Diario y Radio Universidad Chile

Año XVI, 3 de julio de 2024


Escritorio

La polka del perro, de Rodrigo Ramos Bañado: “La literatura de los viejos”

Columna de opinión por Cristian Geisse Navarro
Domingo 2 de junio 2024 15:43 hrs.


Compartir en

La violencia reverbera. Las consecuencias de un genocidio son permanentes. Y jamás aprendemos de las lecciones de la historia. Lo vemos a nuestro alrededor hoy en día, todo el tiempo. Quizás por eso sea más importante que nunca entenderlo y recordarlo. “La Polka del perro” es una novela necesaria, porque profundiza en torno a las reverberaciones de la violencia, los efectos invisibilizados de la tortura y la forma en que las desapariciones siguen y deben seguir presentes.

Fernando es un joven periodista que decide investigar sobre uno de los mitos urbanos en torno al campamento de prisioneros y centro de tortura de Pisagua. Es el caso de Juan Olmos Beltrán, quien comenzó a ser visto –como una aparición– en las calles de Iquique, convirtiéndose hipotéticamente en un sobreviviente de los asesinatos cometidos por militares chilenos. En torno a este eje se trenzan hábilmente una serie de historias que tienen como protagonistas a su familia, dos viejos periodistas de un diario decadente y, por supuesto, el proceso de investigación y pesquisa de “el fondeado”.

Los recuerdos de infancia del protagonista, hijo de un padre ausente, militante del MIR, torturado y exiliado, podrían acercar esta novela a la “literatura de los hijos”. Pero el libro es muchísimo más que eso. La columna vertebral la encarna la investigación sobre el caso de Olmos, un relato crudo, oscuro y cínico, próximo a la novela negra.

Observamos además el ocaso de la prensa iquiqueña, en plena batalla por su supervivencia. Allí, dos viejos periodistas, el “Perro” González y don Alonso, encarnan la decadencia de una generación que se derrumba, retratada sutilmente en sus ruinosas circunstancias personales, en sus casas al borde del colapso y en su progresivo deterioro físico y familiar. Cada uno de ellos personifica a uno de los bandos políticos enfrentados antes, durante y después del Golpe, dando cuenta de esa tensión permanente que sobrevive entre vencedores y vencidos, entre victimarios y víctimas. Podríamos, de hecho, ya comenzar a hablar de una “literatura de los viejos”, triste relato de la que el narrador llama “la generación maltratada” o “la generación ilusa”.

Esta trenza narrativa nos muestra descarnadamente el mundo de la cultura, del fútbol amateur y de los bares iquiqueños con un realismo sucio muy logrado, de consistente verosimilitud, en una trama hábilmente desarrollada en capítulos breves y sólidos, elaborados con maestría y precisión. El texto avanza ágilmente de tal forma que quizás pasen desapercibidos algunos de sus aciertos más sutiles, como por ejemplo la sagaz manera en que se menciona la naturaleza casi híbrida del relato, o sea, la forma en que se cruzan periodismo y literatura, ficción y realidad. Realizar una novela así, sin duda, reviste un importante esfuerzo y, sin embargo, se cumple una máxima del arte literario y de todo arte en general: apenas si se nota el artificio.

En un texto tan cuidado, me sorprende que el número de capítulos sea cincuenta y uno. ¿Por qué no cincuenta, un número cerrado, más acorde a la precisión de sus técnicas narrativas? Quiero pensar que fue a propósito. El libro se editó cuando se cumplían cincuenta años del Golpe Militar, una fecha que pensé era de las últimas oportunidades para la profundidad del daño y repercusiones de ese lamentable episodio de nuestra historia. Después de eso las conmemoraciones posiblemente ya no tendrán la carga simbólica de un número tan contundente, pues sus protagonistas y testigos -como se revela en este libro- comienzan a difuminarse en el aire. Y sin embargo, la violencia reverbera, los efectos de la tortura no se acaban, los desaparecidos siguen presentes y sobre todo debemos mantenernos permanentemente atentos para no volver a repetir la historia. El tiempo seguirá pasando, pero las heridas se mantendrán abiertas. No hay números cerrados en circunstancias así. Este libro da buena cuenta de todo aquello.

Cristian Geisse Navarro

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.