“Es como el Apocalipsis”, señalaban los testigos, al tiempo que se constataba que ya hay más de 1.000 desaparecidos. Los vientos quemantes bajaban por los cerros y quebradas cubiertos de espesa vegetación tropical, encendiendo largas lenguas de fuego a una velocidad inimaginada como consecuencia de las fuertes ráfagas del huracán Dora, que cruzó sobre el sur del archipiélago de Hawái. Con ese fuerte propelente, las llamas sólo podían avivarse, quemando hasta los cimientos vecindarios enteros en Lahaina.
“Este es el mayor desastre natural en la historia del estado de Hawái”, declaró el gobernador de Hawaii, Josh Green, en conferencia de prensa. Green cree que seguirán habiendo víctimas fatales pues las autoridades no saben cuántas personas están desaparecidas hasta ahora. El gobernador Green agregó que el Estado está luchando para albergar a miles de personas desplazadas y pidió a los hawaianos de otras partes del estado que ofrezcan habitaciones y refugio para los necesitados. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, emitió una declaratoria de desastre mayor para el estado de Hawái. Con ello, el gobierno federal proporcionará fondos de ayuda destinados a los esfuerzos de recuperación estatales y locales.
Mientras tanto, continúa la inspección de los daños en aquellos sectores donde se pueda hacer, ya que ninguno de los incendios ha sido contenido en un ciento por ciento. Además, en Maui fueron abiertos cinco refugios, los cuales se llenaron por completo, según las autoridades.
Una crónica de la BBC de Londres entrega una descripción impresionante acerca del fenómeno, al relatar cómo sobrevivió una mujer y sus tres hijos al arrojarse al mar para no quemarse mientras las llamas los cercaban en el centro de Lahaina. Tee Dang, una sino-americana de Oklahoma que vacacionaba en el idílico lugar con sus tres hijos, se encontraba intentando huir en el automóvil que habían alquilado cuando los vehículos -al menos unos 50 de ellos- que les rodeaban comenzaron a incendiarse y a explotar. Fue cuando, desesperados, decidieron agarrar sus mochilas con comida, agua y teléfonos y correr hacia la cercana playa, internándose en las aguas del Pacífico, como habían visto que hacían otros que intentaban escapar de las llamas que se movían rápidamente, incluidos ancianos que se metieron al océano. “No podíamos hacer nada más, estábamos acorralados” dijo la mujer a BBC News.
Debido a que los automóviles incendiados comenzaron a estallar, se vieron obligados a refugiarse en aguas más profundas, porque los quemantes residuos metálicos y plásticos de los coches salían disparados con cada explosión y llegaban hasta el agua, mientras el cielo sobre ellos era completamente negro pese a estar en pleno día. Fue un calvario desgarrador pues debieron estar casi cuatro horas en el agua, cuenta Tee Dang, Finalmente fueron rescatados por un bombero que los guió a través de las calles en llamas. Al frente de un grupo de unos 15 sobrevivientes, el hombre, con el rostro tiznado por el humo, les dijo: “Ni siquiera sé si vamos a lograrlo en este punto. Solo hagan todo lo que les diga. Si les digo, salten, salten. Si les digo corran, corran”.
El que sólo haya una carretera que lleva hacia dentro y fuera de la ciudad, a quienes logran huir les toma alrededor de 3 horas conducir hacia el este hasta la ciudad más próxima, Haiku. La zona céntrica de Lahaina data del siglo XVIII y está incluida en el Registro Nacional de Lugares Históricos. Por ello, muchas de las casas del casco antiguo de Lahaina están hechas de madera, una forma habitualmente más económica de construir cuando el pueblo servía como importante puerto ballenero. Esto probablemente facilitó la propagación del fuego a casi toda la ciudad, la que se encendió como una antorcha. Aldedor de 14.000 turistas fueron trasladados de Maui a mediados der semana, según las autoridades y otros 14.500 están siendo trasladados desde el jueves, la gran mayoría aún en estado de shock.