Señor Director:
Hoy volví a escuchar su radio que piensa. Desde que usted se despidió y no aparece a diario en las mañanas, no tiene sentido escuchar la radio.
Comprendo los motivos, también le agradezco todos estos años, lo escucho desde 1998 aproximadamente, cuando me levantaba temprano para mandar a mis hijos al colegio y a la mayor a la universidad (la menor es periodista). Son todos profesionales ahora. Los crié sola desde que abandoné a su padre por V.I. en 1997.
Usted y su radio han sido mis compañeros.
Agradecida de su labor honesta, de su ética y su gran valentía.
El contenido vertido en esta Carta al director es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.