Ante las medidas de gestión de flujo que ha adoptado Metro para enfrentar la alta congestión de pasajeros, los sindicatos de la empresa señalaron diversas complicaciones en el desempeño de su función, las que aseguran, ponen en riesgo la seguridad en el funcionamiento del sistema.
La preocupación de los trabajadores agrupados en la Federación de Sindicatos dicta que la mala situación en que se desempeña el tren urbano genera sobrecargas de trabajo, lo que se suma a la restructuración del sistema y los despidos por evaluaciones de desempeño que sólo este año bordean entre 400 y 500 destituciones.
Este panorama, según el presidente de la federación, Eugenio Arriagada, pone en juego la salud del clima laboral, dado el aumento de casos de licencias médicas por estrés y casos no registrados, lo que afirman, pone en riesgo la seguridad de los usuarios.
“Lo peor de todo esto es que si el trabajador de Metro está estresado, esto se traduce en la seguridad del transporte de pasajeros y es sobre eso que nosotros quisiéramos llamar la atención para el futuro”, acusó Arriagada.
Uno de los aspectos que más agrava esta situación son los despidos, que la empresa ha justificado mediante evaluaciones de desempeño que los trabajadores indican, no tienen motivo legal ya que se basan en necesidades de la empresa.
Frente a esta situación, los trabajadores extendieron un petitorio a la gerencia de Metro exigiendo respeto, seguridad laboral y fin a los despidos “injustificados y arbitrarios”; requerimientos laborales acorde a las capacidades físicas y psicológicas de los trabajadores; y una revisión continua entre la administración y los trabajadores para los procedimientos que buscan mejorar el clima laboral.
El dirigente Eugenio Arriagada dijo que ya se han tenido reuniones “bastante cordiales” con la administración, pero acusó que estas no han tenido respuestas concretas, por lo que no descartan agudizar acciones y posiblemente llegar a paros y movilizaciones.
“La empresa ‘nos escucha’, pero no toma medidas. Nos reunimos con la empresa, pero desgraciadamente la segunda fase de esta acción es la que no ocurre con nosotros. Están las demandas, que se están haciendo por despidos improcedentes, y ahí iremos viendo paso a paso qué va a ocurrir en la medida que vayan desarrollándose las acciones. No descartamos nada, pero tenemos que ir evaluando los pasos que hay que dar”, sostuvo el dirigente.
La sobrecarga de productividad del metro es un hecho reconocido por el ministerio de Transporte, pero no internalizado por la administración de la empresa, por lo que los dirigentes acusan que no se ha sabido identificar dónde generar mejoras y cambios, ante lo que piden mayor participación en la restructuración y toma de decisiones.
Ante las medidas de gestión de flujo que ha adoptado Metro para enfrentar la alta congestión de pasajeros, los sindicatos de la empresa señalaron diversas complicaciones en el desempeño de su función, las que aseguran, ponen en riesgo la seguridad en el funcionamiento del sistema.
La preocupación de los trabajadores agrupados en la Federación de Sindicatos dicta que la mala situación en que se desempeña el tren urbano genera sobrecargas de trabajo, lo que se suma a la restructuración del sistema y los despidos por evaluaciones de desempeño que sólo este año bordean entre 400 y 500 destituciones.
Este panorama, según el presidente de la federación, Eugenio Arriagada, pone en juego la salud del clima laboral, dado el aumento de casos de licencias médicas por estrés y casos no registrados, lo que afirman, pone en riesgo la seguridad de los usuarios.
“Lo peor de todo esto es que si el trabajador de Metro está estresado, esto se traduce en la seguridad del transporte de pasajeros y es sobre eso que nosotros quisiéramos llamar la atención para el futuro”, acusó Arriagada.
Uno de los aspectos que más agrava esta situación son los despidos, que la empresa ha justificado mediante evaluaciones de desempeño que los trabajadores indican, no tienen motivo legal ya que se basan en necesidades de la empresa.
Frente a esta situación, los trabajadores extendieron un petitorio a la gerencia de Metro exigiendo respeto, seguridad laboral y fin a los despidos “injustificados y arbitrarios”; requerimientos laborales acorde a las capacidades físicas y psicológicas de los trabajadores; y una revisión continua entre la administración y los trabajadores para los procedimientos que buscan mejorar el clima laboral.
El dirigente Eugenio Arriagada dijo que ya se han tenido reuniones “bastante cordiales” con la administración, pero acusó que estas no han tenido respuestas concretas, por lo que no descartan agudizar acciones y posiblemente llegar a paros y movilizaciones.
“La empresa ‘nos escucha’, pero no toma medidas. Nos reunimos con la empresa, pero desgraciadamente la segunda fase de esta acción es la que no ocurre con nosotros. Están las demandas, que se están haciendo por despidos improcedentes, y ahí iremos viendo paso a paso qué va a ocurrir en la medida que vayan desarrollándose las acciones. No descartamos nada, pero tenemos que ir evaluando los pasos que hay que dar”, sostuvo el dirigente.
La sobrecarga de productividad del metro es un hecho reconocido por el ministerio de Transporte, pero no internalizado por la administración de la empresa, por lo que los dirigentes acusan que no se ha sabido identificar dónde generar mejoras y cambios, ante lo que piden mayor participación en la restructuración y toma de decisiones.
Ante las medidas de gestión de flujo que ha adoptado Metro para enfrentar la alta congestión de pasajeros, los sindicatos de la empresa señalaron diversas complicaciones en el desempeño de su función, las que aseguran, ponen en riesgo la seguridad en el funcionamiento del sistema.
La preocupación de los trabajadores agrupados en la Federación de Sindicatos dicta que la mala situación en que se desempeña el tren urbano genera sobrecargas de trabajo, lo que se suma a la restructuración del sistema y los despidos por evaluaciones de desempeño que sólo este año bordean entre 400 y 500 destituciones.
Este panorama, según el presidente de la federación, Eugenio Arriagada, pone en juego la salud del clima laboral, dado el aumento de casos de licencias médicas por estrés y casos no registrados, lo que afirman, pone en riesgo la seguridad de los usuarios.
“Lo peor de todo esto es que si el trabajador de Metro está estresado, esto se traduce en la seguridad del transporte de pasajeros y es sobre eso que nosotros quisiéramos llamar la atención para el futuro”, acusó Arriagada.
Uno de los aspectos que más agrava esta situación son los despidos, que la empresa ha justificado mediante evaluaciones de desempeño que los trabajadores indican, no tienen motivo legal ya que se basan en necesidades de la empresa.
Frente a esta situación, los trabajadores extendieron un petitorio a la gerencia de Metro exigiendo respeto, seguridad laboral y fin a los despidos “injustificados y arbitrarios”; requerimientos laborales acorde a las capacidades físicas y psicológicas de los trabajadores; y una revisión continua entre la administración y los trabajadores para los procedimientos que buscan mejorar el clima laboral.
El dirigente Eugenio Arriagada dijo que ya se han tenido reuniones “bastante cordiales” con la administración, pero acusó que estas no han tenido respuestas concretas, por lo que no descartan agudizar acciones y posiblemente llegar a paros y movilizaciones.
“La empresa ‘nos escucha’, pero no toma medidas. Nos reunimos con la empresa, pero desgraciadamente la segunda fase de esta acción es la que no ocurre con nosotros. Están las demandas, que se están haciendo por despidos improcedentes, y ahí iremos viendo paso a paso qué va a ocurrir en la medida que vayan desarrollándose las acciones. No descartamos nada, pero tenemos que ir evaluando los pasos que hay que dar”, sostuvo el dirigente.
La sobrecarga de productividad del metro es un hecho reconocido por el ministerio de Transporte, pero no internalizado por la administración de la empresa, por lo que los dirigentes acusan que no se ha sabido identificar dónde generar mejoras y cambios, ante lo que piden mayor participación en la restructuración y toma de decisiones.
