Señor Director:
Si fuéramos todos por igual la causa de la aumentación de la temperatura de la Tierra seríamos quizás más discretos. Si sufriésemos todos por igual las consecuencias de ese aumento podríamos pensar que hay cierta justicia. Sin embargo, como lo sabemos, las premisas precedentes son falsas y los interesados en hacernos creer lo contrario están movidos por intereses bien concretos y mezquinos.
Los principales responsables del recalentamiento son los grandes países de vieja industrialización que tienen niveles de consumo asombrosos y no solamente de sus propios recursos sino que también de los recursos de los otros. A ellos habría que agregar los llamados emergentes –China, India, Brasil, etc- que se han puesto a producir y a consumir casi como los primeros, en particular en lo que respecta a las capas más adineradas de sus poblaciones respectivas.
Pero las diferencias no son únicamente entre los países sino también al interior de ellos y para descubrirlas no es necesario ir mucho más lejos de nuestras fronteras. En efecto , los autos más potentes, los yates y los aviones privados y un consumo particular exorbitante acorde con esos bienes son las características de las capas sociales más afortunadas, como las que tenemos aquí, y para ellas la salud del planeta , y la de sus habitantes, está bien lejos de ser una preocupación prioritaria.
En resumen, la insensibilidad de los ricos, y la inconsciencia de otros que lo son menos , beneficiarios indiscutibles de un capitalismo desenfrenado, nos está llevando rápidamente al colapso aunque éste ya es una realidad para los refugiados climáticos y otros desamparados que el neoliberalismo deja al borde del camino.
No dejemos entonces hacer prosperar el discurso de los impostores que transformando la mundialización y el recalentamiento en un especie de ideología quieren imponer nuevos apremios a quienes viven ya con la espalda curvada para asegurar el bienestar de los ricos.
Dìgamos sí a la defensa de la Tierra y de la Humanidad , pero sin la compañía de los que por satisfacer sus voraces apetitos llevan a una y a otra a su destrucción.
El contenido vertido en esta Carta al director es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.