este contexto, uno de los actores claves de estos relatos es el “fanático”, quien exaltado por una película, un libro o un programa de televisión, es capaz de crear nuevos contenidos culturales. Es decir, el receptor ya no se articula como un ser pasivo, sino que da vida a una nueva creación que puede, posteriormente, difundirse y/o modificarse a través de Internet.

“El creepypasta tiene un impacto cultural y aquí el fans es fundamental. Son el motor de las historias. Incluso, muchos de los relatos son tomados, posteriormente, en plataformas como YouTube o en videos de acción. Por lo tanto, el fans amplía el producto cultural y transforma a personajes como Slenderman en íconos populares”, afirma Jesús Diamantino.

Dentro de este nuevo tipo de relato, también es posible distinguir géneros. Según Diamantino, están los creepypasta donde están presentes los fantasmas o figuras fantasmales, el creepypasta japonés y las creaciones que se desprenden de los juegos de video.

En su opinión, también se pueden categorizar aquellos contenidos que emanan de las series infantiles. El capítulo perdido del Chavo del Ocho o un episodio “maldito” de Bob Esponja formarían parte de esta división.

Sin transgredir los límites 

Estas nuevas formas narraciones han permitido que las leyendas urbanas, que originalmente eran moldeadas a través de la oralidad, se codifiquen a través de las plataformas digitales. En otras palabras, se trata de un nuevo contexto donde el lector no es un fin sino un medio creativo inagotable que no tiene ningún tipo de compromiso editorial. Por ende, es absolutamente libre respecto de sus obras.

En esta línea, Jesús Diamantino señala que el lector no debe confundirse: “Aquí hay que establecer un límite. Se trata de ficciones. Simplemente, debemos disfrutar con la posibilidad de que las historias sean reales”.

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