Durante las últimas semanas el Instituto Nacional ha visto cuestionada públicamente su función y calidad educativa por los diversos hechos de violencia provocados por encapuchados y el amplio despliegue policial que ordenaron las autoridades en respuesta y solución.
Sin embargo, detrás de la estigmatización mediática y social que existe sobre la violencia en el liceo, hay una realidad educativa pocas veces abordada, con posibilidades de aprendizaje que no cualquier liceo público puede brindar en la actualidad.
Además de las asignaturas comunes que cualquier establecimiento debe proporcionar a sus alumnos, como lenguaje, matemáticas, historia o ciencias, el Instituto Nacional cuenta con cerca de 70 actividades de Extensión Educativa. En ellas, realizadas por profesores del mismo liceo o algunos externos que acuden de forma voluntaria, los estudiantes de diferentes cursos pueden desarrollar habilidades y aprendizajes de áreas y disciplinas que no son de común o fácil acceso para los adolescentes.
Academia de Estudios Sociales, Astronomía, de Derecho, Periodismo, Rescate y Conservación del Patrimonio, de Historia y Memoria del pueblo Mapuche, Debate, Orquestas juveniles, coro, Conjunto Folclórico Musical, talleres de Palín, Ajedrez, Tenis de Mesa, Básquetbol, Taekondo Místico, Olimpiadas de Química y Matemáticas, son solo algunas de las opciones a las que los alumnos de séptimo a cuarto medio pueden optar de forma libre.
Juan Pablo Muñoz, representante del Centro de Estudiantes del Instituto Nacional, comentó a Diario y Radio Universidad de Chile que en el alumnado lamentan que la imagen que se proyecta del establecimiento solo se limite a la violencia, y no al esfuerzo que hay por proteger los espacios de formación que se han instaurado.
“Me parece que está mal que se desvíe el foco porque es una manipulación directa, se dice en los medios que se quiere que nosotros vayamos a estudiar y que no es lo mismo que antes, pero no muestran que acá se esfuerzan las diversas academias o los diversos talleres para seguir haciendo sus cosas y eso al final es educarse . Ese es el foco que en realidad tiene el colegio y lo está cumpliendo”, explicó.
El también miembro de la Academia de Debate del Instituto Nacional comentó que, ante los hechos de violencia, las tomas o la intervención de sus espacios educativos, desde las diferentes academias y talleres han buscado nuevos lugares donde realizar sus reuniones, con el objetivo de que la violencia no logre afectar estos espacios de formación que son elegidos por los mismos alumnos.
Respecto del valor que tiene el debate para los alumnos que participan en esta academia dijo que “lo más importante es que puede reforzar la capacidad argumentativa, pero también cambia la opinión que tenemos nosotros. Por ejemplo, en el torneo del primer semestre de debate se daba una tesis y los equipos de diferentes colegios tenían que tener una postura al azar, y a uno le puede tocar algo que no va con tu opinión personal pero tienes que argumentarlo y permite cuestionarse qué es lo que piensas, qué es bueno para mi y para la sociedad, y al final genera que exista un juicio más crítico, más tranquilo, sobre las diferentes problemáticas que hay“.
En el establecimiento también hay una Academia de Derecho y Matías Cruz, alumno de tercero medio y parte del grupo, aseguró que ahí adquieren conocimientos del área tal cual estuviesen en su primer año de universidad. Además, dijo, les permite analizar y discutir la realidad educativa a la que se enfrentan: “El profesor nos intenta poner en jaque, hacer que deconstruyamos nuestra opinión y podamos construir otra, que constantemente estemos en este proceso de reflexión y cuestionamiento sobre la realidad del colegio, él siempre instala esa conversación entre nosotros“.
El estudiante agregó que “existe todavía una gran cantidad de alumnos que sigue este afán de estudiar, de saber muchas cosas, existen más de 70 academias y para la prensa es fácil desviar la atención, pero nosotros intentamos luchar pero con consciencia, eso es lo que se ha reconocido en el Nacional, buscar el diálogo y este año fue más radicalizado el movimiento, pero el estudio se intenta mantener siempre dentro de lo posible. En nuestra realidad el estudio se intenta seguir con las 70 academias, con muchas cosas, el Instituto es muy diverso”.
Por su parte, Esteban Detre, estudiante de cuarto medio y parte de la Academia de Montañismo del Instituto Nacional, señaló que, ante el complejo contexto del liceo, para los estudiantes es mucho más valioso vincularse con este tipo de actividades, pues les permite enfocar su atención en otros temas.
“Esto nos complementa, nos sirve para salir del ambiente turbio del Instituto, de tantos acontecimientos con los encapuchados, es más relajante, estar con la naturaleza, compartiendo con los profesores, uno lo pasa bien, sale de ese ambiente tenso como las pruebas con los mismo profes, ves otra cara de ellos”, dijo.
Los estudiantes explicaron también que para levantar este tipo de actividades extra programáticas la voluntad de los docentes es de suma importancia, pues en muchos casos la invitación por parte de estos es la que juega un rol crucial en motivarlos a aprender sobre áreas que van más allá de la educación convencional.