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Año XVI, 24 de abril de 2024


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Papa insta al respeto de las minorías étnicas como base para la paz

La visita a Birmania de la máxima autoridad de la Iglesia Católica se da en medio de la crisis que vive ese país desde finales de agosto, debido a que más de 600.000 personas de la etnia musulmana rohingya han huido a Bangladesh acusando persecución religiosa.

Claudia Carvajal G.

  Martes 28 de noviembre 2017 19:28 hrs. 
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Previo a su viaje, la Iglesia Católica local pidió al Sumo Pontífice que evitara la mención al término rohingya, rechazado por las autoridades que creen que si Francisco lo usa podría generar violentas protestas de parte de la mayoría budista en el país. El gobierno suele referirse a los rohingyas como “bengalíes” que emigraron ilegalmente de Bangladesh, país que niega que sean sus ciudadanos, por no considerarlos como una etnia.

Ante el presidente birmano, Htin Kyaw y la Premio Nobel de la Paz y jefa de facto del gobierno, Aung San Suu Kyi, con quienes tuvo un encuentro privado, Francisco pidió respeto por las diferencias religiosas, sin nombrar expresamente a los rohingyas. Aseveró que “el futuro de Birmania debe ser la paz, una paz basada en el respeto de la dignidad y de los derechos de cada miembro de la sociedad, en el respeto por cada grupo étnico y su identidad”. En su discurso, hablado en italiano, pidió  “respeto por el estado de derecho y un orden democrático que permita a cada individuo y a cada grupo, sin excluir a nadie, ofrecer su contribución legítima al bien común”.

En su presentación, agregó que “las diferencias religiosas no deben ser una fuente de división y desconfianza, sino más bien un impulso para la unidad, el perdón, la tolerancia y una sabia construcción de la nación”. Además, hizo énfasis en que las religiones “pueden contribuir también a erradicar las causas del conflicto, a construir puentes de diálogo, a buscar la justicia y ser una voz profética en favor de los que sufren”.

Francisco aprovechó su discurso ante Suu Kyi para pedir a la comunidad católica birmana, cercana a  650.000 personas, que no dejen de “perseverar en su fe y a seguir anunciando su mensaje de reconciliación y fraternidad a través de obras de caridad y humanitarias, que beneficien a toda la sociedad en su conjunto”.

 

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