Recortes en Becas Chile o la pandemia como excusa para la precarización

  • 15-05-2020

“Ante el escenario de austeridad y la necesidad de reorientar fondos, y debido a las urgencias que presenta la pandemia, así como las incertezas que revela el contexto a nivel mundial, se tomó la decisión de suspender aquellos instrumentos de vinculación internacional, que si bien son fundamentales para la actividad académica y de investigación, durante este año, serán inviables” (ANID, 2020). Así comenzaba la nota informativa de ANID (Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo, ex CONICYT) del día 27 de Abril, mediante la cual se comunicaban suspensiones en distintos programas de becas de especialización programados para este año a los postulantes de Becas Chile.

Mediante esta disposición se afectaron diversos programas y concursos como Becas de Magíster en el Extranjero; Becas de Magíster en el Extranjero Áreas Prioritarias; Becas de Magíster en el Extranjero para Personas en Situación de Discapacidad; Becas de Magíster en el Extranjero para Profesionales de la Educación; Beca de Subespecialidad Médica en el Extranjero; y Beca de Postdoctorado en el Extranjero, Beca de Tesis en la Industria, Inserción en la industria y Anillos de Investigación. De acuerdo a la información pública disponible a la fecha, el recorte total en pesos chilenos corresponde  aproximadamente a $12.336.696.173 pesos. Esta cifra es aproximada, ya que hay ciertos presupuestos no transparentados en los informes de CONICYT: por ejemplo, los correspondientes a Beca de Tesis de Inserción en la Industria, Tesis en la Industria y los Anillos de Investigación.

Frente a lo anterior, si recordamos que la inversión en investigación científica por el covid19 anunciada por el gobierno es de $2.300 millones de pesos, veremos que este monto corresponde a sólo un 19% del total recortado y a apenas un cuarto del presupuesto destinado sólo a la Beca de Magister en el Extranjero. Esta política de recortes no es propiedad exclusiva del gobierno chileno, ya que distintas administraciones neoliberales han decidido utilizar la pandemia como oportunidad, en palabras de Naomi Klein (2010) para implantar políticas de austeridad en desmedro de la población. En esa línea, el Ministro de Educación de Brasil Abraham Weinstraub ha dispuesto recientemente recortar en becas y bolsas de estudios “producto de la pandemia”. Con ello ha disminuido el presupuesto en unidades de estudio estratégicas, como el Departamento de Neumología, de la Universidade Federal do Rio Grande do Sul, que vio reducido su presupuesto en un 80% (https://jornalggn.com.br/tecnologia/presidente-criacionista-da-capes-faz-novo-corte-nas-verbas-de-pesquisa/). Esto se ha hecho efectivo también en una reducción de becas de postgrado e incluso en un recorte de presupuesto en las investigaciones sobre covid19 promovidas, en un comienzo, por el propio gobierno (https://educacao.uol.com.br/noticias/agencia-estado/2020/04/04/cortes-na-capes-afetam-pesquisas-sobre-coronavirus.htm). En Ecuador la tendencia es similar, ya que el gobierno ha recortado 98 millones de dólares al presupuesto en educación, afectando severamente a 32 escuelas públicas y universidades politécnicas, aduciendo como justificación la pandemia. Esto le ha valido al gobierno ecuatoriano una reciente denuncia, por parte de la sociedad civil y miembros del profesorado y alumnado locales (https://www.nodal.am/2020/05/docentes-y-estudiantes-presentan-demanda-contra-moreno-por-el-recorte-en-educacion/).

Por el lado contrario, recientemente el Primer Ministro canadiense Justin Trudeau anunció una inversión pública de más de 1.200 millones de dólares en investigación sobre el covid19. Entendiendo que el apoyo a las actividades científicas es parte crucial del enfrentamiento de la pandemia, Trudeau ha anunciado que la inversión para enfrentar al covid19 se acercará al 3% del PIB en su país. Se nos puede decir: Canadá y Chile son países muy diferentes. Sí, son diferentes, ya que Canadá es un país más populoso, su PIB es mayor, pero a la vez, el gasto público de Canadá como porcentaje del PIB es un 15% mayor, siendo este de un 40,7%, frente al 25,4% de Chile. Esta tendencia sólo se revierte si analizamos el gasto de Defensa como porcentaje del gasto público total, donde nuestro país supera al país norteamericano, que posee apenas un 3,12%, frente al 7,41% de Chile.

Lo que interesa proponer aquí es que, contrario a lo que señalan ciertas voces como un “hecho histórico necesario”, la  política de recortes del gobierno no es un acto de súbita solidaridad social y tampoco es la única solución posible, sino que responde al fin de utilizar la pandemia como una plataforma para imponer medidas impopulares y contrarias al bienestar de la población. Medidas que en un entorno diferente serían mucho más difíciles de promulgar sin una resistencia más frontal. Como primer ejemplo de esto: las políticas de recorte en programas de especialización durante la pandemia por parte de Bolsonaro son la extensión de sus políticas de disminución de presupuesto hacia la educación, ya implementadas el año pasado con disminuciones en el financiamiento hacia becas de investigación (https://www1.folha.uol.com.br/internacional/es/brasil/2019/05/el-gobierno-de-bolsonaro-corta-becas-de-investigacion.shtml).

En el caso chileno, la actividad científica ocupa un porcentaje mínimo del PIB (0,38%), se encuentra por debajo del Congo (0.41%) y es cinco veces menor al presupuesto de Defensa (1,9%). Para el caso de Becas Chile, el presupuesto de los programas es casi en la totalidad de los casos cada año menor y esto se expresa, por ejemplo, en el número de becarios por año. Dentro de los programas suspendidos, la Beca de Magister en el Extranjero ha visto reducido su presupuesto desde 2017, ya que se subdividió en tres, pero manteniendo los mismos recursos iniciales. Sin considerar a los postulantes que ingresaron a los otros dos programas añadidos, este programa vio disminuido en un 27,1%  su número de becarios entre 2016 y 2019. Otros programas recortados son el Magister en el Extranjero para Profesionales de la Educación, que vio disminuido en un 21% su cantidad de becarios en el mismo periodo. En el caso del Postdoctorado en el Extranjero, la reducción en el total de becarios fue de 14% en el mismo periodo.

Lo anterior hace evidente el hecho de que la pandemia será el escenario ideal para seguir recortando en los ya precarizados programas de postgrado. Si consideramos el cuarto Objetivo de Desarrollo Sostenible de la ONU, relativo a la educación pública universal, entenderemos que la formación humana debe ser materia prioritaria en la vida de un Estado. En ese sentido y respecto a los recortes en materia de financiamiento a la educación superior la UNESCO hace un llamado a los Estados “para que aseguren el derecho a la educación superior de todas las personas en un marco de igualdad de oportunidades y de no-discriminación como primera prioridad, a través de marcos regulatorios, de financiamiento y de incentivos adecuados, así como de impulsos a iniciativas inclusivas, pertinentes (…) en línea con el propósito principal de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas” (UNESCO, 2020).

Quienes hemos sido afectados por la medida arbitraria de la Presidencia, que una vez más demuestra su torpeza comunicacional y su empecinado autoritarismo, muchas veces somos acusados de individualismo o de actuar en función de ciertos privilegios, cuando reclamamos por la reapertura de los concursos suspendidos para este año. Difícil entender esas presunciones, toda vez que dejamos de ver la educación como un obsequio, entendiéndola ahora como un derecho en pos del crecimiento personal y de una activa contribución social a nuestro país. Se nos puede decir ¿qué importancia social tiene un estudio de postgrado para el país? Frente a ello, investigaciones nacionales recientes plantean que el intercambio intercultural, la adquisición de habilidades blandas producto de la soledad y el aprendizaje de alto nivel influyen positivamente en algunas profesiones y sus desempeños laborales (Armstrong et al, 2014).

Finalmente, el reciente conocimiento de los recortes en el presupuesto de Bomberos, el gasto de $70 millones de pesos en alcohol por parte del Ejército y de 13.900 millones de pesos destinados a cámaras de televigilancia por el Estado son una prueba de que la repriorización de recursos del gobierno no obedece a un criterio de cuidado sociosanitario frente a la pandemia[i] y de que la lucha por la dignidad desde la revalorización de la ciencia y la educación cada vez tiene más sentido.

Para revisar el comunicado de postulantes, becarios y ex becarios afectados por el recorte en Becas Chile, haz clic aquí

https://docs.google.com/document/d/1DubedFFkTv3nzxhCJB0gGwJfaKtLDxyGuEJNHS0TIpU/edit?usp=sharing

Para conocer y sumarte a la campaña

http://change.org/porlosinvestigadores

[i] La justificación oficial de los recortes en programas de postgrado era que los fondos recaudados se utilizarían “con el fin de combatir el avance de la COVID-19, de enfrentar sus impactos y de adoptar medidas que apunten a reducir gastos y financiar programas sociales y sanitarios” (ANID, 2020).

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

Presione Escape para Salir o haga clic en la X