Con doscientas setenta y ocho páginas, la novela de Agnés y Jesús, con la trascendental historia de su hijo Mariano de por medio, te ponen en un lugar de cuestionamiento poco habitual para alguien con la fe intacta en la Iglesia Católica y todo lo que ella representa; y de paso, muestran que la fe es una experiencia personal donde la valoración tiene directa relación con los sucesos que te rodean.
César B. Fuenzalida
Lunes 1 de abril 2019 10:07 hrs.
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Hay lecturas de largo aliento y otras que te devoras en escasas horas. La misión de Mariano es una lectura que te saca de la zona de confort clásica y te remece para analizar desde un punto de vista muy especial e íntimo el proceso de la fe.
Parece ser mucha información la que rodea las acciones donde se desenvuelven los personajes, pero nada está tan al azar. El manejo del contexto histórico en diversos pasajes, si bien desdibujar el horizonte de la historia central, suman mucho para entender lo que sienten dos padres acongojados por un dolor indescriptible como la muerte de un hijo, en tal o cual escenario.
Hay líneas y personajes de los cuales uno quisiera saber más o entrar más en esas líneas y quizás por ahí podría quedar un poco al debe el relato, pero es en la intimidad que desarrollan Agnés y Jesús, padres de Mariano, donde la riqueza aparece.
Sin duda, es un libro no apto para quienes recién se inician en el proceso de la lectura, puesto que requiere concentración absoluta y constante, de lo contrario, perderá los preciados detalles que entregan algunas conversaciones de los personajes, para ir entendiendo de a poco su psicología.
La misión de Mariano si bien descarna en un llamativo frente a la Iglesia Católica como institución y entidad suprema de la fe para muchos, pierde espacios frente a explicaciones históricas y contextualizaciones que a veces no nos entregan mucho para la intimidad que sin duda cautiva mucho en diversos momentos.
Alejandro Iriarte, escritor de La misión de Mariano, al parecer quiso poner sus vastos y exhaustivos conocimientos de historia y doctrina católica, en pos de alimentar mejor la historia de Agnés y Jesús, algo que muchas veces logra.
Siendo una novela, eso sí, parece estar camuflando un profundo análisis del proceso que todo fiel en la doctrina católica vive cuando siente que no hay explicación para lo que sufre.
Los protagonistas, si bien son la prioridad en el relato, parecen ser secundarios, frente al trascendente análisis que se hace de la forma en que se vive la fe en esta pareja y quienes los rodean.
Con doscientas setenta y ocho páginas, la novela de Agnés y Jesús, con la trascendental historia de su hijo Mariano de por medio, te ponen en un lugar de cuestionamiento poco habitual para alguien con la fe intacta en la Iglesia Católica y todo lo que ella representa; y de paso, muestran que la fe es una experiencia personal donde la valoración tiene directa relación con los sucesos que te rodean.
Como recomendación al lector, el extenso conocimiento de historia y geografía entregado durante muchos pasajes del libro, aunque parezca difícil de digerir, hay que repasarlo, porque algo significan para los jóvenes enamorados. No hay que pensar en el bosque y dejar de ver los árboles, porque justamente acá, son esos árboles el meollo de la historia.
La reseña forma parte del programa de fomento lector #Leesincesar.
Hay lecturas de largo aliento y otras que te devoras en escasas horas. La misión de Mariano es una lectura que te saca de la zona de confort clásica y te remece para analizar desde un punto de vista muy especial e íntimo el proceso de la fe.
Parece ser mucha información la que rodea las acciones donde se desenvuelven los personajes, pero nada está tan al azar. El manejo del contexto histórico en diversos pasajes, si bien desdibujar el horizonte de la historia central, suman mucho para entender lo que sienten dos padres acongojados por un dolor indescriptible como la muerte de un hijo, en tal o cual escenario.
Hay líneas y personajes de los cuales uno quisiera saber más o entrar más en esas líneas y quizás por ahí podría quedar un poco al debe el relato, pero es en la intimidad que desarrollan Agnés y Jesús, padres de Mariano, donde la riqueza aparece.
Sin duda, es un libro no apto para quienes recién se inician en el proceso de la lectura, puesto que requiere concentración absoluta y constante, de lo contrario, perderá los preciados detalles que entregan algunas conversaciones de los personajes, para ir entendiendo de a poco su psicología.
La misión de Mariano si bien descarna en un llamativo frente a la Iglesia Católica como institución y entidad suprema de la fe para muchos, pierde espacios frente a explicaciones históricas y contextualizaciones que a veces no nos entregan mucho para la intimidad que sin duda cautiva mucho en diversos momentos.
Alejandro Iriarte, escritor de La misión de Mariano, al parecer quiso poner sus vastos y exhaustivos conocimientos de historia y doctrina católica, en pos de alimentar mejor la historia de Agnés y Jesús, algo que muchas veces logra.
Siendo una novela, eso sí, parece estar camuflando un profundo análisis del proceso que todo fiel en la doctrina católica vive cuando siente que no hay explicación para lo que sufre.
Los protagonistas, si bien son la prioridad en el relato, parecen ser secundarios, frente al trascendente análisis que se hace de la forma en que se vive la fe en esta pareja y quienes los rodean.
Con doscientas setenta y ocho páginas, la novela de Agnés y Jesús, con la trascendental historia de su hijo Mariano de por medio, te ponen en un lugar de cuestionamiento poco habitual para alguien con la fe intacta en la Iglesia Católica y todo lo que ella representa; y de paso, muestran que la fe es una experiencia personal donde la valoración tiene directa relación con los sucesos que te rodean.
Como recomendación al lector, el extenso conocimiento de historia y geografía entregado durante muchos pasajes del libro, aunque parezca difícil de digerir, hay que repasarlo, porque algo significan para los jóvenes enamorados. No hay que pensar en el bosque y dejar de ver los árboles, porque justamente acá, son esos árboles el meollo de la historia.
La reseña forma parte del programa de fomento lector #Leesincesar.
Hay lecturas de largo aliento y otras que te devoras en escasas horas. La misión de Mariano es una lectura que te saca de la zona de confort clásica y te remece para analizar desde un punto de vista muy especial e íntimo el proceso de la fe.
Parece ser mucha información la que rodea las acciones donde se desenvuelven los personajes, pero nada está tan al azar. El manejo del contexto histórico en diversos pasajes, si bien desdibujar el horizonte de la historia central, suman mucho para entender lo que sienten dos padres acongojados por un dolor indescriptible como la muerte de un hijo, en tal o cual escenario.
Hay líneas y personajes de los cuales uno quisiera saber más o entrar más en esas líneas y quizás por ahí podría quedar un poco al debe el relato, pero es en la intimidad que desarrollan Agnés y Jesús, padres de Mariano, donde la riqueza aparece.
Sin duda, es un libro no apto para quienes recién se inician en el proceso de la lectura, puesto que requiere concentración absoluta y constante, de lo contrario, perderá los preciados detalles que entregan algunas conversaciones de los personajes, para ir entendiendo de a poco su psicología.
La misión de Mariano si bien descarna en un llamativo frente a la Iglesia Católica como institución y entidad suprema de la fe para muchos, pierde espacios frente a explicaciones históricas y contextualizaciones que a veces no nos entregan mucho para la intimidad que sin duda cautiva mucho en diversos momentos.
Alejandro Iriarte, escritor de La misión de Mariano, al parecer quiso poner sus vastos y exhaustivos conocimientos de historia y doctrina católica, en pos de alimentar mejor la historia de Agnés y Jesús, algo que muchas veces logra.
Siendo una novela, eso sí, parece estar camuflando un profundo análisis del proceso que todo fiel en la doctrina católica vive cuando siente que no hay explicación para lo que sufre.
Los protagonistas, si bien son la prioridad en el relato, parecen ser secundarios, frente al trascendente análisis que se hace de la forma en que se vive la fe en esta pareja y quienes los rodean.
Con doscientas setenta y ocho páginas, la novela de Agnés y Jesús, con la trascendental historia de su hijo Mariano de por medio, te ponen en un lugar de cuestionamiento poco habitual para alguien con la fe intacta en la Iglesia Católica y todo lo que ella representa; y de paso, muestran que la fe es una experiencia personal donde la valoración tiene directa relación con los sucesos que te rodean.
Como recomendación al lector, el extenso conocimiento de historia y geografía entregado durante muchos pasajes del libro, aunque parezca difícil de digerir, hay que repasarlo, porque algo significan para los jóvenes enamorados. No hay que pensar en el bosque y dejar de ver los árboles, porque justamente acá, son esos árboles el meollo de la historia.
La reseña forma parte del programa de fomento lector #Leesincesar.
