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La mirada incendiada: Un relato “en la medida de lo posible”

Columna de opinión por Dino Pancani
Lunes 12 de abril 2021 15:31 hrs.


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Cada cierto tiempo el pasado reciente es registrado por la industria audiovisual chilena y fruto de ese interés se ponen en circulación memorias que, muchas veces, tensionan los hechos en su sentido y veracidad.

La película La Mirada Incendiada pretende relatar parte de la vida de Rodrigo Rojas De Negri, fotógrafo que, junto a Carmen Gloria Quintana, fue rociado con bencina y asesinado en julio de 1986.

Previo al estreno se publicaron críticas de la familia de Rodrigo Rojas, pues no se les consultó, ni se les hizo partícipes de la construcción del personaje y del contexto íntimo del joven. Asumiendo que la mayoría de quienes vivieron ese episodio, incluyendo a toda la familia De Negri, están vivos y accesibles, resulta incomprensible que la producción de la película señale que hace cinco años le mandó un correo electrónico a la madre de Rodrigo y no hubo respuesta.

Entiendo que Carmen Gloria Quintana tampoco participó de la creación de su personaje y no fue consultada, es decir, la “voz en off” se construye como una ficción sin visos de la realidad, que no se ajusta a su experiencia vital.

A través de los medios de comunicación se ha hecho una pregunta de manera reiterada: las víctimas ¿tienen derechos de autor?, la respuesta es evidente: no, no tienen ese derecho, pues la tragedia no se rige por el derecho de autor: es una desdicha que, a priori, merece ser respetada y acogida, las víctimas directas no pueden ser soslayadas a la hora de crear una obra audiovisual.

La Mirada Incendiada responde a los criterios políticos de la transición a la democracia: negación u omisión del contexto, de la organización gremial como motor de la caída de la dictadura, de la militancia social como opción legítima y nutritiva a la causa democrática, el ocultamiento de los civiles que sostuvieron a la dictadura.

“Son los dueños de Chile”, dice el personaje interpretado por María Izquierdo refiriéndose a Carabineros, frase que reduce la complejidad del periodo, en dictadura Carabineros era lo que es hoy en democracia, el grupo de choque de los dueños de Chile, de civiles que colaboraron con la dictadura y las violaciones a los derechos humanos, recordemos que Francisco Javier Cuadra, secretario general de Gobierno, a pesar de la evidencia rehuyó durante semanas aceptar que fueron los militares.

Pinochet señaló “no quiero pensar mal, pero me da la impresión de que llevaba algo oculto, se le reventó y les produjo la quemazón”; el director de la Posta Central, el Dr. Raúl Guzmán, obstaculizó la atención médica de Rodrigo y Carmen Gloria y los oficiales Pedro Fernández Dittus y Julio Castañer González, son los autores materiales del asesinato de Rodrigo y las heridas a Carmen Gloria. La película no menciona al principal asesino, a sus cómplices civiles y no identifica a los responsables.

Hay una verdad judicial, testigos, evidencia pública y privada de los hechos y todavía existen producciones audiovisuales que insisten en ocultar la identidad de los criminales y sus cómplices civiles, sin embargo, amparados en el cartel: “basado en hechos reales o inspirada en” fisgonean en las vidas de las víctimas y sin pudor las alteran para “mejorar” su producto audiovisual.

La memoria hegemónica que circuló en la transición democrática, a través de los medios de comunicación, el sistema escolar, las autoridades de gobiernos, entre otras estructuras, tiene la característica de volver invisible a las otras memorias, esencialmente la de las víctimas y los luchadores sociales y esta película contribuye con ese propósito.

Rodrigo Rojas Denegri, es hijo de una prisionera política, torturada, exiliada, proviene de una familia comprometida con la lucha antidictatorial, es el contexto que lo motiva a venir a Chile, Rodrigo fue parte activa de la Agrupación de Fotógrafos Independientes, AFI, grupo fundamental en la denuncia de las violaciones a los derechos humanos, la identidad de Rodrigo se asocia al fotógrafo/a comprometido/a, valiente, talentoso/a, ¿cómo contar su historia encubriendo su intimidad política, su militancia social?  Vea la Mirada Incendiada.

 

El autor es Profesor Asistente. Director de la Escuela de Periodismo. Universidad de Chile.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.