Mi hermano fue torturado por días y luego asesinado por Carabineros de Chile el 28 de octubre de 1988 junto a Cecilia Magni Camino.
Luego de 15 años y cinco intentos del Estado de cerrar la causa, logramos el año 2003 que se nombrara un Ministro en Visita, siendo designado don Raúl Mera Muñoz, hoy candidato a integrar el Tribunal Constitucional.
Responsabilizo personalmente al Sr. Mera por el manto de impunidad que cayó sobre el horrible asesinato de mi hermano y Cecilia. Lo responsabilizo por re-victimizarnos, agravar el dolor causado a nuestras familias al insistir una y otra vez (6 en total) en cerrar el caso sin culpables y finalmente dictar sentencia a favor de los procesados, teniendo todas las pruebas que acreditaban ambos homicidios producto de las monstruosas torturas de parte de agentes del Estado.
Durante la tramitación de la causa, Mera se negó a procesar a los responsables. Fue de hecho contra su parecer y por petición nuestra y de abogados del Consejo de Defensa del Estado, que la Corte de Apelaciones de Rancagua ordenó, en 2 ocasiones, el procesamiento de los partícipes.
Como familia, presentamos un peritaje del Dpto. de Medicina Legal de la Universidad de Chile, concordante con lo informado por el Servicio Médico Legal, concluyendo que mi hermano y Cecilia fueron brutalmente torturados durante interminables horas (con evidencia histopatológica del SML de, por ejemplo, aplicación de electricidad en el tímpano), hasta la muerte.
Durante el período de prueba el médico Luis Ravanal, pagado por el procesado oficial Carlos Bezmalinovic, presentó un peritaje a la autopsia sin ninguno de los requisitos que la ley prevé para que tuviera valor, que concluyó que tanto mi hermano como Cecilia se habían ahogado.
Tras lo anterior, Mera me comunicó personalmente que él no creía en la tesis de la tortura y asesinato, entonces por existir este ’empate’ entre las tesis de la Universidad de Chile y el Servicio Médico Legal por un lado, y el médico Ravanal pagado por la defensa por otro, iba a comunicarse, según sus palabras, con su amigo el Dr. José Belletti para que decidiese.
Finalmente, su amigo no contradijo el parecer del Ministro, quien decidió, en dos semanas, que ambos se habían ahogado, absolviendo a los acusados.
Junto al Consejo de Defensa del Estado apelamos a la Corte de Rancagua y luego a la Suprema, donde la sentencia definitiva (contrariando a Mera) declara que ambas víctimas sí fueron asesinadas producto de las torturas.
Con mayoría simple se concluye que ninguno de los agentes procesados puede ser sindicado como culpable y siendo la última instancia, no era posible reabrir el sumario.
A pesar de Mera, la verdad histórica del asesinato de Raúl Pellegrin y Cecilia Magni ha quedado establecida. Gracias a Mera, los agentes del Estado que ordenaron y perpetraron el crimen viven impunes.
A 35 años del asesinato de mi hermano y Cecilia, y a 50 años del Golpe Cívico Militar, sería una vergüenza y deshonor para el Estado de Chile que un cómplice de la impunidad en las violaciones a los DDHH como Raúl Mera sea parte del Tribunal Constitucional.
Necesitamos un Poder Judicial que entregue justicia y no impunidad. Fuera Mera y todos los cómplices civiles de violaciones a DDHH.
Carla Pellegrin Friedmann