En medio de las repercusiones del “partygate” -las desvergonzadas fiestas organizadas en Downing Street 10 durante el confinamiento por la pandemia en 2020 y 2021-, el irregular financiamiento para la lujosa reforma de su residencia oficial, pasando por acusaciones de amiguismo, el desatendido affaire sexual de un alto cargo parlamentario y la nueva crisis que azota a su gobierno por la dimisión de casi treinta de sus ministros en las últimas 24 horas, los escándalos no dejan de crecer en torno a Johnson.
Cargando que tan pesado saco, este miércoles el debilitado premier se presentó ante el Parlamento para defender su continuidad en un cargo donde, con cada hora que pasa, más parece pender de un hilo. Durante la rueda semanal de preguntas en el Parlamento, el político lanzó una caótica defensa de sus logros desde que llegó al gobierno, así como de los problemas que quedan por resolver, especialmente la acuciante crisis por el elevado costo de la vida. “El trabajo de un primer ministro en circunstancias difíciles, cuando se ha recibido un mandato colosal, es seguir adelante y eso es lo que voy a hacer”, afirmó. Posteriormente, el laborista Keir Starmer, líder de la oposición, expresó que la presentación de Johnson ante la Cámara Baja fue un “espectáculo patético en el último acto de su carrera política”.
Más temprano había trascendido parte de la carta conjunta que cinco de los ministros dimitentes de su gabinete le enviaron el martes, donde, entre otros acápites, se lee: “De buena fe, debemos pedirle que, por el bien del partido y del país, se haga a un lado”. No obstante, otros miembros del ejecutivo fieles a Johnson defendieron el balance político de su líder quien, además, descartó ante los parlamentarios convocar a elecciones anticipadas. “Realmente no creo que nadie en este país quiera que los políticos se dediquen ahora a hacer campaña electoral. Y creo que debemos seguir sirviendo a nuestros votantes y ocupándonos de los temas que les preocupan”, afirmó Johnson.
El martes por la noche, los ministros de Salud, Sajid Javid, y de Finanzas, Rishi Sunak, anunciaron casi al mismo tiempo sus respectivas renuncias a raíz de la escandalera provocada por Johnson y su equipo de gobierno. Las renuncias de Javid y Sunak, dos importantes figuras del ejecutivo y el Partido Conservador, tuvieron lugar horas después de que Johnson se disculpara por enésima vez, reconociendo que cometió un “error” al haber nombrado en un importante cargo parlamentario a Chris Pincher, responsable conservador que la semana pasada renunció acusado de tocamientos sexuales, en estado de ebriedad, a dos hombres, uno de ellos diputado. El problema es que anteriormente Downing Street había negado haber sido informado en 2019 de anteriores acusaciones contra Pincher, por lo que el reconocimiento hecho por Johnson de que había “olvidado” tales informes sonó a mera excusa.
Los conceptos vertidos por los ministros y funcionarios que han renunciado en menos de 24 horas van desde “la confianza en el gobierno se ha perdido” de la asistente del ministro transportes, Laura Trott, pasando por “gobierno ensombrecidos por errores y cuestiones de integridad”, como escribió Robin Walker, dimitente ministro de Educación, hasta la contundente Victoria Atkins, quien renunció al Ministerio del Interior afirmando por escrito que “la integridad, la decencia, el respeto y el profesionalismo también importan”. Es justamente el poco respeto suscitado por el primer ministro el que se podría graficar en los dichos de Jo Churchill, quien renunció como ministra de Medio Ambiente, criticando su enfoque de liderazgo como “jocoso y egoísta”.
Lo anterior implica que cada vez se vuelve más claro que el gobierno no puede funcionar dados los problemas que han salido a la luz a raíz de los incesantes escándalos que rodean a Johnson y su ejecutivo. “Los británicos esperan que el ejecutivo se comporte de manera competente y seria, necesitan integridad de parte de su gobierno”, afirmaron para mayor abundamiento los ministros Javid y Sunak una vez renunciados.
Habiendo logrado la más importante victoria conservadora desde Margareth Thatcher gracias a su promesa de realizar el Brexit, el primer ministro cae ahora en picada en las encuestas. Según un sondeo realizado este miércoles por Savanta ComRes, tres de cada cinco votantes conservadores consideran que Johnson no puede recuperar la confianza de la opinión pública y el 72% de los británicos piensa que debería dimitir. Según las encuestas, informa Infobae, una mayoría ciudadana considera al principal y más leal socio de Estados Unidos en Europa como “un mentiroso”.